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Río 2016 14 de agosto de 2016

Del Potro, entre Phelps y Bolt

por Vito Amalfitano

 

Desde Río de Janeiro

Un fin de semana muy especial para el deporte argentino, y punto de hervor justo para los Juegos Olímpicos. Amanecemos a un domingo que ya es de gloria, porque estamos en la final del tenis, con Juan Martín Del Potro allí, celebramos el rugido de los Leones, seguimos de cerca a los nuestros que quedan con posibilidades…

Y el punto de hervor justo es porque entre sábado y domingo,- con Del Potro en el medio besando el logo de los Juegos, una de las imágenes más conmovedoras que nos llevaremos de aquí-, pasamos de la noche en la que podemos ver a Michael Phelps agigantar más su leyenda hasta un límite inalcanzable, con su quinta medalla de oro de natación en Río y la 23 en su carrera, a la de la final de los 100 metros llanos, la prueba siempre más esperada en cada cita olímpica.

Lo de Phelps vuelve a ser memorable, al tomar la posta tercero, después de Cody Miller, que llega segundo atrás del recordista mundial y campeón británico Adam Peaty, y en un duelo muy parejo logra superar a James Guy en los últimos 50 metros del estilo mariposa. Es decir, Phelps no es uno más, también en la posta 4 x 100 marca la diferencia.

El llega como el centro de todas las miradas y no está solo para la foto esperada, sino que también toma el rol protagónico de la escena dejando lo simbólico de lado. El, literalmente, pone al frente a su equipo cuando la pasaba mal. Y le da la diferencia decisiva en la tercera posta. Así son los elegidos, y entre ellos, él es el más grande de todos en el deporte olímpico.

En este caso lo vivimos de una manera diferente a las dos
anteriores pruebas en la que lo vimos con presencia en el Estadio Acuático Olímpico.

Esta vez nos metimos entre el público, para comprobar allí lo que ya nos había asombrado en las anteriores oportunidades desde el sector de prensa; el silencio que todos alcanzan en la largada para sumergirse en la concentración de los competidores y como estalla el estadio, literalmente, durante la competencia, y explota, literalmente, en el momento en el que Phelps, en este caso, toma la posta. Brasileños, británicos, norteamericanos, italianos…

Los grandes-grandes ya son de todos. Antes y después la gente baila mucho, se monta un espectáculo alrededor con música brasileña e internacional pop. Pero después cansa la espera hasta la premiación, que se demora casi una hora, por eso minutos antes de que salieran los medallistas ya se escuchan los primeros abucheos y silibidos, y una buena parte del público llega a irse sin la foto de la última medalla de Phelps.

Y el domingo, para ver a Bolt, aunque ni siquiera siendo tan rápido como él hubiésemos podido presenciar la mítica final de los 100 metros llanos a partir de las cuatro horas de juego en el court central. Había que estar hasta el final con Del Potro. Y nos quedamos sin llegar a ver al jamaiquino.

Sí se produjo un debate entre colegas argentinos dos días atrás, cuando todavía Del Potro no había consumado su victoria ante Bautista para meterse en las semifinal con nada menos que Rafa Nadal. A la misma hora que Argentina – Brasil en básquetbol.

Quien esto escribe no lo dudó, independientemente de la importancia del clásico, de las implicancias antideportivas de las hostilidades previas en otros deportes, de lo que genera la Generación Dorada. Del Potro iba ya por una medalla para Argentina. Ni punto de comparación en el valor periodístico.

No obstante, los hinchas que tenían ya sus entradas para el básquetbol y acompañaron la gran actuación de Campazzo y compañía y terminaron caminando unos metros hacia el Court Central de Tenis para sumarle aliento a Del Potro desde afuera en el tercer y decisivo set ante Nadal, en la definición.

Hasta ahí los abucheos de los brasileños y el aliento para Rafa eran abrumadores. De repente vino un grito desde “el más allá” (o más acá cerca), de los cientos o miles de basquetboleros que estaban afuera, y el tandilense se sintió aun más acompañado para llegar a la medalla impensada para un jugador que estuvo hace muy poco al borde del retiro.