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Interés general 27 de octubre de 2020

Las trabas para renacer en pandemia: la historia de Esteban

Hace ocho meses que inició el trámite para la rectificación de género en su DNI, pero se enfrentó con dos obstáculos: las demoras por el confinamiento y la imposibilidad de contar con el aval de un padre ausente, uno de los requisitos que exige la ley. Su camino y la importancia de la ESI para vivir en su piel.

Esteban (18) contó a LA CAPITAL las trabas para acceder a su identidad durante la pandemia.

En la puerta del Registro Provincial de las Personas, detrás del barbijo, al lado de su madre, Esteban no sonríe. En su primer día con 18 años y por tercera vez consecutiva en lo que va del 2020, se retira del edificio ubicado sobre la avenida Independencia con un dejo de tristeza y sin la garantía de que el trámite que rectificará en su documento su identidad autopercibida se concrete en lo inmediato.

Trabas burocráticas producto de la pandemia y otras vinculadas a la aplicación de la ley de Identidad de Género demoran un trámite que se inició hace más de ocho meses, pero gira en su cabeza desde hace siete años: ser reconocido legalmente como Esteban y no con la identidad femenina que se le asignó al nacer.

Como a gran parte de la población del mundo, sus planes para este año no salieron como fueron planeados. Para acceder al derecho que lo asiste en la ley 26.743, Esteban se tuvo -y aún tiene- que enfrentar con dos obstáculos: las demoras de los trámites en tiempos de confinamiento preventivo y la imposibilidad de contar con el aval de un padre ausente, un requisito que la normativa exige para los menores de edad.

Lo primero está vinculado a que las rectificaciones de los documentos de identidad no son considerados trámites “urgentes”, por lo que en localidades con fases del aislamiento más restrictivas, como en Mar del Plata, dichos procesos registran importantes demoras. Sumado a la complicación para dar con el personal necesario –como ocurrió este lunes-, el trámite se complica.

Lo segundo tiene origen en la letra chica de la ley, sancionada en el país en el 2012. Según lo establece el artículo 5, quienes tengan menos de 18 años deben contar con la autorización de sus dos progenitores para encarar la modificación. En la foto familiar de Esteban, no hay progenitor presente y, por ende, no hay a quién notificar.

“Me parece muy injusto que una persona con la que no tengo vínculo ni forma parte de mi cotidianeidad tenga derecho de elegir qué es mejor para mí y qué no”, dice Esteban, quien además nunca dice padre o papá. Sí mamá, por Silvia, quien se mantiene a su lado durante toda la entrevista con LA CAPITAL.

De todas maneras, Esteban decidió esperar a este domingo a cumplir la mayoría de edad, aunque eso no implicó una solución: las demoras por la pandemia y la imposibilidad de dar con ciertas autoridades del Registro demoran la concreción del trámite, que se postergó este lunes -por cuarta vez- para el próximo miércoles. La odisea de intentar renacer en pandemia.

Claudia Vega (abogada), junto a Esteban y su mamá, Silvia.

Claudia Vega (abogada), junto a Esteban y su mamá, Silvia.

Ampliar, no restringir

Sobre la necesidad de contar con el aval de los dos progenitores, Claudia Vega, abogada de Esteban y especializada en los derechos de los niñas, niñas y adolescentes, explicó a LA CAPITAL que existe en ese punto una “tensión” entre la ley de Identidad de Género (2012) y el actual Código Civil (2015), el cual establece, en sus artículos 25 y 26, que las personas mayores de 13 años tienen una capacidad progresiva para decidir sobre su propio cuerpo y el interés superior.

En este sentido, y poniendo como ejemplo el caso de Esteban, Vega propone que esa tensión se subsane con una mirada de ampliación de derechos. “Es decir, no haciendo un entendimiento restrictivo de la ley, sino integrador y en función del interés superior de los niños. Que con la capacidad progresiva con la que puede decidir un presidente, pueda también decidir su propio nombre”, señaló la letrada, haciendo hincapié en la mirada “adultocéntrica y binaria” de algunas normativas.

Además, y en lo que respecta las demoras en los trámites de rectificaciones, Vega advierte que los mismos deben ser considerados trámites “esenciales”. “Acá no pedimos una rectificación porque su documento está mal escrito. Estamos solicitando que sea una rectificación en el marco de la Ley de Identidad de Género. Hablamos de su identidad”, indicó.

Esteban no obtuvo el regalo que hubiese querido para sus 18 años, pero sabe que este miércoles tendrá una nueva oportunidad de iniciar el trámite. A unos días del Día del Derecho a la Identidad, él asegura que, para esta nueva etapa de su vida, tiene un deseo: “Vivir en mi propia piel y en paz”.

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