Irrumpe la grieta en el peor momento de la pandemia y datos comparativos y números que invitan a la reflexión
Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata
En coincidencia con lo sucedido a nivel nacional, también en Mar del Plata, en el peor momento de la pandemia, irrumpieron las diferencias políticas, se corrió el telón que cubría a la grieta y afloró el juego de chicanas y acusaciones cruzadas entre oficialismo y oposición en una especie de “sálvese quien pueda” que muy lejos está de lo que se espera de quienes hoy tienen que tomar decisiones en momentos por demás delicados. Con prácticamente el 10 por ciento de la ciudad contagiada -se consigna que por cada caso detectado hay otros diez asintomáticos, falsos negativos o no testeados-, y con un sistema de salud que cuenta día a día las camas de terapia intensiva en uso, lo mínimo que podría exigírsele a la clase política es que esté a la altura de las circunstancias, y al menos en esta coyuntura acierte a ejercitar una pausa y trabajar en forma mancomunada cuando hay miles de marplatenses que, o por cuestiones de salud o por situaciones económicas, no la están pasando nada bien.
Lo decía el sábado pasado el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, en una entrevista radial. “La sociedad está tres pasos adelante de la política”, enfatizaba, apuntando que en los barrios “no hay grietas”. Es allí donde se ven las mayores muestras de solidaridad entre los vecinos en centenares de comedores barriales que hoy reciben a quienes no pueden acceder de otra forma a un plato de comida. Lejos de allí, en el microclima de la política, también aparece la “fatiga cognitiva” de quienes deberían trabajar codo a codo, sacando ahora, cabe reiterarlo, en el peor momento de la pandemia, las diferencias políticas o ideológicas que supieron disimular hasta hace algunas horas. Hasta ayer, segundas y terceras líneas del oficialismo y de la oposición, marcaban diferencias, lanzaban acusaciones en off the record y se diferenciaban en la forma en que había que trabajar en esta pandemia. Realizar más o menos testeos, abrir o cerrar actividades, eran diferencias que ocupaban a los hombres de la política. En las últimas horas, sin embargo, los golpes apuntaron derecho a los mentones ante el asombro de quienes aparecen como meros y sufrientes espectadores de este show dialéctico que sólo logra ensanchar la grieta.
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Todo arrancó (o más bien se convirtió en la gota que rebasó el vaso) el fin de semana, cuando sorpresivamente el Instituto Nacional de Epidemiología hizo saber a través de un comunicado que debido al crecimiento sostenido de casos de Covid-19 no procesará más muestras de pacientes ambulatorios derivados por efectores de salud privados, priorizando la recepción de muestras de pacientes internados o personal esencial. La sorpresa fue mayúscula tanto en el gobierno municipal como incluso entre algunos representantes del Frente de Todos del distrito, quienes venían sosteniendo a rajatabla la necesidad de realizar más y más testeos en los barrios y sectores vulnerables quedando ahora en off side. Desde el mismo INE, meses atrás, una de sus máximas autoridades se presentaba en las radios reclamándoles a los marplatenses y batanenses que se realizaran testeos en esa institución, en forma gratuita, y no en laboratorios privados. Todo cambió. El personal del INE está desbordado, no hay posibilidad de analizar el casi millar de muestras que se reciben diariamente desde Mar del Plata y la región, y así se adoptó esta decisión que traerá consecuencias.
Quienes primero pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron de la noticia fueron los médicos. Ellos reciben en clínicas y sanatorios locales diariamente a centenares de personas con síntomas que exigen testeos para saber si tienen o no coronavirus. En muchos casos, siguiendo los criterios emanados del Ministerio de Salud en relación a casos sospechosos, se ordenaban al menos diez días de estricto aislamiento para el paciente con hisopado positivo y sus contactos estrechos. “Ahora lo tengo que mandar a la casa a aislarse y decirle que quizás tenga coronavirus. Tal vez esa persona salga de la clínica sin el certificado que lo avale para justificar la inasistencia al trabajo y se dedique a propagar el virus siendo aun peor la situación. Además -reconoció la especialista de una clínica céntrica- hay que tener en cuenta la agresividad que reciben los médicos todo el tiempo en las guardias, con la gente que les demanda que les hagan el hisopado. Estas decisiones deberían tener una amplia difusión en la comunidad para que todos podamos trabajar mejor”, añadió.
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Sin medias tintas, el concejal oficialista Agustín Neme, el domingo a la noche estampó su firma en un comunicado de prensa en el que denunció que Provincia y Nación “están abandonando a Mar del Plata”, añadiendo que el municipio “no puede hacer todo frente a la pandemia”. Tras la decisión del INE dijo que “no se entiende esta medida cuando desde el kirchnerismo siempre exigieron al municipio testear de manera masiva, y ahora quedarán cientos de hisopados diarios de marplatenses a la espera, lo cual no permitirá arribar a un diagnóstico claro y oportuno de la situación”. Y fue más allá al preguntarse “¿cuándo van a asumir que no fueron previsores frente a esta pandemia y que siguen cometiendo errores que ponen en jaque la salud de los vecinos de nuestra ciudad?”.
Quien inmediatamente recogió el guante en la oposición fue el presidente de la bancada de concejales del Frente de Todos, Marcos Gutiérrez, que días atrás había pegado un portazo y abandonado la comisión de reactivación de actividades económicas desde la cual se propusieron y avalaron distintas aperturas comerciales e industriales en el marco de la fase anterior. “Memoria concejal. Dejen de mentirles a los vecinos. 1.900 testeos prometieron y no llegaron a 500. 9 centros Covid nos dijeron pero abrieron dos. 24 horas del CEMA prometieron pero achican horarios de salas barriales”, disparó el edil en sus redes sociales. “Hay que innovar en nuevas propuestas y no seguir con recetas que no han servido en nuestra ciudad”, expresó al explicar su alejamiento de la comisión. “El intendente utiliza la comisión para legitimar su política anticuarentena y nosotros entendemos que el ASPO nos está sirviendo para cuidar la salud de todos”, denunció. Puede considerarse que se trata de una discusión apenas entre dos simples concejales. Pero no es así…
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¿Alguien cree que cuando Gutiérrez decidió irse de la comisión lo hizo “motu proprio”, sin haber consultado antes a referentes provinciales o al menos a su líder política Fernanda Raverta? ¿Alguien puede suponer que cuando Agustín Neme sale a denunciar el abandono de Provincia y Nación no tiene el guiño del intendente quien, jamás, por una cuestión de convivencia política, podría decirlo públicamente? Por ahora, afortunadamente, no son ellos en forma directa quienes se cruzan. Ojalá se trate de chispazos, de diferencias propias también del hartazgo que todos experimentan, y no constituya un adelanto de lo que puede llegar a venir. Como el sistema sanitario, la convivencia política hoy luce demasiada “estresada”. Con casos de coronavirus que se multiplican y crecen mientras hay persianas de comercios que se bajan para no volver a subir más, la realidad exige el esfuerzo de todos. La historia también tendrá reservada un capítulo para reflejar las conductas y las acciones de quienes tuvieron que afrontar esta situación de pandemia que todo lo trastocó.
La incertidumbre, el cansancio, el hartazgo, el temor, la preocupación, en tanto, se hacen carne en miles y miles de marplatenses. El domingo se cumplirá medio año desde que que el gobierno argentino instauró el aislamiento obligatorio por el coronavirus. Ya no hay quien no tenga un conocido, familiar o amigo que se haya contagiado, o no escuche a algún comerciante preocupado por su situación económica, en un contexto cada vez más duro donde se especula con que la pobreza trepará al 50 por ciento de los argentinos cuando finalice este olvidable año. El “paro a la japonesa” instrumentado por la Uocra, trabajando sus afiliados en la obra privada, lo cual no está autorizado por la comuna ni por la Provincia, es un claro ejemplo de la situación. “Es preferible tenerlos en la obra con estrictos protocolos a que estén realizando changas para sobrevivir sin cuidarse”, sostienen desde la organización sindical. Y si no se visualizan aún otros actos de rebeldía, se señala, es porque la zanahoria del burro para muchos sectores lo constituye la próxima temporada estival. No obstante, hoy nadie, en su sano juicio, puede certificar qué sucederá dentro de tres meses. Para las autoridades, claro está, la temporada 2021 dependerá del nivel de contagio antes del verano.
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Lo cierto es que mientras el jefe de Gabinete de la provincia, Carlos Bianco sostiene que “se trabaja para tener la mejor temporada posible”, su par de Salud, Daniel Gollán, expresa con acierto que en Mar del Plata, hoy, el virus “está comportándose como en el AMBA”. Así, con algo más de 7.500 casos positivos detectados desde el inicio de la pandemia, el 1 por ciento de la población, y cerca de 2.900 casos activos, el sistema sanitario marplatense hoy aparece al borde de la saturación. Imaginar una temporada con los niveles de contagios actuales resulta al menos temerario. Sin la garantía de la llegada de la vacuna, sólo resta esperar entonces que la famosa curva comience a bajar y para ello, la responsabilidad social constituye un elemento clave.
No hay recetas mágicas, claro está y en consecuencia, las autoridades vuelven a apelar a la responsabilidad ciudadana. “Esos chicos que están ahí, todos juntos, se pueden contagiar y quizás ni siquiera se enteren o tengan síntomas. El problema es cuando se encuentran con sus padres, sus tíos o sus abuelos. Hasta que no se entienda esto vamos a vivir con el corazón en la boca”, admitía en la tarde del domingo el coordinador municipal de un grupo de cerca de cien jóvenes voluntarios que trataban de persuadir a los marplatenses que se encontraban en la costa -en este caso Plazo España- sobre la necesidad de quedarse en casa. “En la semana están concientizando en los bancos y supermercados y los fines de semana en la costa y en la playa. Pero hasta los maltratan. No dan más y muchos ya no quieren seguir. Si no se entiende que cada uno juega un rol en esto de la prevención se hace muy difícil y en realidad uno ve que la gente ya está harta”, reconocía.
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Mientras esto sucedía en la costa, los efectores de salud -los titulares de Zona Sanitaria VIII, Hospital Interzonal, Materno Infantil, PAMI, IOMA e INE, entre otros- elaboraban un documento señalando que en estas horas es cuando más debemos cuidarnos, “manteniendo el distanciamiento social, el uso del tapabocas pensando en el estrés del sistema sanitario local, con todos los equipos agotados por la tarea titánica que vienen realizando desde el inicio de la pandemia”. A la vez, realizaron un análisis comparativo entre Mar del Plata -con sus características particulares- y La Plata, con similar cantidad de habitantes. Datos duros y concretos que evidencian por qué “es necesario quedarse en casa”.
La Región Sanitaria XI cuenta con una población aproximada de 1.180.119 habitantes en 18 municipios, siendo su cabecera La Plata, con una población de 787 mil habitantes. Para esa población, la ciudad cuenta con 8 hospitales interzonales, 5 hospitales zonales y 3 hospitales subzonales al margen de las instituciones privadas. En tanto, la Región Sanitaria VIII, con sus 16 municipios, tiene una población estimada de 1.150.300 habitantes. Su ciudad cabecera, Mar del Plata, cuenta con aproximadamente 700 mil habitantes y dos hospitales interzonales para la atención en salud de su población, y un hospital modular recientemente construido. Sumado a esto, el sistema privado que ya ha manifestado situación de posible colapso. En términos de pandemia, hoy La Plata lleva 12.093 casos de Covid-19 confirmados, las personas recuperadas llegan a 9.444, y las fallecidas hasta la fecha son 265 personas, teniendo una tasa de letalidad de 2,20, con un total de 32.560 testeados. General Pueyrredon, en tanto, tiene hasta la fecha 7.539 casos confirmados, 4.523 recuperados, 125 fallecidos y una tasa de letalidad de 1,60 con 19.070 personas testeadas.
Otra gran diferencia se registra en el caso de las personas mayores. Los afiliados al PAMI en nuestra región son 260 mil (en CABA son 400 mil) y puntualmente en General Pueyrredon 147 mil. Justamente el mayor números de víctimas fatales en Mar del Plata corresponde a personas mayores, y casi la mitad de las mismas, eran residentes de geriátricos y hogares de ancianos. Al menos hubo casos fatales de coronavirus en una docena de geriátricos y hogares locales (Pinos de Anchorena, Alem, El Hogar de los Abuelos -en este caso con un récord de 25 personas fallecidas- Lares del Mar, Hogar de Eve, Hogar La Casona, La Armonía, La Perla, San Francisco, Esperanza y La casa de María, entre otros). Mar del Plata tiene una estructura poblacional en la que el 14,2% del total es población con edad superior a los 65 años, esto es más que en el resto de la provincia, donde el 10,69% sobrepasa esa edad. En definitiva, en este distrito hay un elevado porcentaje de personas con riesgo de contraer la enfermedad y sufrir consecuencias graves.
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En tanto, surgen datos que generan más preocupación, históricos por cierto pero que hoy adquieren una dimensión todavía mayor. El sistema de salud argentino cuenta con 3,71 camas por cada mil habitantes. La Organización Mundial de la Salud recomienda ocho. Sólo la ciudad de Buenos Aires está cerca de alcanzar esa marca, con 7,62 camas por cada mil porteños, mientras que en el otro extremo aparece Tierra del Fuego como la provincia menos preparada, con apenas 2,36 camas por cada mil habitantes. ¿Y Mar del Plata? “Nuestra ciudad cuenta con 1,7 camas cada mil habitantes. La Plata tiene 6,5. Y sumale el agravante de que el hospital de derivación más cercano lo tenemos a 400 kilómetros. Hace años que estamos inmersos en una situación precaria que ahora queda totalmente al descubierto”, reflexionaba un representante de la salud de este distrito.
Si a lo anterior se le suma la falta de disciplina comunitaria, el cóctel no deja de ser aún más peligroso. “El confinamiento obligatorio ha traído consecuencias de estrés social y económico, intensificándose problemas de salud mental, violencia, desempleo, intolerancia, incertidumbre y aumento de lo que podría llamarse disconfort relacional, llevando incluso al suicidio. Frente a todo esto, la empatía entre la ciudadanía ha dado paso a importantes muestra de solidaridad, pero también a una singular actitud insolidaria que pone en riesgo el delicado equilibrio de la subsistencia”, apuntó el Comité Hospitalario de Ética del Hospital Privado de Comunidad. En este contexto, advirtió dicho comité que “la cuestión principal es la escasez de los trabajadores de terapia intensiva que, a diferencia de las camas y respiradores no pueden multiplicarse”. Y remarcaron que “todos estamos acechados”.
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Se visualiza al mismo tiempo una situación delicada con dos aristas claras. Mientras, por ejemplo, el doctor Julio César Tussedo, ex titular del CEMA y coordinador del Sanatorio Belgrano señala que el sistema de salud “no está en condiciones de soportar valores de infectados como los que se vienen sosteniendo y no podemos reaccionar el día que no tengamos más camas y la gente se nos muera en la calle”, también con preocupación, entidades del sector productivo, generador de bienes y servicios en la ciudad, expresan que “sin trabajo no hay futuro para ningún país, sin empresas no hay empleo y sin producción no hay sistema de salud sostenible”. En ese delicado equilibrio entre la economía y la salud, transcurren estas horas en Mar del Plata.
“Así como las respuestas en materia sanitaria no admiten titubeos ni dilaciones, la situación del trabajo y de las pequeñas y medianas empresas en general tampoco soporta más postergaciones”, expresaron en una carta abierta los concejales de Acción Marplatense, Paula Mantero y Horacio Taccone, quienes exigieron la “unidad de los dos oficialismos (el local y el provincial y el nacional) para dar respuestas concretas”. Además, reclamaron que se sustraigan de “disputas menores y dobles discursos. Es en conjunto como debieran darles a los marplatenses más camas de terapia intensiva para que no colapse el sistema de salud y también es entre ambos como deben acordar una vehemente campana de información, educación y concientización que nunca se hizo, para asegurar el autocuidado”.
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