Desde Río Cuarto, provincia de Córdoba, Joaco Amor vive por y para la música. El arte siempre estuvo presente en su familia, en su vida, como diversión y también como trabajo. Para él fue natural dedicarse a eso y a los 17 años fundó su primera banda “En la punta de la lengua”, con la que grabó dos discos.

Pero este año, como parte de una búsqueda personal y de compromiso con la música, decidió lanzarse como solista, presentando primero “Deshielo” y, luego, “Arte”.

Estas producciones, con letra y música de Joaco Amor, cuentan con la participación de músicos invitados como Cristian Borneo (baterista de Chano), Lucas Kocens (bajista de Ella es tan cargosa), Mavi Leone en coros y German Wiedemer (Andrés Calamaro) en pianos, hammond y sintetizadores.

Los trabajos, acompañados por cuidados y bien producidos videos, cuentan historias, sentires que surgen tanto de la profundidad de su introspección, como de la aguda y permanente observación. “Todo el tiempo estoy atento a lo que está pasando alrededor a ver si puedo robarme una idea para una canción”, sostuvo en una charla con LA CAPITAL.

Sus temas no solo son escuchados por el público argentino, sino que han llegado a México, España e Italia. Se trata de una proyección “inesperada”, que lo llena de expectativa, pero que no lo aleja de su principal objetivo: seguir trabajando en canciones. Actualmente se encuentra preparando la salida de los próximos singles y trabajando en la pre producción de su próximo disco.

– ¿Cómo fueron tus primeros pasos con la música y cuándo supiste que era a lo que te querías dedicar profesionalmente?

– Creo que todo empezó como un juego. En mi casa siempre hubo mucha música así que crecí rodeado de instrumentos. Las canciones de nuestro rock nacional clásico estaban muy presentes, creo que me marcó de alguna manera. Si hago memoria, me veo tocando el piano o la guitarra, jugando. Nunca me detuve a pensar si quería hacerlo de manera profesional. Tengo un respeto y un compromiso muy grande con las canciones y el oficio, por lo que creo que fue algo innato lo de querer darle mi vida a la música.

– Deshielo y Arte, tus temas de esta nueva etapa solista, además de sus componentes musicales, cuentan una historia. ¿Es también tu intención compartir pequeñas historias en formato de canción?

– Sí, me interesa mucho la parte lírica de una canción. Le presto atención e intento ser exigente y auto crítico con lo que voy a cantar. Busco la sinceridad para sentirme cómodo con lo que estoy diciendo, me es más fácil defenderlo. Me gustan las historias, también hay mucho de introspección y reflexiones de lo que uno va experimentando. Todo el tiempo estoy atento a lo que está pasando alrededor a ver si puedo robarme una idea para una canción.

– Podría decirse que están cambiando las formas de expresar el amor, el romanticismo. ¿Te ha influenciado eso a la hora de componer, de expresarte?

– Seguro que sí. Las canciones, el arte está atravesado por la cultura. De alguna forma, al momento de escribir, aparece en las palabras. El amor, en todas sus facetas, es un tema muy inspirador para componer, siempre lo fue. Creo que es lindo refugiarse en esas poesías tan compañeras y que no discriminan a nada ni a nadie.

– ¿Qué otras cosas te inspiran? ¿Vivencias personales? ¿Observación?

– Me gusta esa frase que dice “que la inspiración te encuentre trabajando”. No lo veo como estar en un sillón tocando y que salga una canción, o probablemente sí. En mi caso, estoy todo el tiempo intentando componer una canción. En la calle, en mi casa. Creo que ser perceptivo me ayuda mucho a escribir. Y vivencias personales sí o sí, las canciones, de alguna manera, hablan por mí.

– ¿Cómo has recibido la repercusión de tu trabajo en medios de España y México o inclusive en MTV Italia? ¿podría derivar en giras?

– Una alegría doble porque nunca me imaginé que tuviera esa recepción. Es imposible dimensionar donde a uno lo están escuchando. Perder el control en ese sentido es muy lindo. Ojalá que la música me lleve a conocer gente y países, sería increíble. Ahora lo que toca es seguir trabajando en canciones para salir a tocar cuando se pueda volver un poquito a la normalidad.