Una fotografía de la sala A del centro cultural Osvaldo Soriano, ubicado en 25 de Mayo y Catamarca, que circuló en los últimos días por la red social Facebook, puso en evidencia el estado de destrucción, descuido y negligencia que sufre este espacio de la cultura marplatense, que supo liderar la movida artística local desde los años ´80.

Para el secretario de Cultura municipal, el escritor Carlos Balmaceda, se trata de “un abandono de quince años” que también abarca a la sala de lectura de la biblioteca Marechal, que funciona en el mismo edificio y que ocasionó la pérdida de libros.

Balmaceda habló de la necesidad de poner en contexto el estado de destrucción de una de las dos salas teatrales del complejo: “Yo recibí ésto (por el actual estado) que es producto de más de diez años de abandono y de desidia”, comentó a LA CAPITAL.

“Cuando asumimos, lo primero que hicimos fue plantear el estado de abandono en la comisión de Obras. Recibimos el edificio en ese estado, hay informes técnicos lapidarios”, amplió y dijo ver “una intencionalidad política” en el planteamiento del tema.

“Las críticas son desleales, utilizan oportunismos políticos, no es honesto que nos las hagan porque encontramos a la biblioteca en ese estado”, reiteró. Y en ese sentido, puso en duda la actualidad de la fotografía difundida.

A su vez, contó que se encuentra en proceso administrativo un plan de obras que aún no se licitó y que contempla una inversión de cerca de 11 millones de pesos para restaurar y rediseñar el emblemático edificio. Entre otras cosas, se plantea hacerlo más accesible.

Balmaceda confió en que el plan de obras se realice este año, junto con la modernización del sistema informático que maneja la biblioteca Marechal, que -según indicó- data de 1984 y necesita una actualización inmediata. Para ello ya se encuentra en gestiones con la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Mientras tanto, dijo que durante 2020 puso en marcha un plan de emergencia que tapó goteras e impidió más inundaciones. Incluso, agregó, se limpió el anfiteatro del Soriano, que estaba “lleno de ratas y murciélagos”.

También narró que las gestiones de los últimos meses se dirigieron a mejorar el estado de la Biblioteca de las Naciones Unidas y la del barrio Belgrano, que funciona en la sociedad de fomento de ese barrio.