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Arte y Espectáculos 9 de diciembre de 2020

Nacho Aguirre: “La Patagonia no era un paraíso y es lo que quise retratar”

El director habla sobre su película "Lleno de ruido y dolor", que se estrena este jueves.

“Lleno de ruido y dolor”, ópera prima de Nacho Aguirre que llega este jueves a las 22 a la pantalla de Cine.ar TV, propone, según su creador, acercarse “a una Patagonia alejada de la postal y de la construcción que se hizo de un lugar idílico”.

En este western basado en hechos reales se muestra cómo, al menos en la región patagónica, “estaba muy marcada la diferencia entre las clases acomodadas y los que no tenían nada”, contó Aguirre en entrevista con Télam.

“Se vivía marginalidad desde varios lugares, por un lado desde el territorio, alejado de Buenos Aires que era el centro de todo, y por otro lado el acceso a la tierra y a los recursos. Además de la obtención de derechos que muchos parecían no poseer y por lo que se los trataba como inferiores“, abundó el director nacido en Esquel, provincia de Chubut, y residente en la rionegrina Bariloche.

La historia, ambientada a comienzos del siglo XX, sigue los pasos de un joven que se une a dos delincuentes que planean robar un banco de un pequeño pueblo del sur y, a partir de ese momento, comienza un derrotero de violencia entre ellos, la policía y los lugareños.

La película, filmada en escenarios naturales y que además estará disponible gratis en la plataforma Cine.ar Play desde este viernes hasta el jueves 17, está protagonizada por Emilio Bardi, Emanuel Gallardo, Juan Manuel Alari, Facundo Sáenz Sañudo, Ana Núñez, Adrián Marré y Ximena Ramírez.

Télam: ¿Cómo surge este proyecto y qué te sedujo narrar de estos hechos verídicos?

Nacho Aguirre: “Lleno de ruido y dolor” está basada en hechos reales. Llegué a ella a través de la lectura de una crónica policial de 1928. Me interesó la crudeza y la violencia que se vivía en esa época en la Patagonia. Hacía relativamente pocos años que se había producido el genocidio de los pueblos originarios en manos del Estado argentino y, entre 1920 y 1921, el fusilamiento de trabajadores en Santa Cruz. Definitivamente este lugar no era un paraíso y eso fue lo que quise retratar del lugar en el que crecí y en el que vivo.

T: ¿Qué buscaste reflejar en esta historia de principios del siglo XX?

NA: Por un lado la vida cotidiana de aquellos años en el territorio, a través de los personajes y los paisajes, y cómo fueron atravesados por el recorrido de un grupo de bandoleros que tenían su propia lógica de lo que era sobrevivir. A través de esta película podemos acercarnos a una Patagonia alejada de la postal, de la construcción que se hizo de un lugar idílico o de un desierto donde aparentemente no había historia ni pobladores anteriores a la Nación Argentina. Este grupo de bandoleros fue despiadado, pero además de la violencia de la banda, se muestra también la que se ejercía desde muchos otros lugares y esto tenía que ver con los orígenes de las personas, la clase social a la que pertenecían y la cuota de poder que manejaban.

T: Pasó casi un siglo de estos hechos, ¿creés que hubo cambios en la política, en las instituciones y en la relación de clases en el país?

NA: Veo más continuidades que cambios. La policía y otras instituciones del Estado continúan operando del mismo modo. Con represión, apropiación de territorios ancestrales y disposición de los recursos naturales como si fueran insumos. Observo que son los mismos quienes tienen el derecho de usurpar la tierra sin ser condenados y también que se sigue castigando y criminalizando a los mismos grupos sociales que hace 100 años. Por supuesto que hay un trabajo que se está haciendo para visibilizar estas injusticias pero que aún no alcanza y es necesario seguir con estas luchas.

T: En el filme se cuestiona la entrega de tierras en la Patagonia a extranjeros, ¿qué pasa con el territorio en la actualidad?

NA: Lamentablemente sigue ocurriendo que los territorios se reparten entre los que tienen poder y dinero, incluso con la gente adentro. Lo vemos a diario en nuestra región, donde en los últimos años dos jóvenes fueron asesinados cuando reclamaban la recuperación de tierras ancestrales.

T: ¿Cómo fue la experiencia de hacer un western y cómo ves la situación del género en Argentina y en la región?

NA: El western es atípico en la región, sin embargo durante nuestra participación en el Festival Internacional de Almería dedicado a este género, había producciones de Brasil, Colombia y Argentina. Para nosotros fue una posibilidad estética y narrativa de abordar esta historia. Todas las imágenes que me despertaba el guion las pensaba en esta clave. Hacer género te permite un juego de códigos único y se hace bastante en Argentina, pero falta ponerlo en valor, darle un lugar propio con más festivales de nicho o incluir más participación del género en los festivales que ya existen.

T: ¿Cómo describís a estos tres hombres? ¿Creés que son victimarios y a la vez víctimas?

NA: Tienen personalidades distintas, que siempre están en disputa entre sí y los objetivos de cada uno se van viendo reflejados en sus decisiones y acciones. Son una banda de lo peor que te podés cruzar en el camino. Imponen respeto a fuerza de balas. No los consideraría nunca víctimas, son crueles y sádicos, pero intento entender lo que hacen en relación al contexto y a las trayectorias de sus vidas.

T: ¿Cuáles son las expectativas con el estreno de “Lleno de ruido y dolor?

NA: Deseamos que sea un aporte a la consolidación del cine de la región y del cine federal que sigue siendo, lamentablemente, un porcentaje muy pequeño en relación a las producciones que se realizan todos los años en el país.



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