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La Ciudad 20 de junio de 2021

Un mensaje conciliador en medio del fuego cruzado por las clases

Kicillof evitó confrontar con Montenegro. La polémica por la presencialidad la animaron sus funcionarios. Y la vuelta de cines y teatros le dio un nuevo argumento a los descontentos. Mientras, el armado de listas empieza a concentrar la atención.   

Axel Kicillof, el viernes, al terminar el acto en Gesell. Atrás, el intendente Gustavo Barrera, crítico de Montenegro.

Por Ramiro Melucci

Axel Kicillof dirigió los proyectiles más potentes de su artillería a Mauricio Macri. A casi de 30 días para el cierre de listas, ni la fuerte controversia por las clases presenciales con Guillermo Montenegro y otros intendentes de Juntos por el Cambio lo sacó de su eje, que además de apuntar contra el ex presidente tiene el propósito de exhibir el plan de vacunación y las obras públicas que se pusieron en marcha en la provincia.

En la tierra amiga de Villa Gesell, donde gobierna el siempre crítico de la gestión marplatense de la pandemia Gustavo Barrera, el gobernador optó por no avivar las llamas que ya otros habían agitado en su nombre. “Estamos muy cerca” de volver a la presencialidad en Mar del Plata, dijo en una entrevista con LA CAPITAL. E interpretó la postura crítica de Montenegro como una consecuencia lógica de las hostilidades instigadas por los referentes nacionales de la coalición opositora.

El combate ya lo habían dado en la semana sus generales. El jefe de Gabinete, Carlos Bianco, que mandó a clases de matemáticas a los intendentes quejosos (“tal vez no saben dividir”, dijo) y el viceministro de Salud, Nicolás Kreplak, que los acusó de haber adoptado un comportamiento de negar la pandemia.

Junto a la andanada de críticas hubo una explicación. En privado la dio Bianco y en público la subsecretaria de Gestión de la Información del Ministerio de Salud, Leticia Ceriani. Puntualizó que, para obtener la incidencia del conurbano (es decir la cantidad de casos cada 100 mil habitantes) se contabilizaron los contagios según la fecha de inicio de síntomas. “Que es –aclaró– una de las formas posibles de contar los casos”.  Otra es contemplar desde el momento en que fueron confirmados por laboratorio o criterio clínico: es el método que sigue la Municipalidad en su parte de cada noche.

Para algunos especialistas, la forma de medir que eligió la Provincia puede, en determinado momento, arrojar un número menor porque los síntomas suelen informarse con una demora de entre cuatro y cinco días. Valentina Viego, docente investigadora de la Universidad Nacional del Sur (con sede en Bahía Blanca, la otra gran ciudad del interior que quedó en fase 2) puso un ejemplo contundente: el 13 de junio ese municipio informó 201 nuevos casos, pero nadie había empezado con síntomas ese día.

A Montenegro no le convenció ninguna explicación de la Provincia. A más de una semana del anuncio del regreso de la presencialidad en el conurbano, sigue pensando lo mismo que en el primer momento: que hubo discriminación. El coordinador de Gabinete, Alejandro Rabinovich, argumentó con la publicación de un listado de localidades que habrían pasado a fase 3 sin que le dieran los números. Nadie lo desmintió.

El Frente de Todos local le esquivó a la controversia. Pero varios de sus dirigentes hicieron notar por lo bajo que el descenso de casos del que se ufana el municipio se logró sin clases presenciales. “Porque lo demás estuvo siempre todo abierto”, completaron. El cuestionamiento está vinculado con la recomendación de Bianco a los intendentes de que hagan cumplir la normativa para que bajen los contagios. Le hablaba a Montenegro.  

 

A Montenegro no le convenció ninguna explicación. A más de una semana del anuncio del regreso de la presencialidad en el conurbano, sigue pensando lo mismo: que hubo discriminación 

 

En medio del fuego cruzado entre el municipio y la Provincia emergió la decisión del Gobierno nacional de habilitar los cines y teatros en las zonas de alarma epidemiológica y sanitaria. Leída en La Matanza, en Quilmes o en Florencio Varela, la noticia tiene su coherencia. En esos distritos las clases presenciales volvieron el miércoles. No es descabellado que regrese el entretenimiento. Leída en Mar del Plata o Bahía Blanca, la novedad adquiere otro cariz.

La disposición, que el Gobierno bonaerense no tardó en adaptar a su normativa, pone en aprietos la continuidad de la suspensión de la presencialidad en el interior bonaerense. Aunque la circulación que generan los espectáculos no es ni por asomo la de los establecimientos educativos, causa la sensación de que las prioridades han quedado invertidas en esta porción del mapa provincial. Los padres y madres que pugnan por la vuelta a las aulas hallaron en aquella contradicción nuevos motivos para profundizar su descontento.

Mientras, empiezan a mirar a la Justicia con más expectativas. Primero porque la jueza Gabriela Judit de Sabato otorgó la cautelar solicitada por el colegio Northern Hills. Y segundo porque el amparo colectivo de los padres organizados recayó en el juzgado de Alfredo López, públicamente enfrentado con el Gobierno por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.   

Las escenas de pugilato mediático por las clases dejaron en segundo plano la coincidencia de Montenegro con Fernanda Raverta en la audiencia pública por la urbanización de Villa Evita, que demandará en una primera etapa una inversión del Gobierno nacional superior a los $ 250 millones. El testigo privilegiado del encuentro virtual fue el ministro de Hábitat, Jorge Ferraresi, que encabezó la jornada con la titular de la Anses.

 

La vuelta de los cines y los teatros en zonas de alarma epidemiológica y sanitaria genera la sensación de que las prioridades han quedado invertidas en esta porción del mapa provincial 

 

Raverta venía de revelar que prefiere continuar en el organismo previsional antes que ser candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, pero no de desestimar una posible nueva candidatura a intendente. Por lo pronto, la nómina legislativa del Frente de Todos en la provincia podría ubicar en primer término a otra mujer: la presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz.

En Mar del Plata y la sección las listas del Frente de Todos tendrán el sello de Raverta. Dos nombres de su máxima confianza despuntan para encabezarlas: la local, la concejala Virginia Sívori; la de senadores por la quinta sección electoral, el jefe regional de la Anses, Pablo Obeid. El segundo lugar de la nómina de concejales está reservado para un hombre de Sergio Massa, con las miradas puestas en Ariel Ciano y Juan Manuel Cheppi, mientras que detrás tendría un sitio la administradora general de Punta Mogotes, Mariana Cuesta.

Montenegro suele compartir agenda con el secretario de Desarrollo Productivo, Fernando Muro. Es el candidato más firme para liderar la lista de ediles del oficialismo local, pero en el entorno del jefe comunal tampoco descartan un plan B con la titular de Salud, Viviana Bernabei. La Coalición Cívica, con la concejala Angélica González, y el radicalismo, con el presidente del Concejo, Ariel Bordaisco, tendrán lugares claves en la nómina.

El jefe comunal eligió para la quinta sección a Rabinovich, pero el armado final está supeditado a cómo terminen de repartirse los naipes de la interna nacional de Juntos por el Cambio. La aparición en escena del neurólogo Facundo Manes de la mano de un radicalismo unido trastocó los análisis preliminares que se hacían en el PRO, donde parecería un hecho el salto a la provincia del vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, enrocado con la ex gobernadora María Eugenia Vidal.

Gustavo Pulti también aguarda novedades. En su caso, de la candidatura de Florencio Randazzo, que ya anticipó la intención de su nuevo espacio político de competir en las legislativas de este año pero con la mira puesta en 2023. El ex intendente observa las elecciones de medio término con el mismo prisma. Sabe que lo importante se dirime dentro de dos años, pero que en noviembre tendrá una oportunidad inmejorable para fortalecer el bloque de Acción Marplatense en el Concejo, donde ninguno de sus dos ediles debe renovar la banca.

Harto de la grieta, de los análisis binarios y hasta de que lo tilden de oficialista por los votos de sus concejales para no entorpecer la gestión de Montenegro, en los últimos días le oyeron zanjar una discusión política con una frase que anticipa sus pasos: “A nosotros ni nos diseñó Durán Barba ni nos inventaron en Olivos”.



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