Alegría, emoción y el deseo de volver a abrazar, sentimientos que se repiten en la vacunación
Los testimonios de los inoculados y los trabajadores de las postas dan cuenta que, mientras avanza la campaña contra el Covid-19, crece la esperanza de volver lentamente a la vida "normal".
Alegría, emoción, el recuerdo de los que ya no están y el deseo de volver lentamente a la vida “normal” está presente en casi todos los testimonios de las personas que reciben la vacuna contra el Covid-19 en las distintas postas que se instalaron en Mar del Plata para hacerle frente a la pandemia.
La esperanza de vencer a un virus que alteró la vida de todos, y que día a día se sigue cobrando víctimas, se palpa en los vacunatorios, donde todas las energías están dispuestas a inmunizar cuanto antes a la mayor cantidad de gente posible.
En la ciudad funcionan 13 postas de inoculación y una de ellas se montó en la sede de IOMA, en la avenida Independencia al 2700, un lugar pensado originalmente para brindar atención relacionada a la cobertura social y en el que hoy se trabaja para empezar a ponerle fin a una pesadilla de alcance mundial.
Al lugar las personas concurren con ganas de contar con una herramienta para enfrentar al Covid, algunos con incertidumbre por recibir una nueva vacuna, y son recibidos por personal dispuesto a organizar a los asistentes y guiarlos en este proceso de inmunización.
Una de estas trabajadoras es Cecilia Ávalo, quien recordó que “al principio” del plan de vacunación se inoculaba a “toda gente grande y ahora hay un poco de cada grupo, sigue viniendo gente grande y también personas jóvenes por las últimas habilitaciones”.
En este marco, Avalo aseguró que está “contenta” y le “encanta” su trabajo, por el fin que tiene el mismo, y recordó que con las primeras inyecciones ella y sus compañeros se emocionaban “mucho”.
Cecilia Ávalo trabaja en la organización del vacunatorio de IOMA.
“Para mucha gente grande esta era su primera salida y había algunos que se sentían muy solos. Después hay gente que viene y te cuenta que por el virus perdió al hijo, que quizás tenía 30 años, y todo ese tipo de cosas son fuertes”, agregó.
Mientras Avalo brindaba estas declaraciones, una colega suya le entregaba un certificado de vacunación a una mujer, Sonia Garrido, de 47 años, quien recibió su primera dosis del inoculante AstraZeneca.
“Es una sensación muy linda. Me anoté, estuve esperando y ahora me voy con el cartoncito re contenta a casa”, dijo Garrido, aunque remarcó que “tenemos que seguir cuidándonos porque hay mucha gente que la está pasando muy mal y muchas familias tuvieron pérdidas irreparables por esto”.
La mujer también dejó lugar para la esperanza y confesó: “Quiero volver a estar con mis amigos, con mis padres que ya son grandes, mis suegros y quiero que mi hijo pueda disfrutar un poco más, él tiene 18 años y también está esperando la vacuna”.
“No tengan miedo, vengan a vacunarse”, concluyó Garrido con un tono maternal.
Sonia Garrido recibió la primera dosis de la vacuna AstraZeneca.
Matrimonio vacunado
En los vacunatorios también se dan situaciones como la de Maximiliano Ravera y su esposa Silvina Grigolatto, ambos de 48 años, quienes se encontraban inscriptos para ser inmunizados contra el coronavirus, pero no les llegó el turno y gracias a la vacunación libre pudieron ir juntos a recibir la inyección.
“Era algo que esperábamos porque necesitamos volver a todo lo de antes”, manifestó Grigolatto y agregó que tras recibir la vacuna se siente “un poco más segura” ante un “riesgo que siempre está”.
En este marco, aseguró que desea que “vuelva todo a la normalidad” porque extraña “mucho el abrazo” de amigos y familiares.
“Estoy re contenta”, confesó la mujer tras la aplicación y llamó a todos a que “se vacunen”. “Duelen más otras cosas que una vacuna”, remarcó.
Por su parte, Ravera agregó que es “una emoción” recibir la vacuna, le agradeció al gobierno y aseguró que echa de menos “la libertad que uno tenía antes: el poder elegir a donde ir, poder salir a comer algo, ir a un cine, al teatro, a una cancha de fútbol con gente, ir a ver Peñarol. Cosas que eran habituales y desaparecieron”.
Silvina y Maximiliano recibieron juntos la vacuna contra el Covid.
Escudo para los que cuidan
Mientras se desarrolla la campaña de inmunización, el personal de salud sigue atendiendo a los contagiados y un trabajador de ese sector vital es Ezequiel Villarroel, de 31 años, quien se acercó a la posta a recibir su segunda dosis.
“Esto me da más tranquilidad por mí y por los demás. La atención fue muy buena. Conozco mucha gente que la ha pasado mal, otros que ya no están, por eso la importancia de la vacunación”, resaltó.
Por otra parte, indicó que “hay mucha gente que opina de la vacunación sin saber, sin tener estudios ni dedicarse a eso”, por lo que llamó a “confiar” en “la única herramienta que tenemos para protegernos entre nosotros”.
“Extraño la vida normal, el poder juntarte y abrazar a tus seres queridos”, confesó por último el trabajador de la salud e instó a todos a “vacunarse y tirar para adelante”.