Por José Félix Calabrese
El día 30 de mayo de 1971 se inaugura el Hospital Privado de Comunidad. Todo comenzó un 14 de abril de 1965, cuando se constituye la Fundación Médica de Mar del Plata (FMMP), integrada por un grupo de profesionales que habían impulsado la reforma hospitalaria. Oportuna circunstancia para recordarlos: los doctores Ernesto Brik, Julio Genaud, Omar Aretta, Horacio Gonzales Esquivel, Marco Ricaute, Gabriel Yohaí y Maro Statti, entre muchos otros que fueron integrándose al grupo. El objeto consistía, según el primer artículo del Estatuto, en: “crear, mantener y desarrollar un Hospital Privado con normas y sistemas de elevada pauta técnica-científica”.
Es así que el nuevo Hospital se ofrecería como un centro moderno que incorporara todas aquellas actividades que apuntaran a la promoción y recuperación de la salud. Es así que la lucha de los fundadores queda plasmada el día 30 de mayo de 1971, fecha en que se da por inaugurado el Hospital.
Innumerables fueron las vicisitudes que debió afrontar la institución, frente a la oferta de un nuevo sistema de atención de la salud. Estos hechos tan importantes como heterogéneos será materia de consideración de un nuevo artículo. Que en el día de la fecha las autoridades festejen con honra y alegría cincuenta años de esfuerzo, fruto de un talentoso trabajo, que no cesa, garantizando un óptimo servicio de atención de la salud. ¡Felicitaciones!
Cuando pensamos en un hospital, pocas veces tenemos presente de que se trata de un edificio donde la gente padece y que ese espacio debe construir sanación y contención para las familias de los pacientes.
El Hospital Privado de Comunidad, me consta, viene haciéndolo hace 50 años, con todos los cambios que se han hecho piel en esas cinco décadas de transformaciones rápidas: la transición demográfica y la transición epidemiológica, el influjo de la revolución tecnológica y la investigación médica. En esta ola de cambios se abocó a mejorar la calidad de la atención en salud, no solo en sus dimensiones de efectividad clínica, sino fundamentalmente en cuanto a la seguridad del paciente; asumió el reto de mantener a los pacientes como eje de los servicios de atención médica orientados y centrados en las personas. A la capacidad técnica, entonces, sumó calidad humana.
Este concepto, el de calidad, es difícil de circunscribir; en principio se presenta como un conjunto de atributos inherentes o agregados a un bien o servicio que los cualifica. En cuidado de la salud, no existe un concepto unificado sobre lo que es la calidad. Una revisión sistemática concluye que “calidad de la atención en salud es la prestación de servicios de manera estandarizada y segura, donde el paciente es el centro de la atención y de la cual se espera obtener resultados que sean medibles y generan mejoramiento continuo, todo basado en la ética y humanización de la atención.
La calidad en la atención en salud influye en la probabilidad de obtener buenos resultados pero no los garantiza, probablemente por qué existen múltiples factores que interactúan para lograrlos, por la concepción que cada actor tiene de la misma y los resultados que espera del proceso de atención. Los resultados clínicos, la seguridad del paciente, la experiencia de los usuarios y el cuidado centrado en la persona son dimensiones de la calidad en la atención de salud.
En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo modo, del lado de la humanidad. (Doctor René Favaloro)