La dirección de Espacios Verdes, dependiente del Enosur, presentó en la Casa del Puente la primera investigación sobre el patrimonio forestal de Mar del Plata y la región desde la época de la Colonización hasta entrado el siglo XX. De la investigación se desprende que las primeras especies nativas fueron plantadas por los pueblos originarios mientras que más del 80% de la forestación actual fue introducida, señalan en esta reseña.
La dependencia municipal tomó a su cargo el control de los barrios Reservas Forestales, 17 en su totalidad, “de allí surge la necesidad de hacer un relevamiento sobre las especies forestales que hay en la zona, porque muchas las encontramos ahí”, explicó Jorgelina Sanjurjo, coautora junto a Gabriel Oliver de este trabajo.
Es así que “creamos una línea de tiempo de toda la forestación de la zona y podemos aseverar que más del 80% se trata de plantas exóticas y muy pocas, como el Curro y el Tala -arbustivas, arbóreas y la mayoría gramíneas-, que hoy encontramos en Laguna de los Padres y áreas serranas, son especies nativas de la época de los jesuitas”, continuó la especialista.
El motivo que los llevó a realizar este trabajo es “contarle a la gente la importancia que tienen los árboles en nuestra ciudad ya que algunos son árboles históricos de cuando se establecieron las primeras estancias de la zona, y queremos que la gente tome conciencia del patrimonio forestal para cuidarlo y evitar la tala indiscriminada”.
En rigor, toda porción de territorio denominada como Reserva Forestal requiere de un tratamiento especial distinto al que recibe el arbolado de vereda, en ese sentido, el director coordinador de Espacios Verdes, Ricardo Gabbin, relató que “muchas veces la gente que elige para vivir un Barrio Reserva Forestal a su vez es la primera que empieza a eliminar ejemplares, por el riesgo, la molestia, la sombra y demás”. En esta línea de análisis, quitar un árbol añoso para construir no se compensaría con la plantación posterior de otro ejemplar.

Los bosques

Ocurre que “los bosques muchas veces se comportan como una sola unidad” -indicó Gabbin- , entonces como “los primeros ejemplares son los que soportan los vientos más predominantes y son los más fuertes, cuando se comienza a talar el bosque, el viento empieza a penetrar y aquellos árboles que siempre se criaron al amparo de otros no están preparados y se empiezan a caer en un efecto dominó que termina destruyendo el bosque”, ilustró el funcionario.
Tal fue el caso del eucaliptus, numeroso junto a las coníferas en nuestra ciudad, que “se ha plantado para contener y proteger otras forestaciones que debían ser controladas por los vientos como en el Bosque Peralta Ramos cuya función era la de atajar el viento sudeste y luego efectuar una explotación maderera y sin embargo ahora se convirtió en un barrio”, sostuvo Oliver, para quien, en efecto, “no sería recomendable convivir cerca de esta especie”. “Por ello es importante conocer el origen y tipo de desarrollo de los árboles que tenemos en nuestros alrededores”, puntualizó.
Previo a la charla se realizó una visita al predio donde se emplaza la Casa del Puente y un reconocimiento de especies del lugar, que forma parte del corredor verde que caracteriza al barrio.
Las actividades fueron organizadas por la Dirección de Espacios Verdes, la “Comisión de Parques Históricos” de la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Secretaría de Cultura municipal.

Autores la investigación

Con el fin de realizar un recorrido exhaustivo de la historia del arbolado que trasciende el tejido urbano, dado que amplias zonas del Partido de General Pueyrredon presentan grandes similitudes con la masa forestal del Vivero de Miramar, los autores del estudio se valieron de testimonios de expertos y anécdotas de familiares de los primeros viveristas y dueños de estancias fundacionales, por su valor arquitectónico y forestal, de la región.
Entre ellos, están presentes las voces de Marta Lamas, autora del libro sobre plazas fundacionales de Mar del Plata; Diana Callejas, nieta de Adolfo Primavesi, quien fuera el primer director de Plazas y Paseos de la ciudad; Inés Bengolea, familiar de Félix U. Camet, dueño de la Estancia La Trinidad; Santiago Van Haeden, dueño y heredero de uno de los viveros más antiguos y completos de la zona, entre otros.