La historia detrás del laboratorio de dióxido de cloro en Mar del Plata
Un hombre fue notificado de la formación de una causa en la Justicia Federal por ser el promotor en Mar del Plata y el fabricante, en su laboratorio casero, del Miracle Mineral Solution (MMS). Un medicamente mágico basado en el dióxido de cloro. Toda la trama de una maniobra internacional encabezada por el presunto médico germano Andreas Kalcker.
Al Kalcker es en realidad Andreas Ludwing Kalcker, un presunto médico que tiene nacionalidad alemana y su residencia en Suiza. Su carrera es controvertida pero con la llegada del covid-19 cobró mucha más trascendencia ya que promocionó la cura a través de la ingesta de dióxido de cloro. Hace solo unas horas, una casa en Mar del Plata fue allanada porque allí su elíxir milagroso se producía casi como un proceso de alquimia. Un elíxir prohibido y capaz de matar a quien lo consuma.
Kalcker dice ser investigador en biofísica –terapias alternativas- y promueve el dióxido de cloro como una sustancia que, consumida en pequeñas dosis, sería beneficiosa para la salud. Es además el presunto descubridor del “MMS”, siglas que en inglés significa “Miracle Mineral Solution” (solución mineral milagrosa), que se comercializa por distintas redes sociales y por internet en Argentina.
Precisamente en diciembre de 2019, cuando todavía los efectos devastadores de la pandemia ni se imaginaban, dio una charla en la ciudad de Buenos Aires en la que promocionaba el MMS, un medicamento rechazado por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). En el año 2014 Kalcker había participado de un congreso en un hotel de Mar del Plata donde alentaba el consumo del MMS como una solución medicinal mágica: desde una úlcera hasta un cáncer. Con la irrupción del coronavirus, el dióxido de cloro ganó propiedades.
Lo cierto es que de sus contactos en Buenos Aires y en Mar del Plata, el sospechoso médico alemán logró una mayor difusión de su producto, también alimentada por algunos comunicadores argentinos. Pero después de la muerte de un niño en Neuquén y de un hombre en Jujuy, la Justicia Federal comenzó a investigar.
Cuatro personas de nacionalidad argentina, entre ellas un hombre de Mar del Plata, iniciaron la comercialización a través de una web privada y también de la red social Facebook, en particular desde el apartado Marketplace, destinada a la compraventa de objetos; la promocionaron en nombre de Kalcker.
A partir de una denuncia contra uno de los vendedores, y tras consultar a la ANMAT sobre la peligrosidad del consumo de la sustancia, la Unidad Fiscal dio intervención al Departamento de Delitos Ambientales de la Policía Federal Argentina a fin de que realice tareas de investigación, lo cual permitió individualizar a las personas encargadas de comercializar la sustancia en redes sociales.
Para el fiscal, esta difusión habría provocado que comenzasen a circular con mayor énfasis los mensajes que daban cuenta de las “mejoras” producto del consumo de una sustancia con serias consecuencias para la salud, que incluso provocar la muerte.
De acuerdo al fiscal Gónzález, este negocio se vio favorecido una vez declarada la pandemia de COVID-19, ya que tanto Kalcker como el resto de las personas denunciadas comenzaron a difundir que el dióxido de cloro lograba la cura de la enfermedad producida por el virus de SARS CoV-2.
Los hechos encuadran en los artículos 200 y 201 del Código Penal, que reprimen a quien adulterase “sustancias alimenticias o medicinales, destinadas al uso público o al consumo de una colectividad de personas”, y a quien “vendiere, pusiere en venta, entregare o distribuyere medicamentos o mercaderías peligrosas para la salud, disimulando su carácter nocivo”.
El lunes algunos policías de la delegación Mar del Plata de la Policía Federal se acercaron sigilososo hasta una casa de la calle Strobel al 8900 y, con la orden emitida por el juez Ariel Lijo, realizaron el allanamiento. En el interior del domicilio funcionaba un precario laboratorio para la producción del MMS. Había dióxido de cloro y las distintas sustancias y compuestos químicos para su preparación. También la policía halló bibliografía de Kalcker y elementos propios de la manufactura de este medicamento ilegal.
En sus presentaciones Kalcker, en argentina rebautizado simplemente como el “Alemán”, exigía un título informativo que despejaba todo tipo de dudas: “Un mundo sin cáncer – Lo que tu médico no te está contando”.
El consumo del MMS
En la denuncia, la Unidad Fiscal de Investigaciones en Materia Ambiental –UFIMA- a cargo de Ramiro González -dependiente del Ministerio de Salud de la Nación-, señala que la sustancia conocida como “clorito de sodio” (NaCIO2) es una sal, que al ser combinada con una sustancia ácida en medio acuoso libera el gas dióxido de cloro (CIO2) y forma la sal cloruro de sodio (CINa). El cloruro de sodio se comercializa como alimento y es la sal de cocina. El “dióxido de cloro”, reseñó la fiscalía, es un gas que se utiliza comúnmente como blanqueador en el proceso de fabricación del papel en plantas públicas de tratamiento de agua y en el proceso de descontaminación de construcciones.
Sobre esto en particular, la ANMAT refirió que se habían detectado ofertas de Dióxido de Cloro en las que se atribuyen a la sustancia propiedades antimicrobianas, antivirales y un inminente fortalecimiento del sistema inmunológico, prometiendo curar todo tipo de enfermedades, síndromes, trastornos neurológicos e, incluso, se ha ofrecido para la prevención y tratamiento del COVID-19.
Con relación a su toxicidad, la ANMAT informó que ambas sustancias –clorito de sodio y dióxido de cloro- reaccionan con los tejidos humanos produciendo irritación severa en la boca, el esófago y el estómago. Indicó que puede producir náuseas, vómitos y diarreas, y hasta trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales. El dióxido de cloro, refirió, se une a los elementos de la sangre, modificando la capacidad para transportar el oxígeno. Ello, precisó, puede dar lugar a complicaciones respiratorias; y la inhalación a través de nebulizaciones puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química, edema de glotis e incluso producir la muerte.
La calificación legal
De acuerdo al fiscal, los hechos investigados encuadran en los preceptos de los artículos 200 y 201 del Código Penal. El primero reprime con penas de tres a diez años de prisión a quienes adulterasen “sustancias alimenticias o medicinales, destinadas al uso público o al consumo de una colectividad de personas”, y si el hecho fuere seguido de la muerte de alguna persona, la prisión puede ser fijada entre diez y veinticinco años. Por su parte, el artículo 201 dispone que estas reglas también serán aplicadas a quien “vendiere, pusiere en venta, entregare o distribuyere medicamentos o mercaderías peligrosas para la salud, disimulando su carácter nocivo”.
En relación a Kalcker, la denuncia también concurre materialmente con el artículo artículo 208, inciso 1° del Código Penal, que establece que penas de entre quince días de prisión hasta un año a quien “sin título ni autorización para el ejercicio de un arte de curar o excediendo los límites de su autorización, anunciare, prescribiere, administrare o aplicare habitualmente medicamentos, aguas, electricidad, hipnotismo o cualquier medio destinado al tratamiento de las enfermedades de las personas, aún a título gratuito”.
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