Con un repertorio orientado al rock y al funk, el guitarrista Ezequiel Valdéz Estrada regresa a los shows en vivo. Después de un largo año de ausencia en los escenarios por la pandemia de Covid-19, se presentará este jueves a las 21 desde la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium. Estará acompañado por Andrés Pelllican en bajo, Edu Giardina en batería, Federico Viceconte en saxo y Alvaro Torres teclados.

“Es la primera vez que voy a tocar en la sala Piazzolla”, reconoció el músico a LA CAPITAL. Y se mostró entusiasmado por varias razones: volver a tocar en vivo tras el confinamiento y hacerlo en una sala que, familiarmente, tiene una “mística diferente”, intuyó.

“Ahí siempre fui a ver algún grupo, me encanta la sala, es increíble. Ademas tiene mucha historia, mi papá Alejandro Valdéz tocó en los ’80 con su grupo Ayres y siempre me habló de ese show como el gran show que habían dado“, agregó.

Autor de los discos “Tres años sin dormir” (2015) y “A 900 vidas de distancia” (2019), Valdéz contó sus ganas de exponer desde esta sala una música que se oriente más hacia la fusión. “Quizás estamos más ‘fusioneros'”.

“Vamos a presentar un nuevo repertorio orientado más al funk o rock que al jazz, como veníamos haciendo en las giras con (Hugo) Fattoruso. Sigue estando el jazz, pero también nos metimos en otros géneros y nos dieron ganas de tocar algunas cosas de Chick Corea y Mike Stern. También hacer algunas cosas del Flaco (Spinetta), al margen del nuevo repertorio propio”, dijo.

-¿Cómo transitaste el 2020, un año tan demoledor para muchos músicos?

-El 2020 lo empecé con mucha ilusión por la cantidad de cosas que se estaban confirmando, giras con (Hugo) Fattoruso, con Alambre (González), también habíamos confirmado la vuelta a Colombia, con una formación de músicos de Cali con los que iba a tocar en el Ajazzgo, un festival increíble de allá. Cuando pasó el confinamiento en marzo, me empecé a poner nervioso porque mi único medio de vida hace años son los espectáculos en vivo. Empecé a dar clases como en otras épocas y a grabar para mucha gente, estudié mucho y compuse algunas cosas, pero sinceramente fue muy difícil el invierno, extrañé mucho tocar y el contacto con las personas que quiero. Me perdí de ir a España, a Colombia, me perdí de hacer giras por el sur, yo amo viajar y tocar con mis compañeros, además que te paguen por tocar tu música en vivo es algo increíble.

-¿Cómo evaluás el desarrollo que tuvo tu disco doble “A 900 vidas de distancia?

-Fue un viaje hermoso, pocas veces me pasó de sentir algo así con la música. Se dio que la discográfica Utopía se interesó en mi música, lo que hizo que el poder sacar el disco fuera más fácil, un disco doble con muchas canciones, que recorrieron tres años de shows para plasmarse en dicho trabajo. Y el presentarlo y girarlo con Hugo Fattoruso fue un sueño, además de los capos que se fueron sumando como invitados en los shows, como Rodolfo García, Alambre, Nacho Porqueres, Patto Raffo, Ricardo Pellican, entre otros. Espero que el disco que se venga tenga todas esas cosas que viví con éste, sobre todo la predisposición de tipos que admiro fue fundamental.