La enfermera de 37 años que fue detenida por robarle dinero a una paciente recientemente fallecida declaró ante el fiscal de Flagrancia, Eduardo Amavet, y dio una versión insólita: dijo que los 4200 pesos que guardaba en el corpiño y que encontró la policía le pertenecían e iba a usarlos para abonar unos bombones que había encargado y que debían entregarle en el mismo Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA).

Según pudo saber LA CAPITAL tras consultar fuentes del caso, la acusada mencionó además que tenía el dinero escondido en su ropa interior “por miedo” a que se lo robaran. En tanto, agregó que la acusación que hicieron sobre ella los familiares de la víctima nació de una confusión.

De acuerdo a la palabra de la enfermera imputada, la nieta de la mujer que había fallecido en el nosocomio local observó cuando manipulaba la cartera de la víctima “porque estaba juntando y reuniendo todas sus pertenencias para entregárselas a ellos“.

Tras analizar la declaración de la sospechosa, el fiscal Amavet supo también que hace poco tiempo había estado incriminada en otro conflicto con la ley penal en el que, finalmente, se le dictó la falta de mérito. Se trata de una causa por “lesiones” en la cual la enfermera había sido acusada de participar, junto a otros, de una agresión contra una persona de su círculo de allegados por cuestiones vinculadas a otro robo.