Covid-19: el 80% de los contagios se concentró en los últimos 30 días
Mar del Plata acumula más de 10.300 casos y al menos 169 muertes. Hasta julio la situación parecía controlada. El virus hizo estragos en invierno y el último mes fue el peor, con cerca de 8000 nuevos casos y un centenar de muertes. Es incierto el panorama de cara a octubre y el resto del año.
Por Gonzalo Gobbi
El virus que entre fines de 2019 y principios de 2020 puso en jaque al mundo desembarcó hace poco más de seis meses en Argentina. Desde el 20 de marzo rige en todo el país el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Ese mes se detectaron en Mar del Plata los primeros casos de una enfermedad entonces lejana, importada. Pero el coronavirus se propagó durante el invierno y -entre agosto y septiembre- la ciudad pasó de ser un oasis a estar en el centro de la escena epidemiológica. Hoy es el tercer distrito fuera del AMBA con más contagios y casi todo marplatense tiene a un familiar, vecino o conocido que lo contrajo.
El brote comenzó en julio. Hasta entonces había habido unos 50 casos positivos y los fallecidos podían contarse con los dedos de una mano, con nombre y apellido. De ahí en más la curva no dejó de crecer, primero en forma acelerada, luego de manera exponencial.
Mar del Plata está próxima a cumplir un mes en fase 3 con más de 10.300 contagios acumulados, 7099 pacientes recuperados y al menos 169 víctimas fatales: el 80% de los casos y el 60% de los decesos se concentró en los últimos 30 días.
Con 771 casos positivos y 23 muertes, julio parecía haber batido todos los récords. El virus se adentró en instituciones de salud, una docena de geriátricos, grandes y medianas empresas; en la iglesia, la actividad política, gremial e industrial; en barrios privados y humildes. Los indicadores de agosto, ya en transmisión comunitaria, superaron a los del mes anterior en solo 11 días y cerraron con 2884 contagios y 53 decesos. Lo peor, se creía, había pasado. Pero septiembre empezó en fase 3 y en 25 días hubo unos 8000 nuevos casos y cerca de un centenar de muertes.
Mar del Plata cumplió el fin de semana seis meses en aislamiento obligatorio. La “cuarentena”, sin embargo, fue desdibujándose a la par del incremento de los contagios y el relajamiento de los cuidados. La circulación en las calles creció, la crisis que provocó la pandemia generó presión social y política para habilitar actividades económicas y hoy la ciudad tiene más de 3000 casos activos: unos 60 pacientes demandan camas de terapia intensiva y la mitad requiere respiradores.
Los últimos reportes confirmaron más de 300 nuevos casos diarios -un valor impensado hace apenas dos meses-, con un pico de 430 contagios comunicado el pasado miércoles 16 de septiembre.
Al cumplirse el primer semestre del aislamiento, General Pueyrredon acumuló más casos de coronavirus que 17 provincias argentinas y se mantiene, después de CABA y Rosario, como la tercera ciudad del país –fuera del AMBA- con más infectados. La tasa de contagio diaria se ubica por debajo de La Matanza y Quilmes. Este último distrito, al menos en dos ocasiones esta semana, tuvo menos casos que los detectados en Mar del Plata.
Por grupo etario
Al inicio del aislamiento se decía, porque así lo marcaban los indicadores sanitarios, que el Covid-19 afectaba principalmente a los adultos mayores.
Durante los primeros cuatro meses fue así, pero en los últimos 60 días se registró un aumento de los casos entre los marplatenses menores de 30 años.
Hoy, alrededor del 25% de los infectados en la ciudad tiene entre 0 y 29 años. El porcentaje se triplicó en dos meses. Las mujeres lideran la tasa de contagios.
En el mismo sentido, hasta principios de agosto el 93% de los fallecidos tenía más de 65 años. En las últimas semanas, sin embargo, fallecieron varios pacientes de menor edad. Actualmente, el 25% de las víctimas fatales en Mar del Plata tiene menos de 70 años.
Por otro lado, en detalle, el 40% de los fallecidos por Covid-19 tenía hipertensión arterial, la enfermedad más frecuente entre las víctimas. En segundo lugar, el 20% presentaba patologías neurológicas, seguido por la diabetes.
Futuro incierto
La Secretaría de Salud municipal prevé una desaceleración de los contagios para octubre, aunque en lo que resta de septiembre la situación continuaría agravándose. De todos modos, “es incierto, es lo que se espera”, admitió la secretaria Viviana Bernabei.
Desde hace dos meses y medio los contagios no cesan. Los indicadores crecen y hace semanas se encendieron las alarmas en el sistema sanitario: clínicas y hospitales están al límite, falta recurso humano, el personal está agotado, demoran cada vez más los resultados de laboratorio y resulta imposible predecir el comportamiento del virus.
¿Octubre será igual, mejor o peor que septiembre? ¿Regresarán este año las clases presenciales? ¿Cómo será noviembre? ¿Las fiestas llegarán con el aislamiento vigente? ¿Habrá temporada de verano con protocolos? ¿Podrán la gastronomía, los gimnasios, balnearios y centros culturales retomar sus actividades? ¿La añorada vacuna llegará antes de fin de año? Ni el más experimentado equipo de infectólogos tiene respuestas certeras para esos interrogantes abiertos.
Diez mil aplausos no alcanzan
No alcanza. La cantidad de profesionales de la salud no alcanza. Los recursos no alcanzan. El personal que vuelve operativas las camas de internación no alcanza. El salario que perciben no alcanza. Más de 10.000 pacientes atendidos en seis meses, 7099 de ellos recuperados, 3077 bajo tratamiento hoy, ahora mismo. El agradecimiento de los que padecieron y de los que hacen todo por evitar padecer, no alcanza. El desdibujado aplauso de las 21, hace rato que no alcanza.
Sobran. Las marcas en la cara por el barbijo ajustado de quienes nos cuidan, sobran. El agotamiento sobra. ¿Se equivocan? Son humanos. Las críticas y quejas fáciles por redes sociales, sobran. Las guardias interminables en clínicas y hospitales sobran. Los motivos para que bajen los brazos sobran, pero no lo hacen. Se llama vocación y también sobra. La angustia y la bronca al ver gente sin tapabocas compartiendo el mate después de 12 horas atendiendo pacientes en UTI, sobran. La desazón e insatisfacción por las vidas infectadas que se les escapan entre las manos, sobran.
El reconocimiento a los profesionales de la salud de Mar del Plata no alcanza. Motivos para agradecerles, sobran. Razones para cuidarse, abundan.