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Opinión 14 de agosto de 2020

La oportunidad del teletrabajo: ¿La potenciamos u obstaculizamos?

Foto: EFE.

por Rubén Figueiredo

El documento publicado en el Boletín Oficial establece, que el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación será la autoridad de aplicación de la ley, y agrega que: “La presente ley entrará en vigor luego de 90 días contados a partir de que se determine la finalización del período de vigencia del aislamiento social, preventivo y obligatorio”.

Escaparé a la tentación de hacer pronósticos respecto de cómo será el trabajo en el futuro. No se me dan bien las profecías. Limitaré el análisis a la experiencia acumulada los meses recientes trabajando aislados a distancia, por la cuarentena. Y a las posibles ventajas que podrían generarse, para empleados y empleadores, si se extendiese de modo ordenado la modalidad de teletrabajo o Trabajo Conectado Remoto (TCR).

Antecedentes e irrupción del aislamiento

Hasta 2019 en Argentina la práctica vulgarmente conocida como home office tenía ciertos desarrollos iniciados varios años atrás, con avances desparejos, y en algunas empresas. Pero este año, empujados por la pandemia, en una rápida reacción, que no dio lugar a discusión alguna, nos recluimos y se hizo masivo el trabajo confinado, obligatorio, a distancia. Esto tuvo poco que ver con hacer un día por semana de home office.

Fue una decisión ajena a empleadores, empleados, sindicatos. Se hizo de modo imprevisto y, por lo tanto, sin una red de ayuda suficientemente adecuada. No solo en equipamiento tecnológico, también en lo referido a legislación, aspectos técnico profesionales y áreas afectivas, sociales, psicológicas de las personas…

Hubo un cambio en la dinámica de los habitantes en los hogares, una interrupción abrupta de la rutina. Se pateó el tablero, con la consiguiente desorganización. Y, a pesar de la sorpresa, hay que reconocer que funcionó. Con sus más y sus menos. Pero funcionó, se salió adelante. De modo masivo nos adaptamos. Es esperable pensar que, luego de la experiencia recogida, todo está dado para que, con mejoras, la situación sea aún más satisfactoria.

No significa esto que todas las tareas, ni todos los sectores productivos y de servicio, ni todos los niveles de una organización son compatibles y pueden ser llevados sin más a esta modalidad. En algunos casos, no será posible. Tampoco todos los empleados tienen un espacio físico privado apropiado, no cuentan con recursos de ayuda, ni un contexto social conveniente para el TCR.

El trabajo conectado remoto post-aislamiento

El Trabajo Remoto Confinado Obligatorio o Forzado en cuarentena no es igual al Trabajo Conectado Remoto (TCR) que se llevará a cabo cuando se pueda regresar a una situación sin cuarentena o con menos temores al virus.

El teletrabajo, al no ser forzado, se podrá implementar moderadamente, y se ampliará su uso solo si empleados y empleadores lo ven beneficioso para ambas partes. Esa valoración tal vez sea aún mayor a medida que las tecnologías sigan mejorando. Es posible que las nuevas generaciones también privilegien esta modalidad, con formas mixtas y adaptables, por encima de la exclusivamente presencial.

El TCR no es reemplazo del trabajo presencial. Y obviamente no todas las labores pueden ser llevadas a TCR. En aquellas experiencias realizadas hasta ahora donde se hicieron mediciones de clima e impacto, se encontró un grado muy alto de aceptación y valoración en los empleados para adoptar la modalidad de TCR. Tal vez será visto como un beneficio por mucha gente. Y las empresas pueden tener ventajas, como la captación, motivación y compromiso de talentos de distintas geografías, y posibles economías de costos. Se especula con que alguna fórmula de implementación del tipo “3×2” (3 días en el hogar x 2 en la empresa, o viceversa) podría ser bienvenida.

Por lo tanto, es posible pensar en el corto y mediano plazo el TCR como parte relevante de una estrategia organizacional más moderna y eficiente en lo que a gestión de las personas se refiere. No simplemente como una táctica oportunista. Luego de una legislación que en cierta urgencia por su promulgación no dio suficiente voz a las partes involucradas, le queda a los sindicatos en sus negociaciones colectivas, darle una mirada positiva, no restrictiva, que permita la plasticidad suficientemente y necesaria, adecuada a lo requerido por esta modalidad de trabajo y a las nuevas realidades sociales.

Ventajas que brindaría una correcta implementación del TCR

Para los trabajadores:

· Posibilidad de equilibrar mejor su vida, administrando el uso del tiempo con mayor autonomía.

· Ahorro en sus gastos: transporte, vestimenta, alimentos.

· Mayor comodidad y foco para trabajar.

· Menos riesgos en traslados y probabilidad de accidentes in itinere

Para las empresas:

· Optimización de los espacios físicos, liberación de “metros cuadrados” y economía asociada a costo de inmuebles.

· Economía en gastos de servicios generales.

· Menor cantidad de accidentes in itinere.

· Mejora en los índices de ausentismo.

Para la sociedad:

· Menor congestión de tránsito.

· Menos uso de transporte público.

· Menos accidentes viales.

· Ahorro de energía.

· El medio ambiente será beneficiado por menor polución.

Riesgos para las personas:

· Posible invasión de la privacidad.

· No todas las personas se sienten a gusto aislados.

· No adecuarse a los modos nuevos de sociabilización.

· Jornadas laborales extensas si hay dificultad para poner límite a la dedicación.

· Existen daños colaterales al uso excesivo de la tecnología: dolencias, lesiones, dependencia, bournout digital.

Acciones preventivas que las empresas podrían encarar:

· Adecuación de cultura, estilo de conducción y estructura.

· Formar a los dirigentes para afrontar las nuevas realidades.

· Reformulación de tareas; por ejemplo, distinguir aquellas que deben ser sincrónicas y cuáles pueden ser asincrónicas.

· Tener en cuenta las diferencias individuales (comodidades, psicología, familia).

· Foco en el cuidado de los trabajadores, facilitando recursos y entrenamiento a medida.

· Reforzar cercanía de la Dirección, utilizando distintos medios disponibles.

· No eliminar lo presencial, relevante para generar vínculo de pertenencia y confianza.

· Adecuación del espacio físico.

· Protocolos de cuidados adecuados.

(*): Profesor IAE Business School, Universidad Austral.



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