CERRAR

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Opinión 17 de julio de 2021

Siempre la unidad

Juan Manuel Rapacioli.

Por Juan Manuel Rapacioli (*)

Siempre recordamos, pero en estas épocas recordamos y repetimos aún más, las palabras directrices de Perón: “Compañeros, escuchen al pueblo, sean humildes, en toda época cayeron imperios y reyes, como castillos de barajas. No se cierren, todos los compañeros son importantes”.

No es capricho discursivo, sí es insistencia doctrinaria.

En épocas de tanta intensidad como son los cierres de listas de candidatos y candidatas que nos representen en los cargos electivos, bregamos por la más amplia armonía posible dentro de las lógicas tensiones para que los apasionamientos no rompan los puentes posibles entre los compañeros y las compañeras.

Cierto es que estos reclamos apasionados en más de una oportunidad tienen que ver sólo con la vocación de participar, de intentar obtener más responsabilidades para juntos, con todos y todas, intentar concretar la inconclusa revolución justicialista.

Así como las victorias se construyen, entendemos que las derrotas también se construyen y es obligación de parte del cuerpo militante señalar (sin que esto sea óbice para ser tratado de la peor de las maneras, solo por señalar un punto de vista crítico) el camino de la construcción representativa más amplia posible. También llama la atención que  algunas “indisciplinas” sean señaladas como ataques.

La rebeldía, actitud necesaria, como nos enseñó Evita, dentro del peronismo, parece ser hoy un estigma. Esto es curioso  dentro de un espacio político donde el propio Néstor Kirchner repetía: “No queremos tropas disciplinadas”. Y donde Cristina supo también plantarse. Pero esta curiosidad, increíblemente, sucede.

Motiva este impulso la necesidad de apelar a la inteligencia, sea intelectual o emocional, de aquellos y aquellas que tienen la responsabilidad del armado de las listas que van a representar al Frente. Es sencillo de entender: abrir los brazos lo más ampliamente posible para abarcar y abrazar la mayor cantidad de compañeros y compañeras.

Sería interesante que se suprima la agresión intelectual hacia la militancia que es la repetición, ad infinitum: “que no es tiempo de dar estas discusiones”, porque lo cierto es que, según algunas voces, para la militancia no parece ser nunca el tiempo de la discusión política. O porque no es un año electoral, o porque es un año electoral. Porque estamos con las lógicas restricciones que la pandemia impone, pero en este punto, digámoslo, sin esta dolorosa y trágica pandemia también se repetía que no era el momento de la discusión. Nunca es el momento, aparentemente. Reclamamos amorosamente una actitud de grandeza deseada, para construir como tantas  veces hemos repetido: de la periferia al centro y de abajo hacia arriba. Ya el General Perón lo decía de mejor modo: “Lo único que se construye bien, de arriba hacia abajo, son los pozos”.

Bienvenida sea la actitud rebelde de aquellos y aquellas que reclaman participación. Ese estado de ebullición es justamente el que pulsa el nervio vital de la continuidad del movimiento. No aquellos que ya cansados, llenos de apatía, abrumados por la abulia y por el retumbar del eco silencioso de reclamos que nunca son escuchados abandonaron la lucha.

Tampoco ayudan a la construcción general los obsecuentes, esos que siempre traicionan. Los leales se dan el margen de la crítica, el margen de la tensión que a costo propio pagan por la asimetría de fuerza, pero que motivados por las convicciones, no dejan de reclamar lo que sienten como justo.

Consignas como: “con los que somos alcanza” o “el candidato es el proyecto” nos arrastraron a una derrota en el 2015, de la que aún hoy estamos pagando las consecuencias. Esa mezquina actitud no debe repetirse. Es con todos y con todas. Y sí hemos repetido, en más de una oportunidad, la consigna: “es unidad hasta que duela”. Sería interesante que no siempre doliera a los mismos.

Remarcamos, para aquel o aquella que intente confundir o confundirnos, lista de unidad sin los sectores que reclaman participación, no es lista de unidad, es lista única, lo repetimos, ya se sabe, lista única no es lista de unidad: nosotros bregamos por la unidad.

Quien esto firma nunca tuvo aspiraciones de estar en ninguna lista de representantes en cargos legislativos o ejecutivos. En esta elección la actitud sigue siendo la misma. No levanto la voz en nombre propio, sí siento la obligación de ser la voz de aquellos que con enorme cariño depositaron a través de su voto su confianza en mí para conducir los destinos del Partido Justicialista de General Pueyrredon.

Cierro instando a la construcción de una victoria con la sumatoria de todos los sectores que aún no han sido convocados y deseando desde lo más profundo de mi corazón peronista que la cerrazón no nos lleve a una nueva derrota. Cómo dice nuestro presidente Alberto: “Acá no sobra nadie, todos hacemos falta”.

Enorme abrazo peronista para todos y todas.

 

(*) Presidente del PJ de General Pueyrredon.