El Concejo Deliberante modificó este jueves la Ordenanza General de Cementerios con el objetivo de que, en una pandemia como la del coronavirus, se tenga en cuenta la opinión de los familiares del difunto antes de proceder a la cremación.

El artículo 43° de la ordenanza 12288 establecía que la cremación era obligatoria en los casos de “fallecidos por causa de enfermedades contagiosas, cuando estas se presenten en forma de epidemias”.

Los concejales corrigieron la norma, que sigue estableciendo la obligatoriedad pero siempre que “se acredite su peligro de contagio de no procederse a la cremación” y no haya una “petición expresa de los familiares directos”. En caso de que los familiares se opongan “deberá cumplirse estrictamente con los protocolos emanados desde el Ministerio de salud de la Provincia de Buenos Aires”.

El presidente del Concejo, Ariel Bordaisco, y el concejal del Frente Renovador, Ariel Ciano, pusieron el tema en la agenda legislativa después de leer en los medios una carta abierta publicada el 17 de mayo por el ex candidato a intendente Sergio Fares, titulada “El grito de Irma”.

Aludía al fallecimiento de su madre víctima del Covid-19. “Soy una de esas miles de personas que han sufrido la pérdida de un ser querido en esta terrible pandemia”, señalaba.

En uno de sus párrafos, la nota aseguraba que “lamentablemente, la irracionalidad de este virus y el miedo que generó se trasladó a los lugares de decisión”. Y agregaba: “Las medidas que se tomen también se han tornado irracionales. Que Mar del Plata sea la única ciudad que conozco que no respete la última decisión de una persona, una de las más sagradas, que es la de elegir dónde pasar su descanso eterno, no tiene sentido, más aún existiendo un protocolo provincial que autoriza la elección”.

Recordaba que esa ordenanza “obliga a la cremación de un cuerpo contra el deseo póstumo y sin ningún sustento científico que así lo indique”. Fares manifestaba su “profunda tristeza” por el hecho de que la ciudad a la que ama “no corrija esta irracionalidad” a través de sus autoridades.

“Siempre se está a tiempo de corregir un error. El último deseo, si no genera daños a terceros, no se le niega a nadie. Ojalá Dios los ilumine para corregirlo, si no fuera así, ojalá Dios los perdone. Mamá, te prometo que vas a descansar en paz”, culminaba el “grito de Irma” que, finalmente, fue escuchado.