Por Vito Amalfitano

Llamado al número 0223- 494? Del otro lado una máquina, una grabación, una extraña encuesta. ¿Es usted mayor de edad? ¿Tiene trabajo? ¿Tiene estudios? ¿Quién tiene que ser el DT de la Selección? ¿Simeone, Bauza, Russo, Ramón Díaz o Caruso Lombardi? ¿Qué opinión tiene sobre Daniel Angelici, Chiqui Tapia, Moyano, Armando Pérez…? ¿Cómo cree que es la relación entre Mauricio Macri y Marcelo Tinelli, buena, regular o mala? ¿Cree que esa relación se dañó por la AFA? Y las últimas, con trampa: ¿Usted cree que el dinero destinado al Fútbol para Todos debe ser derivado a otras prioridades como la salud y la educación?, ¿Cree que Mauricio Macri debe cumplir con su promesa de campaña de sostener el Fútbol para Todos?

¿A quien le puede interesar una encuesta así? ¡En un teléfono de Mar del Plata! ¿A la AFA? ¿A qué AFA? Todos los caminos, claro, conducen al Gobierno nacional y su idea de instalar en la sociedad que el dinero gastado en el Fútbol para Todos era para hospitales y escuelas y que ahora, supuestamente, si ese dinero deja de pagarlo el Estado, se construirán 20 Garraham y más de 1.000 escuelas. Una ecuación falaz, pero efectiva desde lo comunicacional. No se dice, no se aclara debidamente, que el dinero que se destinó al Fútbol para Todos desde su creación fue el que ya estaba previsto en el Presupuesto Nacional,-con las actualizaciones correspondientes-, para las partidas de la pauta publicitaria oficial obligatoria. La publicidad de los actos de gobierno y la información sobre cuestiones de interés general para la población es una obligación inalienable de todos los estados.
Nunca la plata del FPT fue la de los hospitales y las escuelas. Siempre fue la de la publicidad oficial que informa sobre cómo prevenir el dengue, cuáles son las 19 vacunas gratuitas a las que se llegó en los 12 años anteriores, o dónde llamar para un caso de violencia de género.
Y la idea revolucionaria del programa fue simplemente redistribuir esa pauta y pasar una gran parte al fútbol. Es decir, se gasta el mismo dinero pero a cambio de que el público este informado de esas cuestiones esenciales tiene el fútbol gratis por TV en todo el país. Es verdad que el programa preveía también, en alguna etapa que nunca llegó, la entrada de pauta privada, para que incluso sobre dinero para destinarlos al deporte amateur.

Pero ahora la ecuación se invirtió y ninguna de las investigadoras seriales se encarga del tema. El Estado pone, por ahora, 1.800 millones o más y la televisación de los partidos más importantes es de canales privados, que sí ponen publicidad privada con ingresos para sí mismos, y ya no está la información esencial del dengue (con todo lo que este problema generó en meses anteriores), la violencia de género o las vacunas. El Estado al servicio de un negocio de privados, y con Boca y River no en la TV Pública, lo que implicó en la práctica que algunos de sus partidos no se vieran en forma gratuita y abierta en todo el país en el semestre pasado. Y una pérdida del valor de otro bien del Estado, en este caso la TV Pública.

Las crisis provocadas

Mientras tanto, como en una maniobra de pinzas, una crisis provocada en la AFA, que es aun más que una profecía autocumplida. Es generar todas las condiciones para que se cumplan. La extorsión de no girar el dinero por unos meses hasta que la AFA se atrasó en sueldos, AFIP, pago de servicios. Había un acto eleccionario en puerta, el 30 de junio, con cinco candidatos y todas las normas del estatuto cumplidas a rajatabla. Más allá del papelón del empate en la elección de diciembre, -accidente o sabotaje-, con Daniel Angelici, el hombre de Macri, de los dos lados del mostrador. Fue hombre de Segura en esa elección, se puso en la vereda de enfrente y trabajó para la famosa Súper Liga después.

La extorsión apuntó justamente a la creación de esa Súper Liga, para un nuevo negocio de privados, y en el medio intervino la IGJ, Inspección General de Justicia, conducida por un tal Brodsky, ahijado de Angelici, para interrumpir el acto eleccionario e “intervenir” la AFA con la excusa de la crisis provocada a propósito sin el giro del dinero.

Una crisis que “avivó” a la FIFA, que también intervino a horas de que la Selección juegue una final de Copa América. Una increíble irresponsabilidad de los que juegan con fuego con el fútbol y con todo lo demás.
El propio Fernando Marín, titular hoy de FPT, avisó el domingo en Radio Mitre, en diálogo con los periodistas Gabriel Anello y Fabián Godoy en Radio Mitre: “Ahora mi jefe, el secretario de medios, me confirmó que se giraron los 300 millones faltantes pero que no se girará más hasta que las cosas se ordenen como se debe”. Un representante del Estado reconociendo esa suerte de extorsión. ¿Qué significa que las cosas se ordenen como se debe?? ¿Qué se haga la Súper Liga? ¿Qué se arregle con Turner o con quien lo determine el Gobierno? ¿Qué se elija el técnico que prefiere el Presidente de la nación, que ya designó al virtual presidente de la AFA (como no pasó ni siquiera en un largo período de la dictadura), el titular de la Comisión Desnormalizadora, Armando Pérez?

En medio de todo eso, el mejor jugador del mundo es argentino y no está en la Selección y se abre un Gran Hermano vergonzoso de la elección del DT del equipo nacional. Un desfile patético de entrenadores con 5 minutos de gloria y sin consultar ni llamar seriamente a los dos más sabios y más reconocidos en el mundo, César Luis Menotti y Carlos Bianchi. Menotti, el espejo de Guardiola y Klinsmann, el que Arrigo Sacchi acaba de decir que es “un ejemplo para todos”. Bianchi, el que atesora más títulos que todos los nominados juntos. Estos dos, claro, no le dan ni la hora al insólito gran elector en nombre del Presidente, el periodista que se bajó de una candidatura en septiembre del año pasado por una monumental “usina” de corrupción.

En pleno invierno le cortan la luz a 71.000 usuarios en Capital Federal. La profecía autocumplida, la crisis provocada. Como no hay “inversiones” hay que pagar 400% por lo menos de aumento en los servicios esenciales, derechos humanos básicos para una vivienda digna previstos por normas internacionales.

A la AFA le cortan la luz, el gas, los sueldos y después llega el dinero cuando todo “se normaliza”. Y cuando ya se anularon las elecciones que no tenía ningún candidato “predilecto”.

A la gente le preguntan si prefieren que la plata se gaste en el fútbol o en hospitales y escuelas, no si la partidas de publicidad oficial deben ser para el fútbol o para los canales amigos. Y así se prepara el terreno para otro derecho avasallado. El final del Fútbol para Todos. No lloverán, claro, los Garraham y las escuelas. Y el que quiera ver fútbol gratis, que se vaya a Cuba…