El barrio Puerto: restos de una pequeña Italia en Mar del Plata
La investigación por la que se buscó conocer más sobre la visión que tienen del turismo los habitantes del barrio vinculados a la italianidad y también conocer cómo se asocian entre ellos y con el resto de la ciudad en general para poder analizar qué posibilidades hay.
por Mariangel Cacciutto
El puerto es un atractivo importante para quienes visitan Mar del Plata. De hecho, las famosas lanchas amarillas son la postal más difundida de la ciudad. Sin embargo, muchos turistas que visitan la Banquina de Pescadores no conocen el barrio adyacente homónimo, caracterizado por su vinculación con la actividad pesquera y por la presencia de italianos y descendientes de esa nacionalidad que le han dado una identidad muy particular, en la que se destacan fiestas, música, dialectos, arquitectura, comidas… dignos de ser puestos en valor turístico y recreativo, tal como sucede en barrios como La Boca y San Telmo, en Capital Federal, o bien en el mítico Brooklyn, en Nueva York.
Esta particularidad fue el puntapié inicial para un estudio que llevé adelante como becaria de investigación en el Grupo Turismo y Sociedad de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Ahora bien, ¿qué es lo que investigué? Me interesó saber qué visión tienen del turismo los habitantes del barrio vinculados a la italianidad y también conocer cómo se asocian entre ellos y con el resto de la ciudad en general para poder analizar qué posibilidades hay de generar proyectos de desarrollo turístico en el barrio. El producto final fue un diagnóstico sociocultural que pretende ser de utilidad para los funcionarios públicos, así como para el sector privado, vinculados a la actividad turística en la ciudad.
Para realizar la investigación, se llevaron a cabo entrevistas a representantes de las asociaciones regionales italianas y de las comisiones organizadoras de festejos en honor a los santos patronos. También se hicieron entrevistas a informantes clave conocedores de la historia e idiosincrasia del lugar; asimismo, se observaron las fiestas y procesiones asociadas a la identidad del barrio. Durante las entrevistas, no faltaron emociones y alguna lágrima al rememorar las historias de padres y nonnos que vinieron a hacer la América, trayendo consigo una identidad que supieron conservar por décadas y que sus descendientes tratan de mantener viva, como una forma de rendirles homenaje.
Si analizamos lo que opinan los entrevistados acerca del barrio, es unánime la respuesta de que se trata de un pueblo aparte donde todos se conocen, que sus habitantes se caracterizan por el valor de la familia y del trabajo. A su vez, se sienten dejados de lado por el resto de la ciudad, incluidas las autoridades municipales centrales (al margen de algunas excepciones, esto se percibe como una cuestión histórica). Además existe en su discurso un antagonismo puerto-centro, entendiendo a este último como el espacio que se encuentra cruzando la avenida Juan B. Justo
Lo que surge del análisis es que se constata un interés por parte de los entrevistados en que su patrimonio cultural sea abierto al turista, y esto lo demuestra el hecho de que algunas de sus fiestas se hayan corrido a los meses de verano y que figuren en la guía del Emtur. Sin embargo, perciben que aún hay que vencer ciertos individualismos para poder generar un trabajo conjunto sostenible en el tiempo. En este sentido, los entrevistados ponen la esperanza en los jóvenes que se van integrando con una impronta fresca y creativa a las organizaciones del barrio, las cuales ostentan el privilegio de estar entre las más viejas de la ciudad.
A su vez, consideran importante que el gobierno local, a través de la Secretaría de Cultura y el Emtur, ponga en valor la riqueza cultural del barrio del Puerto para que las fiestas puedan ser conocidas a nivel local y promovidas al turismo, por ejemplo, a través de la conformación de un calendario de festejos. Al margen de esto, son conscientes de que esta puesta en valor requiere de acciones complementarias, tales como el reacondicionamiento de la calle 12 de Octubre, la instalación de ferias de productos típicos, la realización de circuitos que incluyan la banquina de pescadores y el barrio, entre otras propuestas que la comunidad anhela a pesar de las dificultades del contexto.
Finalmente, puedo decir que tuve el honor de estudiar a mi comunidad, a aquellos italianos que dejaron atrás su familia, sus amigos, su historia, para asentarse en una tierra extraña que les dio la paz y la prosperidad necesarias para forjar su futuro. Aprovecho este medio para agradecer la calidez, la disponibilidad y el compromiso de los entrevistados que me recibieron en sus casas, dispuestos a ayudarme y muchas veces dudando de la importancia de su aporte, por demás valioso. Dedico este trabajo a todos ellos: pescadores, comerciantes, constructores, amas de casa? seres anónimos que construyen la historia marplatense. Estoy muy orgullosa de todos ellos.
(*): Docente en las cátedras Sociología Aplicada y Metodología de la Investigación. Investigadora categoría V Coneau. Integrante del Grupo “Turismo y Sociedad” (Cieys) Facultad de Ciencias Económicas.
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