El presidente del Concejo Deliberante, el radical Ariel Martínez Bordaisco, cruzará los dedos más que nunca cuando toque el timbre del recinto para convocar a los ediles. No por los votos que necesita el oficialismo para imponer los expedientes, porque el camino quedó allanado tras el acuerdo con Acción Marplatense, sino porque es la primera vez que realizará una asamblea de concejales y mayores contribuyentes semipresencial, y lo que menos desea es que haya fallas tecnológicas.

La asamblea, prevista para el mediodía y compuesta por 24 concejales y 24 mayores contribuyentes (algunos de los cuales estarán en el recinto y otros en sus casas) votarán las ordenanzas fiscal e impositiva, que prevén un incremento de 24% en la Tasa de Servicios Urbanos (TSU) y generan una monotasa para 8.000 monotributistas (incluirá la Tasa de Seguridad e Higiene, la de Publicidad y Propaganda, los derechos de ocupación de espacios públicos y el Fondo de Promoción Turística).

El intendente consiguió el respaldo del bloque de Acción Marplatense y de la concejala Mercedes Morro, con lo que se aseguró la mitad más uno de los votos. Como suele pasar, Mauricio Loria (Agrupación Atlántica) también se pronunciará con el interbloque de Juntos por el Cambio, compuesto por Vamos Juntos, la UCR y la Coalición Cívica.

Del lado del rechazo quedarán el Frente de Todos y el concejal del Frente Renovador, Ariel Ciano. Insistirán con que hay incrementos de tasas y servicios mayores a los que menciona el gobierno municipal. Y recordarán que el Ejecutivo prometió modificar la fórmula de cálculo de la TSU para que el tributo sea más equitativo, pero que no cumplió.

El oficialismo remarcará otros aspectos. Sobre todo, que el aumento del 24% es menor a la proyección de inflación para 2021 contemplada en el presupuesto nacional (29%) y a la que hacen las consultoras económicas para el Banco Central (50%). Apuntarán, además, lo que dijo el intendente Guillermo Montenegro el último viernes: que el municipio tendrá uno de los aumentos de tasas más reducidos de la provincia de Buenos Aires.

Cuando lo dijo, Montenegro tenía de un lado al jefe del bloque de Acción Marplatense, Horacio Taccone, y del otro a Paula Mantero, la otra concejal de la bancada, y a Martín Aiello, que reemplazó a Taccone en su licencia (la había solicitado por ser contacto estrecho de un caso positivo de Covid).

Con ellos, el intendente llegó a un acuerdo para que Mar del Plata tenga presupuesto. Claro: también aprobarán las ordenanzas que disponen el incremento de tasas. A las que convinieron tacharle la tasa de publicidad que grava el nombre de los comercios.

El gobierno también acordó una modificación con Morro: la suspensión para 2021 del cobro de un derecho por el uso de calzada que perjudicaba al sector gastronómico.

Después del tratamiento de las ordenanzas recaudatorias llegará el del presupuesto. El jueves terminaron las exposiciones de los funcionarios del Ejecutivo sobre las partidas de cada área. Y el viernes el expediente logró el dictamen de la comisión de Hacienda.

Habrá otro contrapunto entre los concejales de Montenegro y los del Frente de Todos. Los oficialistas advertirán que es un presupuesto surgido después de un año en que la Municipalidad recaudó $2.300 millones menos de los previstos; los opositores, que hay una caída del 10% en términos reales y que recorta en salud, seguridad y producción.

El proyecto será modificado por la Secretaría de Hacienda en virtud del acuerdo con Acción Marplatense. Los cambios ingresarán esta mañana al Concejo. La iniciativa del Ejecutivo incorporará el presupuesto participativo, la duplicación de las partidas presupuestarias para las capacitaciones en oficios con los programas PEBA y una partida para retomar la construcción del Hospital Ambulatorio de Batán.