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Policiales 24 de febrero de 2016

Absuelven a hombre acusado de abusar sexualmente de su hija

En la sentencia, el juez Néstor Conti criticó duramente a la psicóloga Patricia Gordon, por considerar que sus conclusiones "disparatadas" fueron las que impulsaron en gran parte la denuncia. El hombre fue absuelto.

Al hombre lo habían acusado, nada menos, que de abusar sexualmente de su pequeña hija y convivió con ello hasta el lunes cuando un juez decidió absolverlo por no encontrar pruebas para semejante imputación.
En la sentencia el juez Néstor Conti lanzó gravísimas críticas a la psicóloga Patricia Gordon, que asesoró a la madre de la niña, por considerar que había demostrado “poca solvencia al tratar de sostener el contenido de su actuación y las conclusiones ‘disparatadas’ que logró extraer de la observación de los dibujos supuestamente hechos por la menor durante su terapia”.
Sin embargo, uno de los principales errores del caso estuvo dado en que no pudo ser incorporada como prueba la declaración de Cámara Gesell de la menor, de modo que todo debió juzgarse en base a los dichos de terceros, entre familiares y peritos.
El fiscal Eduardo Amavet adelantó que ya hizo reserva para apelar la decisión del juez Conti.
El caso se remonta a principios del año 2012 cuando una mujer, con trastornos psiquiátricos del orden de los ataques de pánico, denunció ante la Justicia que su ex pareja había abusado de la hija que ambos tenían en común, por entonces de 4 años.
La acusación estuvo basada en los dichos de la abuela -madre de la mujer- y en el consejo de profesionales, que la alentaron a presentarse ante la Justicia.
Los días 11, 12 y 15 del febrero se celebró el juicio con un jurado unipersonal y al que el hombre (sus datos se preservan) llegó acusado de abuso sexual agravado por el vínculo.
Una anomalía en la orina de la niña, cuando tenía 4 años en 2011, derivó en el inicio de sospechas aunque entonces sólo se lo relacionó con una cuestión vinculada a la salud normal de cualquier pequeño. Poco después la abuela le contó a la madre que sorprendió a la niña mientras frotaba dos osos de peluche y les besaba la zona de la cola. “Mi papá también me lo hace, y cuando duermo también”, dijo que le dijo la nena.
A fines de febrero, y tras consultarlo con la pediatra y una abogada amiga de la familia, la madre de la niña presentó la denuncia.
A lo largo del proceso, que en su instrucción tuvo como fiscal a Juan Pablo Lódola y en el juicio a Eduardo Amavet, la mujer aseguró que nunca había notado nada raro y que la denuncia la había formulado después de los dichos de su madre.
A partir de ese momento comenzaron los otros problemas, los de la investigación y de las malas influencias, de acuerdo a lo que puede reconstruirse de la sentencia.
El hombre acusado fue en busca de la asistencia de Patricia Perelló y Mariana Fardín, profesionales especializadas en este tipo de defensas.

Mentiras y verdades

La pareja de padres se había conocido antes del 2008 y al poco tiempo se fueron a vivir juntos. Producto de esa relación nació la pequeña, pero ya durante el embarazo ambos se habían separado. Luego el padre volvió pero cuando la bebé tenía 9 meses se separaron de manera definitiva. Tan así fue que el padre inició otra relación y tuvo un hijo.
Tal como consta en el ámbito de la Justicia de Familia los problemas entre padre y madre fueron evidentes, e informes posteriores indicaron que a la mujer le costaba desprenderse de su hija. Eso la llevó a sufrir ataques de pánico, impedir las visitas del padre y terminó medicada por un psiquiatra.
Fue en esa época en la que apareció la denuncia por abuso sexual, y el hombre manifestó que todo se trataba de una mentira urdida por la madre y la abuela. En su declaración comentó que las veces que pasaba a ver a su hija al jardín, ella le decía que quería conocer a su hermano. “Demostraba un buen vínculo con el padre”, dijeron los peritos.
Sin embargo, la denuncia ya estaba iniciada y los aportes de los peritos de parte fueron decisivos para acelerar los problemas.
Patricia Gordon es una licenciada perito de parte controvertida que, según el juez Conti, en este juicio comenzó su declaración y habló de forma ininterrumpida por varios minutos hasta que pudo reproducir el contenido de su informe. Según la sentencia, la psicóloga se mostró irritada ante las preguntas de la defensora Perelló.
“No sólo no explicó los métodos de análisis que había utilizado para evaluar a la menor, sino que se ofendió cuando se le preguntó por todo aquello que era distinto a lo que ella sostenía en su informe”, dijo Conti.
Para el juez, las pruebas y los informes de los licenciados Ana Teresa Aroza, Rita Fidalgo y Ricardo Mermoud “permiten descartar válida y legalmente las manifestaciones huérfanas de sustento científico realizadas por la licenciada Gordon”.
Las gravísimas conclusiones a las que arribó el juez Conti apuntan a la idoneidad de Gordon. “La objetividad que transmitieron en sus declaraciones los licenciados Aroza, Fidalgo y Mermoud se contrapone, notoriamente, a la subjetividad puesta de manifiesto por la licenciada Gordon, quien fue ‘contratada’ por la madre para que atienda a su hija y confeccione un informe para presentar en la causa penal seguida contra su ‘ex’ pareja y padre de su hija”.
Es que para el juez, todo el proceso previo al juicio contó con un tratamiento del caso muy singular. Por un lado las conclusiones de las profesionales consultadas por la familia de la niña y por otro lado la negligencia del Ministerio Público Fiscal, ya que no pudo incorporarse como prueba la Cámara Gesell en la que la menor se refirió a la conducta de su padre. Esa no incorporación obedeció a que el fiscal de instrucción Juan Pablo Lódola no participó en la diligencia.

Padre preocupado

El padre acusado demostró ser un padre preocupado. Para Mermoud, perito oficial, no se “halló perfil de abusador” y, aunque adelantó que era opinión, creyó posible que la madre realizara una denuncia sólo para obturar el vínculo del padre.
Esa confabulación de la que habló el acusado se sostuvo en que la abuela mintió acerca de que una vez el hombre fue con el camión de caudales de la empresa en la que trabajaba al jardín de infantes.
La perito Rita Fidalgo, psicóloga del Departamento de Salud Mental de la Municipalidad, aseguró que cuando la madre de la nena la consultó a principios de 2012 no pudo siquiera elaborar un diagnóstico. Jamás hizo manifestación alguna sobre un abuso.
Todos esos testimonios llevaron a Conti a desestimar la labor de Gordon (“me impiden valorar con un mínimo grado de seriedad el testimonio de esta profesional”) y convencerse de que no existieron pruebas para acreditar los hechos denunciados en la autoría del imputado.