Buscan ampliar la escala productiva del kiwi para potenciar su comercialización
En Argentina sólo existen 900 hectáreas dedicadas a este cultivo y no alcanzan para cubrir la demanda de consumo. La falta de alternativas crediticias por parte del gobierno y costos de iniciación, atentan contra nuevos emprendedores. El sudeste bonaerense tiene tierras ideales para el desarrollo y calidad del fruto.
Campo con producción de kiwi en las afueras de Miramar.
MIRAMAR (Corresponsal).- A finales de 1989 ingresaron las primeras plantaciones comerciales de kiwi en Argentina, hasta allí un fruto prácticamente desconocido en la región.
Una de esos árboles pioneros se encuentra en una estancia situada dentro del Partido de General Alvarado, cerca de Mar del Sud a unos 1000 metros del mar y aún perdura pese a que su ciclo vital se estipula en 30 años.
Los vaivenes de la economía siempre fueron un freno para el desarrollo de este cultivo en la zona, la época del recordado 1 a 1 puso un freno importante a potables proyectos y recién por 2005 comenzaron a establecerse otros productores que tampoco tuvieron demasiado “vuelo” en el distrito.
En 2012 se produjo una nueva y arriesgada apuesta, por los altos costos de inversión iniciales y sabiendo que los primeros resultados aparecerían con cierta rentabilidad, convenientemente, recién en cinco años después.
Uno de los referentes de la región, que ingresó en este sector es el actual presidente de la Cámara de Productores de Kiwi Mar del Plata, Laureano Goycoa, quien posee una porción de 14 hectáreas dedicadas a este fruto, por ruta 77 a unos 7 kilómetros de Miramar.
“Antes que me estableciera como productor en territorio de General Alvarado, sólo había unas 5 hectáreas un poco abandonadas cerca de Mar del Sud y menos de una hectárea en un campo de la ruta 88. En 2012 se plantaron como 20 hectáreas y ahí comenzó un ciclo nuevo con continuidad, llegando actualmente a las 45 hectáreas”, dijo el productor a LA CAPITAL.
Actualmente, Argentina produce el 40% del kiwi que consume por lo que hay un mercado totalmente desabastecido. Sólo existen en todo el territorio unas 900 hectáreas dedicadas a este cultivo, de ese número, 500 hectáreas se encuentran dentro del sudeste de la provincia de Buenos Aires y allí se concentra el 80% del total.
“Hay una gran diferencia entre este territorio, con La Plata, Baradero o Córdoba donde existen otras plantaciones. Nuestra calidad es superior y eso se debe principalmente al suelo, la tierra negra de acá es fértilmente apta para el kiwi que necesita bases profundas”, sostuvo Goycoa.
“También hay que plantar en zonas reparadas, por eso tengo en mi campo pinos y álamos para cubrir porque el viento hace daño. Se coloca una malla antigranizo que sirve de protección aunque su función específica es contrarrestar las fuertes ráfagas. Prácticamente, tampoco se utilizan agroquímicos”, agregó.
Paralelamente, para asegurar el futuro de este cultivo se necesitan campos que no junten charcos ya que una inundación determina prácticamente la muerte de plantas. Por eso deben generarse buenos desagües y contar con alturas acordes.
Inversión, costos y mercado
El riego es bastante costoso y puede establecerse por goteo o microaspersión. Este último, permite mantener las plantas húmedas constantemente en toda su estructura y que no sean afectadas por las heladas.
Actualmente, se está en época de cosecha y más allá de abastecer mínimamente el mercado a pesar que Chile tiene 10.000 hectáreas, la calidad del kiwi argentino es bastante superior, inclusive al de otros países de Europa.
“El mercado internacional que se está abriendo es importante ya que podemos ingresar con mejores precios en España, Alemania e Italia, aunque nos falta cantidad para competir y estamos lejos de Nueva Zelanda que exporta a China, Japón, Corea del Sur y Emiratos Árabes, los que más pagan”, manifestó, Goycoa.
Más allá de estos datos alentadores, ciertos obstáculos intervienen en el negocio. “El problema es que el kiwi está en un sitio del país que no es frutihortícola, entonces cuesta cambiarle la visión a los chacareros que hacen trigo, maíz o soja. Saber que por cinco años van a tener que poner plata sin sacar un peso de ganancia no les convence y así, hoy es difícil sumar hectáreas a gran escala”, reflexionó el productor.
La inestabilidad económica del país también atenta con hacia nuevos inversores y desde la Cámara Marplatense, siguen pregonando por alternativas de financiamiento que potencien el cultivo. “Estamos luchando por líneas de crédito específicas como hay para la vid y el olivo en otros lugares del país. Los gobiernos de la Provincia y la Nación deben entender el potencial que tiene el kiwi en la Argentina ya que pasó de ser una actividad chica a un motor de la economía regional en el sudeste bonaerense”, cerró Goycoa.
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