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Arte y Espectáculos 5 de diciembre de 2020

De Villa Gesell a La Plata, por la autopista del humor

Un curso de humor gráfico impulsado por el municipio costero, une semanalmente 24 voluntades que reflexionan críticamente sobre la vida con lápices, collages y tablets

por Hernán Marty

Fernanda es geselina, pero hace ya varias décadas decidió tomar la ruta 11 para asentarse en La Plata y desde allí, estudiar y ejercer la profesión que eligió para su vida, la de ser comunicadora social.

Esos 331 kilómetros que debió recorrer para llegar desde el lugar que en la película de la saga ‘X Men’ en 2011, describieron como un paisaje montañoso, más acorde con la topografía de Bariloche que con las costas del mar argentino, para llegar hasta la ciudad de las diagonales, los realiza en segundos por la magia de la tecnología, que a través del zoom o el whatsapp aúnan a dos docenas de voluntades coordinadas por Martín Favelis, un habitante autóctono de ese imperio de arena y verde, para discutir, reflexionar y aprender si es posible hacer humor con cualquier cosa

Fernanda, es junto a Úrsula, Gabriela, Juan, Sofia, Tomás, Alicia y Julieta, expositora de la muestra que ya está en línea (https://sites.google.com/view/tallerhumorgraficovg/inicio) y que deja ver a quienes no participaron del taller de lo que allí logran personas con edades y realidades diferentes, que buscan en el humor gráfico un cable a tierra y en el que algunos encontraron reconocimiento.

Así sucedió en el comienzo de este taller que ya va por su tercer año de dictado y que en su comienzo participó de un concurso internacional al que enviaron 11 dibujos y todos fueron seleccionados para ser publicados. “Cuando vos ves el libro que se editó en donde están, destacan, precisamente porque no buscan la risa y tienen una vuelta de tuerca más”, señaló Juan José Outeda.

Juan, que a los 53 y según sus propias palabras no es viejo sino que va camino a convertirse en un clásico, explicó cómo es su proceso en la construcción de una viñeta humorística, que en su caso realiza con lápices de colores, al sostener que “hay cosas de la realidad que disparan una idea humorística. Pero la propuesta del taller tiene poco que ver con ´lo gracioso´, con el chiste, tiene más que ver con el humor y el humor no siempre se presenta en forma graciosa. Lo que sí hace el humor es presentarse en forma inteligente, uno busca siempre llamar a una reflexión que puede ser a través de la risa o cualquier otro sentimiento que uno provoque y lo que se busca siempre es la inteligencia que hay detrás de la idea y se trabaja sobre ella. Por eso es difícil encontrar en nuestras producciones el chiste fácil, porque siempre se le busca una vuelta más, siendo preciso y sabiendo qué es lo que se quiere decir”. 

Así también lo cree Inés, la matriarca de este rejunte de dibujantes y humoristas, que a sus 75 años se permite ser espectadora y fan de este equipo de talentosos, sobre los que opina que “creo que para llegar a hacer el humor inteligente que acá se hace es porque en el grupo hay inteligencia, autocrítica, humildad y posibilidad de pensamiento múltiple”.

Y si Inés disfruta su participación en el taller a pesar de no producir viñetas, más aún lo gozan los alumnos de Favelis, como Julieta Valente, que firma sus producciones realizadas en computadora bajo el seudónimo de Acaeta y que afirma que “el del taller es un espacio que trato de no perder, porque es el espacio en el que trato de desarrollarme, aunque no soy una extensa productora de imágenes”. 

Sofía Compañy es otra de las personas que participa y que a pesar de haber pasado mucho tiempo frente a una computadora por su profesión de arquitecta, busca una técnica que la aleja de las pantallas a la hora de poner a Rafu, su personaje, en situaciones de humor. “A mi me gusta dibujar a mano alzada, me gusta siempre hacer a mi caricatura que es Rafu, un perrito, al que le encontré la vuelta con el tema del collage que fue de casualidad, por una charla que nos dió un dibujante y es la técnica con la que más me encontré, lo que no quita que dentro de un tiempo vea otra charla que me inspire para usar otro tipo de técnica”.

Fernanda, la geselina-platense que hace las veces de foránea entre todos ellos, recalcó que “la de aunarnos a todos es una gran virtud que Martín tiene. Yo a la distancia sentí eso. Yo me sume por curiosa y por hacer algo que me gustaba, que era dibujar” y sobre la diversidad que tienen todos los participantes indicó que “hay un gran talento en Martín para que no se noten esas diferencias”.

Sobre este punto, quien dicta el taller tiene también su punto de vista y sostiene “Fernanda destaca la integración como grupo humano, pero acá todos, mientras sean humanos, están integrados. Es todo lo que pedimos para asistir al taller, lápiz, papel y ser humano”.

En los encuentros semanales también participan Ana, Alicia, Úrsula y Tomás, entre otros, quienes junto a Martín y sus compañeros aprenden, entienden y promueven que “no hay ningún tema que no se pueda tocar desde el humor, porque el humor no siempre tiene que ser burlón. Puede ser una crítica, puede ser un llamado a la reflexión, así que por definición no hay un tema que no se pueda tocar. Después si además querés hacer reír con eso, el asunto es qué tan pertinente, acertada o buena es la idea que querés transmitir y que tan eficientemente lo hacés. Pero no hay tema que no se deba tocar. Cuando el humor está bien hecho, los límites están en la persona y no en el humor”.



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