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La Ciudad 11 de septiembre de 2020

La conmovedora carta de un contagiado de Covid-19 para los médicos: “Esas miradas estarán por siempre presentes”

Fernando Oscar Fabrizzi escribió un texto de reconocimiento a quienes lo atendieron en la Clínica Pueyrredon. Estuvo en terapia intensiva, pero ahora espera por el alta médica en una sala común.

Fernando y su nieta Ambar.

Fernando Oscar Fabrizzi, paciente en recuperación de Covid-19 que estuvo internado en terapia intensiva en la Clínica Pueyrredon, escribió una conmovedora carta de agradecimiento a los médicos y todo el personal que lo atendió. “Esas miradas estarán por siempre presentes”, dice en el texto enviado a LA CAPITAL.

El marplatense, vinculado con el básquetbol de Quilmes de esta ciudad, pasó una semana muy difícil tras contagiarse, pero ahora se encuentra en una habitación común, a la espera del alta médica.

El testimonio completo dice lo siguiente:

La verdad en sus ojos

Obviamente lo primero que pensé en la situación que me tocó y toca atravesar me llevó a la idea del libro de Eduardo Saccheri, “El secreto de sus ojos”, pero en otra dirección.

Estoy internado hace dos semanas con Covid y, luego de siete días terribles en terapia intensiva, ya estoy mejor, nuevamente en habitación común esperando unos últimos análisis.

En estos días pude vivir experiencias por demás complejas y angustiantes, pero hubo algo muy sanador, tan profundo y efectivo como el mejor tratamiento médico.

Y fue esa mirada… la de los enfermeros, camilleros, mucamas y médicos que me atendieron. La complejidad de los casos nunca los hizo rendirse; y sus palabras siempre cálidas pero tamizadas por dobles barbijos, más las máscaras plásticas, sí filtraban de alguna manera la emoción de las palabras pero había algo que nada podía impedir que se hiciera claro… y era esa mirada.

Esa mirada que te constituye como persona, que te da existencia y además por el solo hecho de quien estamos enfrente somos gente que necesitamos de ellos, una mirada que no distingue al de izquierda o de derecha, al de River o de Boca, ni siquiera al que está a favor de la cuarentena del que está en contra y hasta hizo lo posible por encontrarse con el virus.

Ellos ejercitan y ponen el cuerpo y la vida todos los días, ejerciendo de magnífica manera esto que pensamos muchos de “La Patria es el otro”.

Para ellos, toda la gente de la Clínica Pueyrredon, mi eterno agradecimiento. Sus ojos, su mirada, son el mejor testimonio de su vocación, profesionalismo y amor por su trabajo.

Y muy especialmente a la doctora Cristina Miglioranza, infectóloga, y a la doctora Gabriela Fernández, Jefa de la terapia intensiva, un lugar con carga muy pesada, donde tenés que decirle a un paciente que se vienen 48 horas cruciales, como en mi caso; o avisarle (a los internados) que los van a llevar al coma farmacológico para poder avanzar con el tratamiento, y pedirles que hablen con familiares para despedirse al menos hasta volver de esa “dormida”… muy complejo y pesado para cargar todos los días, como para uno ser testigo o parte involucrada en esta cuestión.

Esas miradas estarán por siempre presentes.

Gracias,
Fernando Oscar Fabrizzi