por Marcelo Solari

Para las 17 de este jueves, está programada una masiva movilización pacífica que pretende visilibilizar la problemática que atraviesa el deporte (entendiéndose como concepto global) en Mar del Plata.

La cita será en pleno centro, y la partida de la caravana, en diferentes vehículos (no será una marcha a pie) está previsto que se inicie en la intersección de las avenidas Luro e Independencia.

A través de las convocatorias en redes sociales se intentó convocar a diferentes disciplinas, varias de las cuales hicieron sus correspondientes “protestas” en busca de autorizaciones que no llegan, y se cree que si la movilización nuclea a más actores, puede llegar a tener más éxito.

Eso sí, desde la convocatoria se instó a conservar las medidas de distancia social, uso de barbijo y el objetivo de llevar adelante una caravana pacífica, bajo el concepto “El se declara en alerta”.

Es que, liberada la posibilidad de que los deportistas olímpicos o en condiciones de serlo -decisión que sin dudas se celebra-, quedan muchos deportistas federados y muchísimos más aficionados, que no pueden realizar sus actividades.

Y con razón, se preguntan. Si desde el gobierno municipal la prioridad era habilitar el comercio minorista no esencial y eso ya se consiguió. ¿Por dónde pasa el impedimento ahora?

También esgrimen no entender cómo en uno de los focos de contagio más grande del país, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la gente puede hacer distintas actividades deportivas -en un horario para nada amigable, es cierto-, en muchos casos sin respetar las mínimas normas de cuidado, y aquí, con casi nula circulación del Covid-19 no está permitido salir a correr, entrar al agua para surfear o navegar, andar en bicicleta, jugar al tenis o al golf, por citar solamente algunos ejemplos.

Claro que la movilización no alcanza nada más que a los deportistas (en cualquiera de sus niveles), sino también, a la denominada “industria” del deporte. Propietarios de gimnasios, complejos deportivos, canchas de diferentes disciplinas, y hasta los propios clubes, que cumplen una función social irremplazable. Todos estos permanecen cerrados y sin actividad alguna desde hace casi tres meses. Un panorama difícil de aceptar y que intentará hacer visible con la caravana de este jueves.