Miguel Angel Bravo (35), el motociclista hallado sin vida a la vera de la Autovía 2, murió ahogado en la banquina al no poder moverse tras fracturarse una costilla.

Según la operación de autopsia efectuada por médicos forenses de la Policía Científica, Bravo falleció sin lucha respiratoria de modo que pudo haber sufrido un desvanecimiento a causa de la inmovilidad y el frío, indicaron fuentes extraoficiales. A raíz de que el cuerpo estuvo semisumergido no se pudo datar la muerte con certeza (los cambios en la temperatura tornan impreciso ese dato), algo fundamental para determinar si la demora en los operativos de búsqueda tuvo alguna incidencia en el resultado final.

Asimismo se descartó que hubieran intervenido terceros ya que lo que causó el despiste del motociclista en el kilómetro 353 de la Autovía 2 habría sido una cuestión de manejo. Así lo interpretaron el fiscal Rodoldo Moure y el ayudante fiscal Diego Benedetti en base a distintas conclusiones periciales, más precisamente la labor de los peritos planimétricos y accidentológicos que trabajaron en el lugar en donde Bravo perdió el control de su motociclista Java 350.

Por otra parte, trascendió que los familiares de Bravo estarían disconformes por la actuación policial, porque no se habría cumplido con el protocolo de búsqueda para las primeras 24 horas.

Bravo, que viajaba desde Chaco a Mar del Plata, se había accidentado el domingo a la madrugada, a las 4.30, y había alcanzado a pedir ayuda a sus familiares a través de una llamada telefónica.

Sin embargo en la comunicación dio un dato que confundió a sus allegados: dijo que acababa de pasar por Mar Chiquita, que recordaba un cartel. Es que kilómetros antes se ubica Coronel Vidal, cabecera del partido de Mar Chiquita. Al escuchar esa localidad en la comunicación los familiares de Bravo pensaron que circulaba por la ruta 11.

Después de dar aviso a la policía por medio de una denuncia en la comisaría decimosegunda, los familiares recorrieron la ruta Interbalnearia en las horas siguientes sin éxito. El fiscal Juan Pablo Lódola había tomado intervención pero poco eran los datos que había recibido de la policía y no dio directivas ante esa falta de información.

Recién el martes, 48 horas después de la llamada telefónica, la causa por averiguación de paradero pasó a la competencia del fiscal Moure, quien tiene jurisdicción en el partido de Mar Chiquita. Datos provenientes de las antenas de la compañía Claro que detectaron la última actividad del teléfono de Bravo y los dichos de un testigo de Chaco enfocaron el accidente en la Autovía 2.

Solo 5 horas más tarde de la intervención de Moure el cuerpo fue hallado, gracias a que se aceleró y direccionó la búsqueda. Personas cercanas a Bravo aseguraron a LA CAPITAL que “no puede ser que en los primeros dos días la policía y la Justicia no hicieran nada. No sé si lo hubieran salvado, pero se hubiera hecho lo correcto”.

La autopsia en la morgue local no pudo precisar la hora exacta de la muerte de Bravo, aunque se cree que ocurrió durante el mismo domingo. Voceros extraoficiales indicaron que “habría tenido un principio de hipotermia que le impidió moverse lo que, sumado al dolor por el fuerte golpe, aceleró su muerte”. Sí se confirmó que sufrió un fuerte golpe lumbar con fractura de costilla y que la causa de la muerte fue asfixia por sumersión.

Hoy la Justicia logró dar con el teléfono celular de Bravo y también el equipo de GPS, que estaban sumergidos a poca distancia de donde se hallaban la motocicleta y el cuerpo.

La causa, en caso de no comprobarse algún delito, se desestimará, aunque si la familia de Bravo o la Fiscalía consideran que hubo abandono de persona se abrirían actuaciones paralelas.