Para varios funcionarios municipales es un hecho que dentro de algunos días la gestión del intendente Carlos Arroyo soportará nuevas turbulencias.
En cuestión de semanas la Municipalidad tendrá que afrontar el pago de los sueldos y del servicio de recolección de residuos que presta la empresa Transportes 9 de Julio. Y para cumplir con estos dos compromisos habrá que desembolsar más de 250 millones de pesos.
Los cálculos muestran que tal como marchan las cosas una vez más esos fondos no estarán disponibles, al menos no es su totalidad.
Por esa razón es seguro que la Secretaría de Economía y Hacienda deba apelar nuevamente al uso del descubierto bancario.
De este modo, y tal como lo vino haciendo en los últimos meses, el Ejecutivo tendrá que solicitar un préstamo a corto plazo en el Banco de la Provincia.
El problema es que además de devolver el capital, el municipio deberá pagar por ello onerosos intereses dentro de un período no mayor a los 10 días.
En mayo, la tasa aplicada por el banco fue del 83%.
Entre quienes monitorean de cerca los números existe cada vez mayor inquietud. Advierten que la acumulación de esos intereses está acrecentando la magnitud del déficit y de la deuda e impidiendo afrontar de un modo razonable el pago de otros compromisos.
A mitad de año la diferencia entre el gasto comprometido y lo pagado ya era equivalente al déficit total generado durante el gobierno del ex intendente Gustavo Pulti en el ejercicio 2015.
En el área de Economía consideran que a este paso la situación se hará cada vez más insostenible y que 2016 concluirá con números mucho peores que los del año pasado.
Por eso hay quienes están imaginando diferentes alternativas para comenzar a salir de esta situación.
Por lo pronto el primer objetivo consiste en no tener que seguir utilizando los giros en descubierto para afrontar el pago de los dos principales gastos corrientes de la Municipalidad: los sueldos y la recolección de residuos.
“Mientras se repita esta situación no habrá manera de sacar adelante a la Municipalidad”, le dijo a LA CAPITAL un funcionario del Ejecutivo.
Existen diversas formas en las que se le podría poner punto final al uso del descubierto.
Pero todas parten de la misma premisa: para empezar, la comuna necesita de una importante inyección de recursos que permitan recomponer la caja.
Hay quienes consideran que para que la situación mejore de una vez es necesario contar con al menos 500 millones de pesos en mano.
Con esa cifra no sólo se evitaría recurrir al descubierto de un mes.
También quedarían fondos disponibles para afrontar los principales compromisos del mes siguiente.
La suma requerida no es menor. Esos 500 millones de pesos equivalen al 10% del presupuesto municipal de 2016, cuya cifra total asciende a los 5059 millones.
Dentro del gabinete municipal hay quienes reconocen que es improbable que semejante caudal de dinero provenga de la Nación o de la Provincia.
Por eso consideran que la primera alternativa a explorar es la del endeudamiento.
“En definitiva con cada giro al descubierto que se realiza la Municipalidad ya se está endeudado a tasas exorbitantes” le dijo a LA CAPITAL un funcionario que sostiene la idea de que la comuna debe obtener un préstamo a largo plazo para recomponer sus cuentas.
Pero lo cierto es que lograr un endeudamiento semejante no sería simple de obtener.
Para ello la Municipalidad debería contar con un respaldo técnico y político de la Nación y de la Provincia y dar una discusión en el Concejo Deliberante.
Más allá de que la situación económica y financiera de la comuna sea por demás adversa, lo cierto es que existen algunas circunstancias favorables para contraer deuda.
Una de ellas tiene que ver con que en los últimos años la magnitud de la deuda bancaria de la comuna redujo de manera considerable ya que la gestión de Gustavo Pulti no contrajo préstamos significativos.
La mayoría de los créditos otorgados al municipio fueron concedidos por organismos internacionales como en Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuya devolución corre por cuenta de la Nación.
Por lo tanto, más allá de la mala situación del momento, el perfil financiero del municipio no es tan desfavorable.