Jorge Fernández Díaz: “Nunca esperé ser un escritor político”
Publicó "Una historia argentina en tiempo real" , un libro voluminoso que supera las mil páginas. Aparece el relato personal, sus artículos más rutilantes, la necesidad de contar el país y de responder a lo que llamó "el mega relato kirchnerista".
“Yo creo que este libro es la consolidación de algo que yo nunca esperé ser, yo nunca esperé ser un escritor político, no estaba en mis planes serlo”, señaló Jorge Fernández Díaz sobre “Una historia argentina en tiempo real” (Planeta), un libro voluminoso, de mil treinta y seis páginas, que lleva de subtítulo: “Apuntes sobre la colonización populista y la resistencia republicana”.
En él, el columnista recopila gran parte de los textos que publicó en el diario La Nación en los últimos diez años. Además, suma una crónica personal en que la cuenta por qué se alejó de las filas del peronismo y un capítulo final donde reflexiona sobre el articulismo de ideas, un género del periodismo que combina el estilo literario, la actualidad más los temas de la cultura contemporánea, desde el cine hasta a la anécdota histórica.
El campo de la escritura de artículos se abrió en su trayecto periodístico al heredar la labor de Mariano Grondona, el periodista que lo antecedió en ese rol y en ese diario, contó en una entrevista con LA CAPITAL. Para ello, no dudó en “volver a estudiar”, dijo.
“Me di cuenta de que para abordar esa tarea profundamente debía volver hacia mi biblioteca: releer lo que había leído entre los 20 y los 30 años, cuando me enfoqué en la lectura política, leer sociología política, historia de los ’70, historia del peronismo. Fue un viaje fascinante”.
La tapa del libro que publicó Planeta.
Si ésa fue la motivación externa que lo arrimó a las costas de los artículos y de este extenso libro, otro motor más personal y visceral también encendió su escritura. Y ese empuje se vincula con el acercamiento al kirchnerismo que tuvo en el pasado y con su alejamiento inexorable y absoluto, en la actualidad.
Por eso señaló: “Este libro es una respuesta a ese mega relato kirchnerista, a cómo se armó, eso lo entendí después de haber vuelto a mi biblioteca”.
El autor de novelas como “Mamá”, “La logia de Cádiz” y de la saga de las historias de Remil, confesó haber transitado “esas seis o siete vetas que construyen el kirchnerismo”. Y entre ellas mencionó: “El nacionalismo de izquierda, el peronismo, el ultragarantismo, el feudalismo provincial y una serie de experiencias que yo experimenté ardorosamente”.
“Las estudié, viví en ellas y me fui desilusionando, me fui yendo después de dolorosas autocríticas, tuve que cambiar de idea”, un proceso que describió como “una de las cosas más interesantes, dolorosas y difíciles” que puede vivir una persona. “Creo que el nacionalismo se cura viajando y se cuya leyendo”, teorizó.
“Este es un libro, al final de todo, muy desgarrador, porque a mi me duele la Argentina, es así se simple”, contó el escritor, quien a pesar del éxito de sus libros y del sitial que ocupa –es parte de la Academia Argentina de Letras-, no olvidó sus orígenes. “Yo soy hijo de la inmigración, hijo de la pobreza de la posguerra civil española”, se definió.
Siempre con el país en el horizonte de su imaginario, agregó: “Me duele mucho que hayamos caído tanto y que estemos llenos de una serie de asuntos que nos impide desarrollarnos. Yo podría vivir en otro sitio, pero la Argentina tiene algo muy importante para mi, a medida que estuvo amenazada. Y este libro intenta crear una épica republicana, algo que es muy criticado incluso en gente que vota contra el kirchnerismo, porque les parece que la palabra ética es romántica, que no corresponde, yo creo que hasta que no haya una épica de la democracia verdadera, la democracia se la vamos a regalar a los populismos y ese es un problema muy grande”.
El escritor entendió que la fractura que se vive entre argentinos y argentinas -la llamada grieta- fue una idea del ex presidente Néstor Kirchner. “La grieta es un proyecto que busca una autocracia y una autocracia es un proyecto de a uno”, definió. En ese sentido, expresó: “El proyecto de Cristina Kirchner es ‘para cambiar las cosas hay que tener todo el poder’ y para eso hay que tener el poder judicial, el poder de los empresarios amigos… lo que se hizo en Santa Cruz. Esta es la idea de un partido único”. En contra de ese concepto, bregó por la aparición de un “peronismo republicano”.
No obstante, entendió que la polarización actual responde a un fenómeno que llamó “las dos almas” de la Argentina, una definición que tomó prestada del poeta español Antonio Machado cuando se refería a las dos almas de España.
“También hay dos Argentinas, una Argentina un poco más endogámica, eso de vivir con lo nuestro, más Estado que mercado. Pero hay otra Argentina más cosmopolita, más competitiva, eso de venderle al mundo, con más mercado. Y esas dos almas son reales y creo que tienen que convivir, no hay forma de que un alma domine o someta a la otra, creo que las dos almas pueden converger en una democracia de alternancia, con políticas de Estado acordadas, donde a veces gobierne uno y a veces gobierne otro, porque se necesita mercado, se necesita Estado, se necesita exportar y traer inversiones. Las dos cosas se necesitan de manera armoniosa”, opinó. “No creo que unos argentinos tengan que ser sometidos por otros”.
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