Creo que deberías saberlo, porque ya está pasando mucho tiempo, y no quiero que pase más tiempo, y realmente no puedo seguir callándolo.
Deberías saber que te extraño, que no sé cómo llorar, pero todo el océano de lágrimas sublimadas que se retraen en mis sienes refleja tu nombre, y que este mismo me aparece en casi todas las calles que camino, atropellándome y obligándome a parar a mitad de cuadra, porque así me lo pide mi corazón, y no estoy hablando de ese simbolito cliché que podés formar si pegas el 3 con el coso este que no sé cómo se llama que tiene esta forma, del que se valen algunos para parecer románticos y terminar quedando empalagosos.
Ojalá fuera así, pero no… Lo que te estoy tratando de decir es que mi cuerpo no me deja tranquilo ni un segundo, porque mis ojos no te encuentran, mis manos no te sienten, mis oídos no escuchan tu voz y mi nariz no recuerda el cielo que alcanzaba con la dulzura del perfume que llevas, y todo eso no me deja seguir.
Quizás no tenga sentido todo esto que escribí, seguramente no me sirva para nada. Pero creo que deberías saberlo.