Desde el living y entre desconocidos, cómo es llegar a la universidad para los ingresantes 2020
Terminaron el secundario, eligieron con cuidado una carrera terciaria o universitaria, compraron cuadernos y mochila, pero las clases nunca empezaron por la pandemia: historias de estudiantes que se estrenan en los estudios superiores desde sus casas, sin conocer a sus pares ni a sus docentes.
Valentina Escayola es ingresante a la carrera de Filosofía en la UBA y relató a Télam que el comienzo “fue difícil, más que nada en la materia Historia de la filosofía antigua porque es empezar a leer y estudiar la historia de la filosofía desde cero y sin una base”.
Con todo, la ingresante reconoció que “en algunas materias hay clases virtuales y ayuda; en otras, el único diálogo que se tiene es con los y las docentes por mail”.
Sin embargo, no todos los recién llegados a los estudios superiores tienen conectividad en sus hogares y, aunque la tengan, es complejo establecer contacto personal con los nuevos compañeros y los docentes.
Por eso, Valentina Escayola resaltó el compromiso docente y considera que “todo el tiempo están respondiendo preguntas y tratando de hacer lo mejor en esta situación porque a muchos se le complica la cursada virtual, y ellos son súper conscientes de eso y tratan de encontrar la forma de que todos puedan seguir estudiando”.
Para Franco Olivella, este también es un año de inicios: en marzo comenzó a estudiar el profesorado de Geografía en el Instituto Superior de Formación Docente N° 186 de Santa Teresita, partido de La Costa: “Lo que más costo fue salir de la instancia de presentación tanto de las materias como con los profesores, pero ahora ya estamos en un ritmo más encaminado”, contó a Télam.
En La Costa, como en todo el país, los estudiantes adoptaron la modalidad de grupos de Whatsapp para comunicarse entre sí: “Compartimos inquietudes e interactuamos. Un problema que surge es que al cursar con gente que todavía no conocés, algunos profesores piden armar grupos de tres personas para determinada actividad, lo que te termina complicando: es muy tedioso ponerse de acuerdo y realizar un trabajo coherente”, explicó.
La militancia estudiantil también tuvo que adaptarse a la pandemia y encontrar mecanismos de articulación: Lola Moletta es una de las copresidentas del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras y relató a Télam que “la facultad tiene en su área de Orientación un tutor por cada una de las nueve carreras y que se encarga de supervisar que todas las materias puedan ser cursadas satisfactoriamente”.
La estudiante contó que, además, el decanato lanzó un programa llamado ‘Dale’, de métodos de estudio y redacción académica en la modalidad virtual, mientras que la nueva conducción del CEFyL, por su parte, trabaja en distintas políticas de acompañamiento a ingresantes, por ejemplo, con el armado y la difusión de grupos de whatsapp que ya existen y de las carreras, y charlas para quienes empiezan que se hicieron a principio de año.
También los estudiantes de la Escuela de Arte Metropolitano (EMAD) se encuentran con muchas dificultades a la hora de cursar, dado que, además, la mayoría de las carreras son necesariamente presenciales.
Santiago Longo Azuaga estudia allí y relató a Télam que “en carreras como Escenografía hay un primer año en curso porque pudieron terminar el ingreso antes del aislamiento social, preventivo y obligatorio; en cambio, otras carreras no lo tienen porque antes de que terminara la evaluación de los grupos ingresantes fue que comenzó la cuarentena”.
El alumno de la EMAD explicó que “como el ingreso es sí o sí presencial y no hay forma de sortearlo de otra manera”, se retomará cuando se vuelva a la modalidad presencial, con las medidas preventivas de rigor.
Por otra parte, sobre el modo de sostener la cursadas, Azuaga contó: “Hablamos mucho con las y los docentes para ver de qué manera podemos abordar los trabajos atendiendo las necesidades de cada una/o y el grupo en sí, donde podamos seguir sosteniendo esta grupalidad dentro de la cursada”.
Por último, Gonzalo Pacini es ingresante a la carrera de Traductorado Público en la Universidad del Museo Social Argentino y explicó: “Empezar una carrera desde cero con una modalidad virtual tiene sus ventajas y desventajas. Por un lado, está bueno porque no hay que cumplir rigurosamente con horarios fijos y hay más flexibilidad para estudiar. Pero creo que es importante crear vínculos reales con pares y es muy difícil mantenerme motivado, es todo demasiado monótono de esta forma”.
Por eso, el alumno contó a Télam: “Intento conectarme con mis compañeros, ya que, si uno se queda solo con lo teórico y no interactúa con nadie, se puede volver muy tedioso”.
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