De manera inesperada, el personaje Oliver -que sus seguidores rebautizaron rápidamente Oliverio– llegó a París, Francia. Y lo hizo casi solo, o mejor dicho ayudado por el poder de las redes sociales y por el frenesí de un público que, en plena pandemia, encontró en el dibujo de este señor y en todo lo que le tocaba atravesar, una manera de exorcizar los dilemas que impone este tiempo.

Francisco “Paco” Olivo, el autor de Oliver, aún no lo puede creer. Una selección de la serie de dibujos protagonizado por este hombrecito pudo verse durante un mes en una exposición que se realizó recientemente en París. Fue en la galería de arte On Of, bajo la curaduría de la argentina María Cosatto, junto a artistas europeos.

Oliverio, un personaje de la pandemia que trascendió la frontera. 

Y tras ello, Olivo trabaja en la edición de un libro que recopilará los ciento doce dibujos aparecidos en su cuenta de Facebook durante dieciséis semanas, uno por cada día, siempre en blanco y negro. A veces, el personaje vivía situaciones cotidianas, otras se presentaba de manera más onírica, también apareció enmarcado en sociedad. Nunca se lo vio con barbijo, sin embargo las marcas de la pandemia son un eje imposible de soslayar en toda la serie.

Siempre, los dibujos llevaron a la reflexión, en un contexto que puso de manifiesto temas como la soledad, la angustia, el encierro, la depresión, la incertidumbre y la solidaridad, entre tantas otras emociones.

Olivo lo sabe. Sus dibujos están entrelazados con el contexto: se entienden desde la perspectiva de la pandemia que vive el planeta y, desde esa misma mirada, también se potencian. Por eso, el mote de “personaje pandémico” no le sienta mal a Oliverio.

En Facebook, “la gente se enganchaba y opinaba de todo, a veces decían cosas diferentes a partir del mismo dibujo –dijo Olivo-. Como propósito tenía no poner barbijos ni camillas (en las ilustraciones), solo concentrarme en la emoción que provocaba independientemente del entorno y lo que genera esta situación en el corazón de la gente”.

La fuerza de esos comentarios despertó en el autor la necesidad de que también fueran parte del libro que maqueta junto a Eudem, la editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es que Olivo es docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad local.

“La banda que opinaba me mantuvo en la parte más dura de la pandemia, fueron una salvación anímica. Y Oliver dio pie a que la gente pudiera manifestarse, fue un lazo de comunicación en un momento muy difícil”, agregó y señaló que la serie terminó de hacerla en diciembre de 2020, aunque el personaje sigue dispuesto a ofrecer otro enfoque sobre la noticia.

“Lo sigo dibujando, pero no lo seguí publicando. Mi idea es sostener al personaje para que pueda canalizar otras cosas que ocurren en la sociedad que son tan graves como la pandemia, por ejemplo esto de la grieta histórica. Empecé a potenciar eso: cerebro versus corazón, paz versus guerra, oposiciones que tienen que ver con la construcción de la conducta social de la gente”, enfatizó a LA CAPITAL.

El recorrido de Oliverio superó su expectativa, aunque el autor aclaró: “En realidad, no tenía expectativas, sólo divertirme y que fuera un puente de comunicación”.

Entre los elogios, recibió uno muy especial: el de María Verónica Ramírez, artista plástica, dibujante y productora de “Caloi en su tinta”. “Fue una cosa inesperada”, repitió el docente marplatense sobre el éxito de su pequeño hombrecito y las repercusiones que alcanzó, pantalla mediante.