El fiscal solicitó que hombre que mató al policía en su casa recupere la libertad
La resolución que debe tomar la Justicia de Garantías podría efectivizarse en las próximas horas. El abogado defensor de Amílcar Morán, Martín Bernat, había hecho el pedido para que cesara la detención en vistas de que "no se encuentran reunidos los requisitos necesarios para el dictado de la prisión preventiva". De todos modos seguirá imputado por el homicidio de Diego Rozales.
El hombre que mató al policía Diego Rozales (30) en su casa del barrio Jardines de Stella Maris podría recuperar la libertad en las próximas horas luego de que el fiscal Alejandro Pellegrinelli acompañara el pedido del cese de la detención presentado por la defensa.
En el planteo que había realizado el abogado defensor de Amílcar Morán, Martín Bernat, solicitaba que cesara la detención ya que, a su entender, “no se encuentran reunidos los requisitos necesarios para el dictado de la prisión preventiva” y agregó que “no existen elementos de convicción suficientes ni indicios vehementes para sostener la existencia de responsabilidad penal” en la muerte del policía.
Para Bernat, Morán “ha actuado en todo momento bajo un patente error de hecho invencible, constituyendo la configuración del denominado error indirecto de prohibición -sobre la falsa creencia de la existencia de circunstancias objetivas de justificación- que le quita toda culpabilidad penal sobre el acto realizado-. De esa forma, las circunstancias del hecho ocurrido han provocado que mi asistido entienda que resultaba víctima de un robo en su hogar por parte de personas que irrumpieron en su domicilio, munidas con armas de fuego, y efectuando disparos en su interior. Razón que entendió que podía defenderse, siendo su error absolutamente excusable”.
El abogado defensor, en su planteo, sostiene que la forma en que Rozales y su compañero ingresaron a la vivienda de Morán, mientras perseguían a unos adolescentes que salieron de una fiesta clandestina, se trató de una “una intromisión ilegal de domicilio”. “En la persecución indicada, lo niños se introdujeron en el domicilio de Morán. De forma inentendible, injustificable y totalmente reprochable, la victima de autos y el resto de sus compañeros irrumpieron irracionalmente por la fuerza y a impactos de bala en el hogar”, remarcó.
“Frente a los principios policiales de utilización exclusiva de la fuerza mínima e indispensable y del uso de armas de fuego como último recurso in extremis, estamos en presencia de un despliegue sumamente aventurado, violento, armado y belicoso”, expuso Bernat al solicitar el cese de la detención.
Luego de la presentación realizada por el abogado defensor, el fiscal Pellegrinelli solicitó a la Justicia de Garantías el cese de prisión de Morán y su inmediata libertad, la que podría concretarse en las próximas horas.
Una fiesta clandestina que terminó en tragedia
Los hechos ocurrieron el domingo 16 de mayo a la madrugada, a raíz de una fiesta clandestina ocurrida a la madrugada en Jorge Newbery y Pesquero Narwal. Dos patrulleros de la comisaría quinta fueron hasta el lugar y al llegar aseguraron ver a un grupo de entre 100 y 150 jóvenes que rodeaban un auto, que parecía ser un remís o taxi y que, por el momento, no pudo ser identificado.
Al ver llegar a la policía, lo jóvenes se dispersaron y los dos patrulleros persiguieron a un grupo reducido, de 15 adolescentes, que escaparon por la calle Narwal y luego doblaron por un sendero oscuro que atravesaba la manzana, por el que no podían pasar los patrulleros. Los policías, entre ellos Rozales, persiguieron a pie a los adolescentes, quienes al salir del sendero que desemboca en la calle Pesquero Quo Vadis se metieron en una casa.
La secuencia fue advertida por los policías, quienes amparados en que estaban ante un delito en flagrancia, siguieron a los adolescentes hasta el interior del lugar.
Una vez dentro de la casa, los policías se habrían identificado y ejecutado la voz de alto. Al ser ignorados, el policía que acompañaba a Rozales disparó con la escopeta anti disturbios y los perdigones impactaron en la pared y techo. Según fuentes oficiales, también habrían disparado con un arma reglamentaria y, de hecho, en las pericias se encontró una bala de esas características en el interior del lugar.
En medio de este caos, el dueño de la vivienda, Amílcar Morán (69) se despertó e instintivamente tomó la pistola Luger 9 milímetros -sin registrar- que guardaba cargada y efectuó un único disparo, según explicaría luego en su declaración, para defenderse de un supuesto robo.
Esa bala impactó en Rozales: ingresó por su axila sin que la pudiera detener su chaleco antibalas y lo hirió de muerte.