“El beso de Judas”, la historia detrás del crimen del barrio Las Heras
Con la detención de Cristian "El Metro" Campos para los investigadores está esclarecido el homicidio de Tomás Godoy, asesinado a golpes el último fin de semana. El sospechoso había compartido con la víctima su última noche a puro brindis.
Fue por un celular. El crimen del barrio Las Heras comenzó a producirse hace varias semanas, cuando a Tomás Godoy (30), la futura víctima, le sustrajeron su teléfono. ¿Quién? Supuestamente Cristian Campos (28), conocido como “El Metro”, por su gran altura. Según los investigadores, ambos se conocían del vecindario y solían compartir algunas noches de excesos.
Precisamente habría sido en una de esas veladas que Campos, a juzgar por el reclamo posterior que le haría Godoy, se quedó con su teléfono. Así, como un amante de lo ajeno que se sintió atraído por las pertenencias de su vecino y allegado. Claro que para Godoy, un hombre que tenía múltiples y graves antecedentes penales, aquello no iba a quedar así.
Cuando se volvieron a cruzar, la víctima del robo -y luego del homicidio- increpó directamente a “El Metro”. Pero ese tipo de actitudes no se tienen con alguien que mide casi el doble. La respuesta fue una golpiza terrible que dejó a Godoy internado en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA).
De acuerdo a la información que tienen en su poder los investigadores judiciales y policiales, en esa oportunidad el herido logró recuperarse. Lejos de olvidar lo ocurrido, sus dos hermanos fueron en busca del hombre de los casi 2 metros de altura y lo amenazaron directamente. Al parecer, con éstos no hubo peleas ni ataques, pero la bronca fue en aumento.
Por esas circunstancias de la vida, los caminos de Godoy y Campos acabaron por cruzarse una vez más, y la última, el pasado viernes a la noche, cuando ambos hombres coincidieron en la casa de un amigo en común del barrio. El aire se cortaba y el clima era tenso, pero el dueño de la propiedad tomó intervención y abogó por la resolución del problema, o al menos la declaración de una tregua por ocurrir, tal cumbre, en territorio neutral.
“Acá no se van a pelear, viejo. Esta es mi casa, así que cortenlá”, dijo el tercero en discordia, palabras más, palabras menos. Y su imposición surtió efecto. Los tres vecinos pasaron varias horas allí: comieron, bebieron alcohol como habían hecho en otras oportunidades y hasta conversaron sobre distintos temas. Parecía que la paz reinaba, pero no.
La noche en esa casa llegó al final, como todo, y fue entonces que su propietario, Godoy y Campos decidieron salir. ¿A dónde? Aún no está claro. Lo que sí se sabe es que en un momento el amigo en común entre los dos vecinos que venían peleándose y amenazándose los dejó solos, acaso con la tranquilidad de que el alcohol había hecho olvidar por un rato las viejas rencillas. O se equivocó o lo hizo a propósito, es otras de las cuestiones que se deberá determinar.
“Le dieron el beso de Judas”, aventuró uno de los pesquisas. Lo cierto es que, conforme la reconstrucción del caso que hicieron los investigadores, en ese momento Godoy fue atacado nuevamente en forma violenta en plena calle. Una cámara de seguridad captó imágenes que comprometen directamente a Campos: en el video se observa cómo el sospechoso le daría una paliza a la víctima.
El ataque fue grabado desde la avenida Polonia y se sospecha que la golpiza se extendió hasta el lugar en el que el sábado a la mañana fue encontrado herido Godoy, a unas cinco cuadras de allí, en Goñi y Sicilia. “En la caminata le pega, lo tira al piso, lo patea, lo levanta, le pega, lo vuelve a tirar y así va cinco cuadras”, explicó un informante de este medio.
Nuevamente, a Godoy lo llevaron al HIGA. Permaneció allí casi 24 horas, y el domingo a primera hora murió, como consecuencia de las graves lesiones que había sufrido. “Tenía fracturas de cráneo y de maxilar. Estaba desfigurado”, reveló otra fuente del caso.
El fiscal Fernando Castro y el personal policial de la comisaría decimosexta no tardaron en identificar y detener a Campos en Magnasco al 2600. Para eso, realizaron allanamientos en su casa y en su puesto laboral, vinculado al rubro de la pesca, y luego del operativo lo trasladaron a la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán, donde parece que permanecerá por mucho tiempo.
El acusado y detenido es apodado “El Metro”, por su gran altura.
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