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Opinión 6 de agosto de 2021

Una “observación” más

Juan Manuel Rapacioli, presidente del PJ local.

Por Juan Manuel Rapacioli (*)

Pasado un tiempo del cierre de listas y de la criba sucedida luego de la actuación de la Junta Electoral del Frente de Todos, es la intención de este escrito efectuar una observación alejada de los apasionamientos coyunturales. Hay un mensaje claro que el pueblo en su conjunto está dando sobre la democracia en esta instancia electoral y también un dolor manifiesto en el cuerpo militante del campo nacional y popular.

Los números fríos nos indican que en territorio bonaerense 66 fueron las listas observadas; también nos dicen, sin demasiada precisión, que cerca de 200 intentaron presentarse y fueron rechazadas in límine. Y en la otra punta de este mismo abanico ampliamente desplegado hay más de dos docenas de distritos en donde fueron aprobadas de 5 a 2 listas en disputa de territorio.

Para que esta observación no se ciña exclusivamente entre el SI y el NO lugareño me resulta obligatorio señalar las disputas planteadas en todo el territorio bonaerense.

Me pregunto y pregunto: ¿Es falta de representación territorial?, ¿falta de ordenamiento y conducción?, ¿es poca o nula contención? Prefiero no arriesgar una respuesta.

Ahora vayamos al otro extremo de este péndulo. Hay un enorme porcentaje de hombres y mujeres que tienen aversión a la política, que señalan que todo lo político y la política son malos. Hay una carencia de voluntad participativa que va al núcleo mismo de la construcción democrática. Esto no debería tomarse como un dato menor, habida cuenta de que hace apenas dos décadas -que en tiempos vitales puede parecer mucho, pero en tiempos históricos es nada-, que a todo aquel o aquella identificado/a con la política se los corría a piedrazos por la calle.

Obvio que ante el debilitamiento de participación democrática los conglomerados del poder real se fortalecen, ahí donde la alternancia no es una opción.

Permítaseme, a modo de licencia y no de capricho, hacer la suma para intentar abarcar la magnitud de éste fenómeno. Si sumanos a quienes no les interesa en nada la participación política, más aquellos que sí intentan participar y no los dejan, más aquellos que quieren participar y los dejan, aún con cancha inclinada, nos encontramos con un porcentaje muy importante que no encuentra representación.

Este potente mensaje que la sociedad en su conjunto está dando con estas variables, ¿está llegando con claridad a los órganos superiores de conducción? Ante esta pregunta tampoco me animaré a formular una respuesta.

Una observación más: ¿Qué fuerza, qué esperanza, qué ilusión surgirá de éstas cenizas como para que la democracia se fortalezca y no decaiga en representación día a día?

Si la burocracia electoral va a ser puesta al servicio del poder político para repartir el poder entre los que ya lo tienen, profundizarán en el error de querer mandar y no persuadir.

Y otra observación, las PASO, que en teoría son estupendas y en la práctica una desgracia, ¿no fueron creadas para incentivar la participación? Si esto fue así, no estaría sucediendo.

Ante esta diáspora tal vez estamos construyendo una derrota y, lo más seguro, es que estamos ayudando a construir una democracia de baja densidad.

Y como estamos en épocas (al decir de Brecht) en las que hay que aclarar hasta lo obvio, no es con imposición burocrática que las necesidades militantes puedan encuadrarse; es, una vez más, con intercambio de ideas donde la vitalidad del cuerpo militante se renueva.

Y una última observación, la repetida consigna que nos llevó a la derrota en el 2015: “Con los que somos alcanza”. ¿Ya la desterramos o después del 2019 volvió a tener más vigencia que antes?

 

(*) Presidente del Partido Justicialista de General Pueyrredon



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