Fue un 11 de octubre de 1980. Este domingo se cumplieron 40 años. Ese día, se inauguró la primera pista sintética de atletismo del país en el Cedena (años después convertido en el Cenard), con una reunión muy interesante: el Torneo Internacional Ciudad de Buenos Aires.

Participaron en aquella cita grandes figuras del atletismo de varios países, muchos de los cuales podrían haber sido ese mismo año campeones olímpicos, pero por aquel boicot a la Unión Soviética, se quedaron sin competir por las medallas.

En aquella jornada, un fondista de 25 años y en plenitud, marplatense para más datos, logró una proeza, algo que parecía casi imposible. Con un registro de 14′ 02″, llegó cuarto detrás de tres destacados extranjeros y quebró el récord argentino del legendario Osvaldo Suárez, en los 5.000 metros, primado que tenía dos décadas de vigencia (lo había conseguido el 1 de octubre de 1960, en San Sebastián).

Hasta ese momento, Jorge Monín tenía como mejor registro 14′ 21″ Seguramente la calidad de los demás competidores lo ayudó a ir más rápido. Pero indudablemente, aquel empleado bancario que ya destacaba, se consolidó entre los mejores fondistas argentinos de aquella época (fue campeón argentino en 5.000 y 10.000 metros). Y empezaba a construir toda una vida dedicada al atletismo, una pasión que al día de hoy continúa canalizando como director del JM, un club de atletismo y corredores aficionados, y logró transmitirle también a su hijo, Ezequiel. Como para que el legado tenga su continuidad en el tiempo y se renueven sueños e ilusiones.