El temporal de lluvias y vientos huracanados que se abatió sobre Mar del Plata y la zona provocó enormes daños económicos en “El Paraíso”, el Parque Ecológico de Sierra de los Padres: hubo árboles arrancados de raíz y arrojados sobre algunas construcciones; uno de ellos, vetusto y fuerte pese a ser sexagenario, destrozó la tranqueras, paredes y algunas obras escultóricas de la entrada.

Otro, literalmente, hizo añicos la edificación vidriada donde se exponían artesanías, souvenirs, peluches, muñecos de leones, tigres, ovejas, caballos, etcétera. Las pérdidas económicas fueron cuantiosas.

La primera reacción, viendo el arrasamiento, fue bajar los brazos, aceptar ofrecimientos para construir “un eco barrio cerrado”, loteos y otras ofertas millonarias por este que, creemos, constituye un pulmón generador de oxígeno puro, en Sierra de los Padres, con sus tres mil árboles, propiciador de un micro clima que se demuestra con la supervivencia de paltas, guayabos o arrayanes, típicos del trópico y la Patagonia…

No había amainado la tormenta, faltaba para la hora de apertura, y los empleados del “Mini ZOO” fundado hace más de 22 años, comenzaron a llegar como todos los días; no pidieron instrucciones: lo hicieron jefes y subalternos, hombres y mujeres; oficinistas y obreros; cajera, cocinera y auxiliares. Pusieron en marcha las motosierras, tomaron palas, escobas, juntaron restos del desastre y con mucho esfuerzo físico, lo dejaron en condiciones de volver a funcionar. A Mar del Plata y la zona, muchas gracias.

¿Cómo bajar los brazos?. No fue el único gesto: acostumbrados a dar sin pedirle nada al Municipio, la Provincia o la Nación, pese a que venimos asumiendo algunas de las que debieran ser sus obligaciones, nos sorprendimos cuando espontáneamente se hicieron presentes para tronchar árboles, levantar cables, alambres tejidos, etc. empleados y obreros municipales que, por disposición del Sindicato estaban “de paro”; por decisión propia creyeron que la gravedad de la situación ameritaba olvidar los reclamos y cumplir con un mandato solidario.

Nosotros vimos a los trabajadores de Defensa Civil y de la Delegación Municipal de la zona, entre otros organismos comunales, trabajar con ahínco, y desafiando el peligro. Tantas veces criticados, al frente del pelotón laboral, estaban la Delegada de la Sierra, Stella Maris Mariner y el Jefe de Defensa Civil, Rodrigo Gonçalvez; no miraban ni daban órdenes, trabajaban…

No fueron los únicos que nos conmovieron: fue inmensa la cantidad de llamados de amigos, vecinos: todos ofrecerían algo pero esa solidaridad franca, sincera, nos fortificó; “nos recargó las pilas”. Y comprendimos que no defraudamos a nadie: afortunadamente no hubo nadie lastimado, ni la gente ni los animales, chicos y grandes que tienen su hogar en esta auténtica reserva forestal que nació “como eco parque, cuando nadie hablaba de eco parque…¿Cómo agradecer, retribuir, pagar esa solidaridad que no tiene precio económico?
Los mismos empleados, sugirieron la idea: Durante lo que resta de setiembre rebajaremos el costo de la entrada a mitad de precio para que ingresen todos los marplatenses y vecinos de la zona, sin excepción. Y basta de palabras que parecen sensiblerías; la lucha es para los fuertes. Estamos más con más fuerzas que las que teníamos cuando nos sorprendió esa “lluviecita”… Por eso, estando al frente de una Estación de Rescate y Rehabilitación de Animales, grandes y chicos, autóctonos y exóticos, podríamos buscar una sonrisa parafraseando aquello tan famoso: renacemos de las cenizas como “el gato Félix…
Oscar Gastiarena

Director Zoo El Paraíso