Había sido superior en el primer tiempo y fue una aplanadora en el complemento. River Plate goleó a Racing Club, por 5 a 0, y se coronó campeón de la Supercopa Argentina de fútbol, entre los monarcas de la Superliga y de la Copa Argentina.

El estadio marcó, además, la inauguración oficial del fastuoso estadio Unico Madre de Ciudades, en Santiago del Estero.

El primer cuarto de hora marcó un claro predominio de River. Con más recursos para generar juego, para asegurar la posesión del balón y también para llegar con peligro.

Aunque no fue un dominio abrumador, a los 8′ condujo Nicolás De la Cruz, quien prolongó para Jorge Carrascal y éste lo buscó a Matías Suárez, quien se perdió el gol en la boca del arco. Racing apenas insinuaba cuando la potencia de Enzo Copetti abría espacios en la defensa rival.

El diálogo futbolístico entre Carrascal y De la Cruz permitió buenos desmarques y movilidad. Suárez también se mostró inquietante por derecha, y Matías Casco y Fabricio Angileri intentaban asociarse cada uno por su andarivel.

La apertura del marcador llegó a los 30′, tras un perfecto corner ejecutado por De la Cruz desde la derecha y un mejor anticipo ofensivo de Rafael Santos Borré para mandar -de cabeza- la pelota al fondo de la red.

El desnivel pareció calmar el apetito de River, y de pronto, Racing estuvo a punto de sorprenderlo en dos oportunidades.

Primero, a los 35′, tras una buena trepada de Fabricio Domínguez, quien enganchó para desairar a Carrascal y su zurdazo fue enviado al corner por Franco Armani. Y luego, a los 38′, luego de que Copetti ganara de cabeza en tres cuartos de cancha, Tomás Chancalay orientó el control con el pecho y su disparo rebotó en el vertical derecho del arco de River. En la continuidad de la jugada, Nicolás Reinero definió de primera pero su envío se fue muy lejos.

En el complemento Racing discutió algo más la tenencia, Copetti obligó casi siempre y River no se acercaba a los dominios de Arias.

Pero cuando el equipo de Marcelo Gallardo decidía apretar el ritmo, generaba zozobras en la última línea “albiceleste”. Un nuevo envío al área con la precisión de De la Cruz no llegó a ser conectado por centímetros por Robert Rojas.

Así, en un par de minutos, la exigua diferencia a favor se transformó en goleada. Sobre los 23′, y tras una posible falta no sancionada sobre Darío Cvitanich, Enzo Pérez encendió la chispa de un contraataque letal con una jugada maravillosa. Cedió a Julián Alvarez, y el recién ingresado tocó por primera vez el balón para anotar un golazo.
Apenas habían transcurrido 45 segundos del 2-0 cuando un error en la salida tomó a contrapierna a la defensa de Racing y el tercero llegó por cortesía de De la Cruz.

De allí en adelante, la Academia fue una sombra que deambuló por la cancha, se desprotegió atrás y fue sometido a una abultada goleada.

Una gran jugada personal de Suárez debió haber terminado en gol propio, pero se interpuso Leonel Miranda para vencer a su propio arquero. Cerca del final, una muy buena habilitación de Agustín Palavecino le sirvió el gol a Alvarez, pero el pibe -generoso- habilitó a Suárez, quien tocó hacia el arco vacío. Rotunda, contundente e inapelable victoria de River.