Pellegrini, un amigo del balneario
En esta entrega la calle Carlos Pellegrini, un particular personaje, muy relacionado con nuestra ciudad desde sus inicios como villa turística.
Por Carlos V. González Rivero
Esta calle, que cambia su denominación “113” por la actual a partir de un decreto del 29/1/1911, comienza en el Bv. Marítimo en plena Playa Varese, y se cruza a pocos metros con la calle Gascón. Entre esta última y Alberti (2500) flanquea la manzana en la que se levantan los monumentales edificios de Torres de Manantiales.
Entre Alberti y Rawson (2600) limita por el sudeste la manzana en la que se levanta en chalet de estilo pintoresquista inglés “Villa Gainza Paz” de 1931, proyectado por los arquitectos Acevedo, Becú y Moreno y construido por Lemmi Hnos. Desde 1997 pertenece a la empresa Manantiales.
En la cuadra que va de Rawson a Garay (2700) pasa junto al chalet Hortensia Aguirre de Leloir, madre de Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970. Es de estilo pintoresquista inglés, proyectado por el arquitecto Walter Basset-Smith en 1912. Fue vendido a la familia Lavalloll en los años ’60 y años más tarde fue adquirido por el Ocean Club. Allí se construyeron las primeras canchas de pádel de Mar del Plata y su cancha rápida de tenis fue utilizada por Guillermo Vilas y Bjorn Borg para sus entrenamientos previos a sus exhibiciones en nuestra ciudad.
En su orgullosa marcha por el barrio Los Troncos, al 3700 pasa junto al Instituto San Alberto, y se interrumpe con el paredón del Cementerio de la Loma en su cruce con Almafuerte (4000). Vuelve a aparecer en la Av. Juan J. Paso (4200) internándose en el barrio San Carlos. Cuando llega a la calle O?Higgins (4700) su continuidad aparece 20 metros hacia el noroeste y cuando llega a Martín Rodríguez (4800) la encontramos nuevamente 30 metros hacia el sudeste. Recorre casi 300 metros más y muere en la Av. Juan B. Justo.
“El Gringo” Pellegrini
Carlos Enrique José Pellegrini había nacido en Buenos Aires el 11 de octubre de 1846. Hijo del ingeniero homónimo, de origen franco-suizo, contratado por Rivadavia para la construcción del puerto de Buenos Aires y de la inglesa María Bevans Bright.
En 1862 egresó del Colegio Nacional Buenos Aires e ingresó en 1863 a la Facultad de Derecho, abandonando a los dos años para incorporarse al ejército en la guerra del Paraguay teniendo destacada actuación en la batalla de Tuyutí. A su regreso ingresó como periodista del diario La Prensa y se graduó como abogado con la tesis doctoral denominada “El Derecho Electoral”.
Se incorporó a la administración pública como subsecretario en el Ministerio de Hacienda. En 1871, en plena epidemia de fiebre amarilla, se casó con Carolina Lagos García con la que no tuvo hijos. En 1872 comenzó su carrera política en el Partido Autonomista de Adolfo Alsina siendo elegido legislador por la provincia de Buenos Aires.
Al año siguiente fue diputado nacional por un período de 6 años y en 1875 postuló que el Estado debía proteger la industria nacional, promoviendo la creación del Club Industrial.
El presidente Avellaneda lo convocó para el Ministerio de Guerra y tuvo que enfrentar la rebelión de Carlos Tejedor, férreo opositor de la federalización de la Capital. Cuando volvió a su banca, impulsó el proyecto trunco que trajo a su padre al país: la construcción del puerto de Buenos Aires. Se adoptó el proyecto de Eduardo Madero financiado por capitales británicos.
Su apoyo a Roca
Fue uno de los fundadores del Partido Autonomista Nacional, apoyando la candidatura del General Roca a la Presidencia de la Nación para el período 1880-86. En 1881 fue elegido senador nacional por la provincia de Buenos Aires. En 1883 fundó, con otros amantes de las carreras de caballos, el Jockey Club. Fue su primer presidente.
Después de la renuncia de Benjamín Victorica como Ministro de Guerra, Roca le ofreció el puesto y Pellegrini aceptó. El presidente Roca promovió para sucederlo, a la fórmula Juárez Celman (su concuñado) y Carlos Pellegrini que triunfó con el acostumbrado fraude de aquellos tiempos.
Tras la Revolución del ’90, asumió la presidencia en reemplazo del renunciante presidente Juárez Celman. Pero para asumir impuso una condición: Que varios hacendados, banqueros y estancieros suscribieran un empréstito por 15 millones de pesos para pagar la deuda externa. Cuando ello se logró, Pellegrini manejó con austeridad la administración, nacionalizando las obras sanitarias que habían sido privatizadas por su antecesor, creando una Caja de Conversión para generar confianza entre los inversores y el Banco de la Nación Argentina.
Piloto de tormentas
En sus dos años de gobierno fue capaz de sacar de la crisis al país, permitiendo la realización de elecciones libres en la Capital donde se erigieron como senadores Leandro N. Alem y Aristóbulo del Valle.
Una vez concluido su mandato se retiró de la política hasta que en 1895 fue elegido senador. En 1901 se produjo la ruptura con Roca. Este, como presidente, envió un proyecto al Congreso sobre la unificación de la deuda externa a través de un empréstito externo de bajo interés y largo plazo que Pellegrini defendió y consiguió la media sanción. Roca ante las críticas del periodismo decidió retirarlo sin consultarlo y ese fue el motivo del enojo.
En 1906 fue electo nuevamente diputado pero al poco tiempo cayó enfermo y falleció el 17 de julio de 1906 en Buenos Aires.
Su vida marplatense
Fue un entusiasta visitante de Mar del Plata, y Fernando Catuogno le debe a él el apelativo que lo acompañó toda la vida: “Negro”.
“… Un día Carlos Pellegrini, uno de los grandes benefactores del balneario cuya calle reclama una placa recordatoria de su incansable acción en favor del adelanto de la ciudad, se encontraba paseando en el muelle de Punta Iglesias(sic), y se acercó a saludarlo su secretario, señor Abella, a quien se le cayó el bastón al agua. El Dr. Pellegrini le pidió al Negro Pescador (N del autor: Fernando Catuogno) que rescatara ese bastón, que tenía todas las preferencias de su colaborador. El tradicional bañero de nuestras playas no vaciló en responder afirmativamente, pero no se arrojaba al agua. Era que tenía que desvestirse y se encontraban presentes la señora Carolina Lagos de Pellegrini y la niña Victoria Aguirre. El gran presidente argentino y fundador del Banco de la Nación, solucionó ese inconveniente y don Fernando Catuogno venció a la obstinación del mar en retener el bastón y a una fuerte correntada, entregándolo al salir del agua a su dueño”.
(Barilli Roberto T, en Génesis de Mar del Plata, 1960).
Jugando al carnaval
“?Como otros porteños elegantes de su tiempo, Pellegrini fue un enamorado de Mar del Plata y de él se cuenta que jugaba al carnaval en el comedor del Bristol, donde arrojaba soda con sifones al cuello de las muy compuestas damas de entonces. Carolina Lagos, su esposa -no hubo descendientes- tuvo una gran casa de madera, de una sola planta, en la calle Bolívar, cerca de la Plaza Colón. No consta si llegó a veranear también en ella Pellegrini, quien falleció en 1906?” (Arq. Roberto Cova en “Hechos y figuras de la historia de Mar del Plata”)
El Dr. Carlos Pellegrini fue uno de los más entusiastas promotores del progreso de Mar del Plata en sus primeros años. Figura de relieve internacional, tuvo gran cariño por la ciudad, prohijando numerosas iniciativas de bien público, entre ellas la reconstrucción de la rambla de madera destruida por una impresionante creciente. En justo homenaje a su labor señera se impuso su nombre a ese paseo, que terminaría siendo presa de un incendio.