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La Ciudad 21 de marzo de 2021

La interna que mira el país y la que inquieta al oficialismo

El radicalismo bonaerense juega una partida clave para Juntos por el Cambio. Abad y la chance de sumar poder. Las refriegas en el interbloque del Concejo generan dificultades para aprobar proyectos cruciales. Raverta ya tomó una decisión sobre el PJ.

Maximiliano Abad y Ariel Martínez Bordaisco, candidatos de la UCR bonaerense y local.

Por Ramiro Melucci

Maximiliano Abad saltó de la política local a la provincial a fines de 2015, cuando fue elegido diputado por la quinta sección. En diciembre de 2019, tras ser reelecto, adquirió un rol protagónico en el gobierno de María Eugenia Vidal desde la presidencia del bloque de Cambiemos. Hoy puede ser otro punto de quiebre en su fulgurante carrera política: un triunfo en la interna de la UCR bonaerense lo convertiría en el acto en dirigente nacional.

La contienda con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, por la conducción del Comité Provincia, mantiene expectante a la política. Para Juntos por el Cambio es especialmente trascendente. De estas elecciones dependen en buena medida los vínculos de la alianza del radicalismo con el PRO y la Coalición Cívica de cara a las legislativas.

El intendente Guillermo Montenegro seguirá la definición con un interés adicional. Abad es uno de sus socios políticos en el gobierno municipal. Se refleja en el Concejo Deliberante, que preside su fiel escudero Ariel Martínez Bordaisco, y en las secretarías de Educación y Desarrollo Social, en manos radicales. En cierta forma, también en Obras Sanitarias: el exintendente Daniel Katz, hermano del titular de la empresa sanitaria, es una de las figuras de peso que integra en Mar del Plata la lista de Abad. La otra es Vilma Baragiola.

Bordaisco buscar renovar la presidencia del Comité local. No deja de ser una pirueta del destino que Nicolás Maiorano, su principal retador, sea uno de los que pugne por bloquear el ascenso del diputado marplatense. Puede escribirse un anecdotario completo con las correrías que compartieron en la Facultad de Derecho, donde se cansaron de festejar elecciones con Franja Morada. La pelea que hace tiempo los llevó a caminar por veredas opuestas merecería un capítulo aparte.

La radical no es la única interna que mantiene en vilo al oficialismo vernáculo. En el Concejo empiezan a asomar refriegas que ponen en jaque proyectos claves. Coincide con la cercanía del tiempo electoral. La semana pasada, la comisión de Movilidad Urbana tropezó en su intento de aprobar el pliego del transporte. Al concejal Guillermo Volponi le resultó imposible conectarse desde la virtualidad para tratar el proyecto. Las especulaciones comenzaron de inmediato. ¿Era cierto o una artimaña para no acompañar la iniciativa? Era cierto, pero eso no impidió los reproches internos: desde sus compañeros hasta funcionarios del gobierno le recriminaron su ausencia en el recinto. El supuesto cortocircuito tampoco se entendía del todo: tres días antes, Volponi, el diputado Juan Aicega y Emilio Monzó se habían sacado una foto con Montenegro en el despacho principal de la comuna.

 

En el Concejo empiezan a asomar refriegas que ponen en jaque proyectos claves. Coincide con la cercanía del tiempo electoral.

 

Cuando no están los más cercanos es difícil convencer al resto. Incluso sin Volponi, el interbloque oficialista podría haber aprovechado su mayoría en la comisión para aprobar el expediente con el voto doble de su presidente, Agustín Neme. Pero la radical Cristina Coria olfateó intrigas y tampoco estaba convencida de que fuera el momento de avanzar.     

La postergación de la votación, más que para “recabar propuestas que puedan ir surgiendo de los distintos bloques” –como se vio obligado a argumentar públicamente Neme– obedeció a la necesidad de reagrupar a la tropa. La revancha será mañana. El gobierno cruza los dedos: no quiere más descuidos.

Los problemas no terminan ahí. El jefe del bloque oficialista, Alejandro Carrancio, vacila. Su duda genera un ambiente enrarecido en todo el interbloque. Aunque no forma parte de la comisión de Movilidad, integra la de Legislación, el destino que tendrá el expediente antes del recinto. Un voto no positivo patentaría el mal momento de su vínculo con el Ejecutivo.    

Todo hecho tiene un contexto. La verdadera trifulca es la de Montenegro con Lucas Fiorini. El senador provincial termina el mandato este año y no tiene en los planes irse a su casa; el intendente es uno de los que tendrá la lapicera para rellenar los casilleros de la lista seccional. El vicejefe de gobierno porteño, que no disimula sus intenciones de competir en la provincia, apenas pudo juntarlos para una foto. Risas de ocasión y nada más.

Otros expedientes también sufren percanes en el Concejo. La prórroga por 180 días de la emergencia sanitaria no tendrá un tránsito sencillo. El oficialismo no logró tratarla sobre tablas en la comisión de Salud, presidida por Marina Santoro. La opositora pidió que la secretaria del área, Viviana Bernabei, explique en detalle cómo usó esa herramienta y evacúe las dudas que persisten en el Frente de Todos sobre las donaciones que recibió el municipio y los hisopados que realizó. Se percibe la intención de hacerle sentir el rigor. Sobre todo después de los cuestionamientos al plan de vacunación.   

 

El jefe del bloque oficialista, Alejandro Carrancio, vacila sobre la aprobación del pliego del transporte. Y su duda genera un ambiente enrarecido en todo el interbloque.

 

El proyecto para reactivar la construcción es otro foco de tensión. La Uocra sumó su reclamo a la comisión de Obras para que avance. El Foro de la Construcción ya se había manifestado en igual sentido. Lo distintivo del gremio fue el pedido al intendente y al secretario de Obras, Jorge González, para que “militen un poco más” el proyecto. Era una demanda para que no los dejaran solos en la ingrata tarea de ejercer presión.

El asunto es tan intrincado que un bloque opositor –Acción Marplatense– le solicitó por carta a una oficialista –la radical Marianela Romero, presidenta de la comisión– que pusiera en tratamiento el proyecto del gobierno, con todos los anexos en que fue desglosado. La concejala ya le garantizó al titular de la Uocra, César Trujillo, que eso es lo que sucederá en la reunión prevista para el martes. Y ganó tiempo: el dirigente suspendió la movilización al municipio que planificaba para mañana.   

El peronismo también está en efervescencia. Acaba de oficializar la lista de unidad para las elecciones del PJ bonaerense, convocadas para el 2 de mayo, con Máximo Kirchner a la cabeza. La marplatense Fernanda Raverta, que ya había sido anotada en representación de la provincia de Buenos Aires en la nómina nacional de Alberto Fernández, fue inscripta como consejera por la quinta sección electoral.

Aunque al plan todavía le falta superar el escollo judicial por la cautelar que presentó Fernando Gray, la suma de cargos empieza a decir algo: la titular de Anses tendrá la palabra final sobre la lista que se arme en el PJ local. Pero recién ocurrirá en diciembre. Por el momento la única decisión que tomó, contra lo que algunos piden en susurros, es que ella no lo presidirá.