La Bombonera cumple 80 años
El mítico estadio de Boca fue inaugurado el 25 de mayo de 1940 en un partido ante San Lorenzo. Juan Antonio Farenga, hijo de uno de los fundadores del club, recuerda hoy cómo fueron los inicios de uno de los templos del fútbol argentino.
Juan Antonio Farenga, hijo de uno de los cinco fundadores de Boca Juniors, recordó la histórica jornada del 25 de mayo de 1940 cuando fue inaugurada La Bombonera en un partido amistoso con San Lorenzo, al que asistió después de ser testigo de todo el proceso de construcción sobre los mismos terrenos donde se levantaba la vieja cancha de madera.
Tiene 92 años pero su cabeza y su memoria parece de 20; recuerda todo con sorprendente frescura y le afirma con orgullo a Télam: “Ese estadio es mi niñez. Yo pisé el campo de juego antes de que se inaugurara, allá por enero de 1939, estaba ocupado por tachos de cal, elementos de construcción y a su alrededor había grúas”.
De pequeño, Juan dio sus primeros pasos en el barrio de La Boca, allí donde su padre junto a su tío Teodoro, Santiago Sana, Alfredo Scarpati y Esteban Baglietto fundaron el Club Atlético Boca Juniors, el 3 de abril de 1905 en un banco de la plaza Solís.
“Empecé a caminar por La Boca con mi padre. Ya cuando tenía cinco años, íbamos todos los domingos a la vieja cancha de madera. Éra el séptimo de ocho hermanos, ya están todos fallecidos y mientras ellos miraban el partido, con mis primos más chicos y mi hermano menor, jugábamos a la pelota en Pinzón e Irala detrás de la platea de la vía del tren”, repasó.
“A los ocho años empiezo a entrar a la cancha y tuve la suerte de ver a ‘Pancho’ Varallo, Roberto Cherro, a Benítez Cáceres, los ídolos de esa época. Me sentaba en un costado de la viejas tribunas de madera que daban al Riachuelo, muchas de ellas fueron dadas luego a Ferro para pagar el pase de Arcadio López, un defensor de entonces”, memorizó antes de reconstruir el proceso del levantamiento del mítico estadio “xeneize”.
“En 1932 se compran los terrenos de la vieja cancha. En 1938 empiezan a derrumbar y poner el hormigón. Los viernes a la tarde íbamos con mi viejo a ver la construcción del estadio. Me acuerdo estar parado en el círculo central de la cancha, el mismo de hoy. Yo pisé el campo de juego antes de que se inaugurara, estaba ocupado por tachos de cal, de elementos de la construcción y alrededor había grúas, eso sería ya enero de 1939. Después nos íbamos a las oficinas del Ingeniero Delpini, que estaba a cargo de la obra”.
El ingeniero civil José Luis Delpini, también responsable de la construcción del Mercado de Abasto, realizó el proyecto y resolvió con la construcción de tribunas empinadas el desafío de congregar 60.000 espectadores en un predio muy acotado de una sola manzana urbana. Junto al constructor esloveno Victor Sulcic le puso el nombre de Bombonera porque por su forma se parecía a una caja de bombones.
Otros lo atribuyen a que la tribuna principal tenía la forma de las cajas que llevaban los carros que recogían la bosta de los caballos, un trabajo muy habitual en la época. Entonces el estadio recibió ese mote porque el excremento equino tenía forma de bombones y los hinchas de Boca fueron caracterizados como “bosteros”.
“El 25 de mayo se inaugura la cancha -cuenta Juan Farenga-, cerca del mediodía, antes se hizo una marcha de banderas por la calle Brandsen. Primero ingresaron los veteranos portando la bandera de Boca. Estaba mi papá, mi tío, entre otros. Salieron del túnel y cruzaron la cancha en forma vertical hacia el mástil, que está en el medio de los palcos de que dan la calle Del Valle Iberlucea. Ahí se la entregan a mi papá, que fue el primer capitán de la historia, y luego se la da doblada a Arico Suárez, el capitán del equipo en ese momento, y a Américo Tesorieri, el gran arquero de la década del 20, que era intendente del club”.
Farenga hace una pausa como si hiciera el espacio para sentarse en la platea baja, cerca del túnel: “En ese lugar presencié la ceremonia, donde después estuvo la platea de mujeres. El día de la inauguración, la tribuna del primer piso que da a Casa Amarilla, que se llama Natalio Pescia, estaba en construcción. En la mitad de la cancha dio el puntapié inicial el presidente del club Eduardo Sánchez Terrero, cuñado del ex presidente de la Nación Agustín P. Justo, que dio el crédito para la compra de los terrenos”.
“También estaba Camilo Cichero, el presidente anterior a Sánchez Terrero, que avaló con su patrimonio la compra de las tierras. Recuerdo que el presidente del país en ese momento, Roberto Ortíz, mandó un representante y estuvo el Cardenal Copello, que bendijo las instalaciones. Se jugó un partido de dos tiempos de 35 minutos debido a la falta de luz artificial, ya que la ceremonia previa duró como tres horas. Le ganamos a San Lorenzo por 2 a 0″, completó.
Más de un año después de aquella jornada, en noviembre de 1941, se inauguró la parte final de la segunda bandeja y en 1953 se estrenó el tercer piso y la iluminación. No hubo reformas hasta 1997 cuando Mauricio Macri ordenó la construcción de los nuevos palcos.
En 1986, por iniciativa de la Comisión liderada por Antonio Alegre se dispuso llamar al estadio “Camilo Cichero” y en el 2000 se lo renombró como “Alberto J. Armando”.
“Nunca fui adepto a Armando. La tribuna visitante llevaba el nombre de Juan Farenga pero en la década del 60 alguien de su CD mandó a borrar el nombre. Me dolió porque mi viejo dio todo por Boca, no era alguien más en la historia del club. Y tampoco me olvido de que Armando quiso hacer otro estadio e irse de La Boca. Que hoy la cancha lleve su nombre no me conforma. La Bombonera nunca se tiene que ir de su lugar”, concluyó.
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