Olha que coisa mais linda, mais cheia de graça… El mundo escuchó los acordes de la emblemática canción brasileña, La garota de Ipanema, durante la apertura de los Juegos Olímpicos, mientras desfilaba en el Maracaná la modelo más cotizada del mundo. Gisele Bündchen. Pero con el correr de las horas se despertó la polémica en torno a lo sucedido con la canción compuesta en 1962 por Vinicius de Moraes y Antonio Jobim. Tras los Juegos, la canción explotó en el sitio de música on line Spotify. Las escuchas se incrementaron un 1.200 por ciento de un día para otro. En un solo día se escuchó 40 mil veces.
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Durante la ceremonia, la canción fue tocada en el piano por Daniel Jobim, nieto de Tom, mientras que una foto del creador del tema apareció en la pantalla gigante, observada por tres billones de espectadores. Sin embargo, se olvidaron de Vinicius de Moraes. Sus familiares se quejaron e incluso llevaron la protesta ante el comité Río 2016. “Nos duele mucho que se hayan olvidado de él”, señalaron ante la prensa.
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También se enojó la verdadera Garota de Ipanema, ya que ni siquiera fue invitada a la fiesta. Helo Pineiro es la chica que Caetano y Tom veían pasar por el bar Veloso hacia la playa, mientras degustaban whisky. Pineiro hoy es una empresaria de 71 años -su hija es presentadora de televisión-, y en las redes sociales sus seguidores se quejaron por su ausencia en el Maracaná. “Tengo orgullo de ser carioca, me gustó mucho la presentación de Gisele, pero la producción me podría haber dado la oportunidad de representar el pasado y ella el presente. Es un misterio quién me lo impidió y debo reconocer que estoy triste”, aseveró la verdadera Garota de Ipanema.
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Tregua olímpica. El comité Río 2016, tras los incidentes entre argentinos y brasileños en las tribunas del tenis, debió salir a reclamar una tregua olímpica, a través de mensajes en las redes sociales, donde se ve a dos personajes con las respectivas indumentarias de Argentina y Brasil. En tanto, el comportamiento del público local en los estadios ha despertado polémicas. “Entre la euforia y la mala educación”, titula un artículo el diario O Globo donde se relatan varios casos de incidentes protagonizados por el público local, especialmente en el partido de hockey sobre césped masculino entre los locales y Bélgica. “Sólo faltó que lanzaran tomates al campo de juego. Brasil perdió 12 a 0 pero lo más grave fue lo del público”, señaló el diario. En tanto, la agencia de noticias Reuters opinó que el público brasileño “parece desconocer el espíritu olímpico”.
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En este marco, el director de Comunicación de Río 2016, Mario Andrada, admitió en rueda de prensa que el público brasileño está aprendiendo cómo debe comportarse y apoyar a su equipo, sin que ello sea igual que en el fútbol. No obstante, la jugadora de beach volley argentina, Georgina Klug, reconoció al público local pese a las provocaciones recibidas. “A mí me encanta. Prefiero mil veces a los brasileños gritando que a los hinchas fríos e indiferentes de Europa. Los brasileños son más calientes, como nosotros los argentinos”, alegó.
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Estás igual… Así como en el Mundial de Fútbol, un argentino que parecía el doble de Maradona se ganó unos buenos reales en la zona de Copacabana e Ipanema posando en fotos con los turistas, ahora apareció una fotocopia de Ronaldinho recorriendo la zona turística, ataviado con la ropa de la selección y posando con los turistas. Realmente es muy parecido. Agustín, un empleado de una oficina pública de Mar del Plata, se sacó la foto de rigor y admitió que en su oficina jamás contaría la verdad. Es de esperar, por su historia, que no lean estas líneas…
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Se llama Rafaela Silva y sus lágrimas se multiplicaron por millones en los rostros de los brasileños a lo largo y a lo ancho del país. Su historia es conmovedora, y muchos recién la conocen ahora, tras haber ganado la medalla dorada de judo en la categoría hasta 57 kilogramos. Nació y se crió entre la pobreza y la delincuencia en Ciudad de Dios -cómo no recordar la película con las andanzas de Ze Pequeño-, y logró la medalla a pocos kilómetros de allí. La brasileña forma parte del selecto grupo de deportistas campeones olímpicos, y el suyo es un ejemplo de superación, tras haber vivido grandes problemas.
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Rafaela fue descalificada en los Juegos Olímpicos de Londres, hace cuatro años, por un golpe ilegal. A partir de ese momento recibió los más duros ataques a través de las redes sociales. Se indicó que su familia debería avergonzarse de ella, y hasta se la tildó de mona. “Yo creía que el judo no existiría más para mí después de que me llamaron mona. Sin embargo, una psicóloga me asistió y me ayudó a desistir. También mi familia fue decisiva”, expresó en estas horas cuando todos los periodistas la quieren entrevistar. Siempre encaró la lucha contra el racismo mientras se preparaba intensamente para estos Juegos. Trabajó acompañada por amigos en el gimnasio en Ciudad de Dios, evitó las redes sociales y tomó como ejemplo e ídolo a Teddy Riner, francés y negro, para llegar a vivir esta gloria con sabor a revancha. Rafaela mostró cómo el deporte puede transformar una vida.
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En la zona del puerto de Río de Janeiro se habilitó el Boulevard Olímpico, con variadas atracciones. En tanto, a lo largo del mismo se instalaron numerosos food trucks donde turistas y residentes pueden almorzar, cenar o disfrutar una cerveza. Uno de esos “camioncitos” es de un argentino y vende exclusivamente empanadas. ¿El nombre? Che boludo… Cada empanada -hay de carne, de pollo, de jamón y queso y de humita- se vende a 8 reales, es decir, 40 pesos. El hombre está contento, dice que las ventas en estos días han sido un éxito, mientras en su original local, convertido en una especie de micro de la línea 60 se menciona a Plaza Constitución y Tigre.