Por Fernando Morgado (*)

Para la Organización Mundial de la Salud, el concepto de pandemia está relacionado con la diseminación de una enfermedad en escala global. Aunque el momento exija esfuerzos transnacionales, son en las provincias, ciudades, comunas y barrios donde se desarrollan las acciones más rápidas para salvar vidas. En ese sentido, más allá del trabajo de los profesionales de salud y de las medidas de aislamiento social, debe ser subrayada también la difusión de información confiable por los medios regionales de comunicación.

A pesar de que los grupos multimedios nacionales tienen grandes recursos financieros y técnicos, son los diarios, las revistas, las estaciones de radio y los canales de televisión locales que mantienen los lazos más fuertes con el público. Los profesionales de esos medios conocen todas las calles y todas las personalidades de su comunidad. Saben cuáles son las principales reivindicaciones del pueblo y los caminos correctos para atenderlas. Actúan a través de marcas tradicionales, algunas de ellas centenarias, que inspiran más confianza que cualquier perfil de red social.

En un país como la Argentina, donde el centralismo es una dura y persistente realidad, crece la importancia de los medios regionales. Además de informaren, ellos cargan consigo las costumbres, los hábitos, las historias, en fin, la cultura de cada área, que pasa a ser representadas por eses medios no solamente en ámbito nacional, sino también en ámbito internacional, pues se vuelven referencia para aquellos que residen en el exterior y necesitan saber algo sobre determinada región.

La pandemia impuso inúmeras limitaciones, agravando la situación nacida de la crisis de salud provocada por la covid-19. A través de los medios regionales, las personas pudieron aprender procedimientos fundamentales de higiene y conocer las acciones de sus gobernantes en términos de liberación o restricción de ciertas actividades. Esas acciones afectan la vida de los ciudadanos de forma más contundente que muchas de las decisiones tomadas en Buenos Aires, Ginebra o Washington.

Incluso ante la competencia con gigantes digitales y la retracción de la inversión publicitaria, los medios locales se mantuvieron de pié, a pesar que algunos fueron obligados a reducir sus costos de forma drástica. Esperase que los auspiciadores vuelvan muy pronto, pues son los anuncios que provocan el consumo y, consecuentemente, los empleos. En otras palabras, es la comunicación que hace girar la rueda del capitalismo. Sin ella, la recuperación de la economía será más difícil.

Ahora que se discute la retomada de determinados sectores y en la víspera del verano, estación tan importante para Mar del Plata, se vuelve aún más necesario que todos sepan elegir bien el lugar a través de lo cual se informarán sobre la ciudad. Es preciso tenerse el máximo de cuidado, ya que noticia falsa mata. Diarios, revistas, radios y televisoras locales merecen ser prestigiadas. Es en ellas donde reside el presente y el futuro de la comunicación porque la globalización no fue capaz de matar el sentimiento de orgullo y pertenencia existente entre el ciudadano y su comunidad.

(*) El autor es magister en Gestión de la Economía Creativa (ESPM) y profesor universitario (Faculdades Integradas Hélio Alonso) y coordinador adjunto del Núcleo de Estudios de la Radio (UFRGS) en Brasil.