“El mensaje de Pandora”, la novela que indaga en el origen cósmico de la pandemia actual
El escritor español Javier Sierra teoriza sobre los cambios que vivirá la civilización tras la pandemia de Covid-19 y se remonta a la historia, a la ciencia y a los mitos para plantear una original hipótesis: los virus que nos asechan podrían venir del universo.
Por Paola Galano
Libro “urgente“, escrito bajo el ritmo febril de la llegada de la pandemia de Covid-19 y del confinamiento en Europa, “El mensaje de Pandora” (Planeta) “pedía paso”. Así lo relató el escritor Javier Sierra desde su casa en Madrid, España, en una rueda de prensa virtual realizada para periodistas de América Latina a la que tuvo acceso LA CAPITAL.
Sierra reflota el género epistolar -casi en desuso en la literatura actual- para dar vida a personajes femeninos: una tía le envía una extensa carta a su sobrina Arys. En la larga misiva, la insta a recordar detalles clave de viajes que realizaron juntas mientras intenta darle respuestas sobre el contexto actual, en clave de acertijo.
“Pensar en la muerte es uno de los elementos más creativos que ha tenido siempre nuestra especie”
Las explicaciones buscan que la joven desarrolle su creatividad, deje de lado viejos dogmas y, en simultáneo, conecta antiguos mitos griegos, pasajes históricos y provocadoras teorías científicas, desde la astrobiología al posible origen cósmico del desarrollo de la vida en la Tierra. También hipotetiza sobre la relación entre la actual pandemia y la caída de un meteorito en la región en Wuhan, China, en octubre del año pasado.
La carta, que incluye ilustraciones, adquiere, a veces, la dimensión de un original ensayo de divulgación científica. No obstante, es una novela pensada para las nuevas generaciones. La tía sabia y madura está convencida de que los tiempos modernos se agotaron de manera brusca. Sabe que la pandemia actual le pide a la especie humana nuevas maneras de reconectarse con la naturaleza, con la historia, con el humanismo y con el universo. Y deposita en la joven la confianza de un cambio.
Sierra confesó que escribió “El mensaje de Pandora” con los ojos de su hija e hijo preadolescentes en el horizonte de la mano. “El libro nació para explicarles en qué clase de momento histórico nos estamos adentrando, es un texto más breve de lo que acostumbro -contó-. Es fruto de que un escritor debe contribuir a ordenar la realidad, a transmitir esperanza y horizonte a sus lectores y eso es lo que he pretendido hacer”.
Visitantes del cosmos
En medio del relato, el autor también da voz a un tercer personaje femenino, Assumpta Rocamora, una anciana que habita un pueblo al que visitan la tía y su sobrina en unas vacaciones. Ambas llegan en medio de una procesión popular y se sorprenden al ver a los vecinos disfrazados de la muerte, en una rara danza, una manera popular de recordar los estragos que generó la peste negra, entre 1346 y 1353 en Europa.
“Las pandemias irrumpen por primera vez hace diez mil años, cuando la humanidad dejó de constituirse como población nómade”
Es el episodio dedicado a la peste negra el que le permite al autor mirar con lupa, para sacar varias conclusiones, siempre en perspectiva con el presente pandémico. “Ya nadie hace caso a los viejos. Ni a los libros de historia. Aquí no se prepara nadie para lo que pueda venir. Como si esto no fuera con ellos. Como si el pasado no fuera a repetirse”, dice la anciana del libro.
Sierra comentó, en medio de la rueda de prensa realizada por zoom: “He salido a buscar respuestas en momentos anteriores de la historia, me he acercado a lo que pasó en la peor pandemia, la peste negra europea. Y a lo que contribuyó la peste negra fue a acabar con un modelo teocéntrico, para colocar en el centro a un ser humano que podría aportar algunas respuestas, como el desarrollo de la ciencia y del humanismo”.
Tal como hizo aquella plaga, que sacó a la civilización del paradigma medieval, el escritor observó que la actual pandemia de coronavirus puede acelerar un proceso de cambio de paradigma: dejar el antropocentrismo (el hombre en el centro del mundo) para indagar en el cosmocentrismo (el cosmos como eje de la civilización).
“Me gustaría que abandonáramos un poco el modelo antropocéntrico, porque nos hemos pasado de rosca y nos hemos convertido en unos depredadores del planeta, la naturaleza la vemos como recurso natural y no como un lugar en el que habitamos. Deberíamos desarrollar más un modelo cosmocéntrico, en el cual poner a la naturaleza en el centro del universo, porque la naturaleza no se termina en la estratósfera, la naturaleza es el universo. Con esa visión cambiaremos nuestro camino como especie”, alertó.
“Sugería que el coronavirus que nos puso en jaque entonces se originó en un meteorito que cayó no muy lejos de Wuhan, en China”
“Lo que el cosmocentrismo termina haciéndonos ver es que la vida es una suerte de infección, lo dicen los astrobiólogos, la novela hace alusión a varios científicos que se han preocupado sobre cómo puede expandirse la vida en diferentes lugares del universo, y desde esa óptica uno llega a la conclusión de que el mecanismo de la vida no se diferencia en nada del mecanismo de una infección vírica, de alguna manera refleja aquello que por intuición en el mundo antiguo ya se aceptaba, nuestra intuición nunca va desencaminada”, observó, en referencia a los mitos antiguos que colocaron a lo cósmico en un lugar central de sus saberes y creencias, un aspecto del que también da cuenta “El mensaje de Pandora”.
Para el escritor, su última novela reivindica “el conocimiento intuitivo y prehistórico que se acerca a lo que la ciencia nos está enseñando” en la actualidad.
En ese marco de cosmocentrismo, el autor detalla en el libro que los virus que vienen azotando a la Tierra, como dice él desde diez mil años, podrían tener un origen cósmico. “¿Está el universo enviándonos formas de vida todavía en este momento? ¿Podrían ser ciertos patógenos que parecen surgidos de ninguna parte visitantes de otras regiones del cosmos?”, escribió.
Y a su vez, en lo que supone ser el aspecto más original del libro, cita al astrofísico británico Chandra Wickramasinghe: “La última vez que oí hablar del doctor Wickramasinghe fue poco antes de declararse la pandemia de la Covid-19, a principios de 2020. Él acababa de proponer a la revista médica británica The Lancet un artículo en el que sugería que el coronavirus que nos puso en jaque entonces se originó en un meteorito que cayó no muy lejos de Wuhan, en China —el foco de la epidemia—, en octubre del año anterior. Según sus estimaciones, la roca cósmica caída en las inmediaciones de Songyuan podría haber esparcido ‘cientos de trillones de partículas víricas’ por toda la región, después de haber convertido la noche en día y ser filmada por las cámaras de tráfico de la ciudad”.
Poder ver las señales
Autor de best sellers como “El fuego invisible” y “El maestro del Prado”, entre muchos otros, Sierra entendió a tiempo que en la pandemia de Covid-19 había señales a tener en cuenta. “No quise cometer el mismo error que cometieron hace cien años durante la pandemia de la gripe española de 1918 la mayoría de los escritores de aquel tiempo, que no vieron en ella un motivo de reflexion literaria”, observó.
“Lo que el cosmocentrismo termina haciéndonos ver es que la vida es una suerte de infección, lo dicen los astrobiólogos”
Criticó el silencio que sobre la enfermedad se impusieron Ernest Hemingway, John Dos Passos o Guillaume Apollinaire, quien incluso “llegó a morir en Francia por la gripe española”.
“Ninguno de ellos dedicó ni un solo renglón porque consideraban que la enfermedad de la gripe era algo del dominio privado y no tenía que salpicar su producción literaria. La única que se dio cuenta fue Virginia Woolf que le dedicó un pequeño ensayo”, agregó.
En ese sentido, entendió que “El mensaje de Pandora” “habla del impacto que tienen estas grandes enfermedades en la construcción de las civilizaciones”, un tema que sí considera pertinente a su dominio literario.
Sierra consideró que “las grandes pandemias no solo nos dan información sobre cómo evolucionan estas situaciones sino que nos dicen que la humanidad lleva muchos miles de años superándolas”.
Y explicó: “Las pandemias irrumpen por primera vez hace diez mil años, cuando la humanidad dejó de constituirse como población nómade de pequeños cazadores a ese momento en que empezaron a cultivar y a domesticar animales. Ahí empezamos a convivir con los virus de los animales, eso ocurre hace diez mil años. Los peores ataques víricos son ataques zoonóticos, que saltan al entorno humano”.
La enseñanza, según su perspectiva, es que “en situaciones más terribles que ésta, la humanidad ha sabido sobreponerse y que la línea es ascendente, vamos a salir bien de este momento aunque dejemos muchos muertos por detrás, que es la consecuencia inevitable de este tipo de episodios”.
Tiempo “en flecha”
Consultado por LA CAPITAL sobre la manera en que conectó tantas ideas: mitos griegos, creencias religiosas, teorías actuales, hipótesis sobre creencias antiguas, entre otros pensamientos, Sierra contestó, siempre sonriente: “Yo llevaba muchos años ya leyendo este tipo de material, tenía notas tomadas y libros marcados, datos de la influencia de las pandemias en la desaparición de las civilización antiguas, datos sobre el origen de la vida, si fue terráqueo o cósmico, si los virus llovieron de otros lados del universo… No había encontrado el momento ni el libro en el que encajar todos esos intereses. Fue la pandemia la que me hizo ver que había una relación entre todos ellos y que podía expresarlos de una manera creativa dentro de un texto literario. Mi curiosidad me ha preparado para abordar un proyecto literario como El mensaje de Pandora”.
“Vamos a salir bien de este momento aunque dejemos muchos muertos por detrás”
Asimismo, no olvidó hacer referencia a otro aspecto de su libro: la capacidad reflexiva de sus personajes. “Busco construir personajes que reflexionen, que filosofen, parece contradictorio con esa idea de la literatura thriller que es vertiginosa, para mi es necesario enseñar a pensar, yo quiero pensar, quiero aportar algo a mis lectores en esta recapacitación que tienen por delante”.
Ese caudal reflexivo, indicó, será necesario para que las humanas y los humanos del presente reordenen sus ideas en torno a la muerte. Ya que, a su juicio, “lo que nos ha traído esta pandemia como lección es el recordatorio de la muerte, hemos construido una sociedad consumista, materialista que siempre mira hacia adelante y que rara vez mira atrás”.
El hecho de que “mucha gente no haya podido despedirse de sus muertos” generó un dolor “que ha obligado a muchos núcleos sociales a reflexionar por primera vez en generaciones sobre lo que significa la muerte –dijo- y pensar en la muerte nos obliga a filosofar, pensar en la muerte es uno de los elementos más creativos que ha tenido siempre nuestra especie. Las grandes filosofías han nacido de esa reflexión”.
Observó, además, otra marca de época: la manera en que se proyecta el tiempo. En la actualidad, siempre es “en flecha”, hacia adelante. A diferencia de las culturas más remotas, que entendían que el tiempo era circular, un espejo de la naturaleza. Por eso, las generaciones actuales perdimos de vista “que la naturaleza tiene un ciclo continuo de nacimiento y de muerte y que la muerte está presente y nos puede afectar”.
“Nuestra cultura ha decidido no mirar a la muerte, no mirarla demasiado y mirar sólo hacia el futuro en cuanto consumidores o pagadores de impuestos”.
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