La pelea vecinal por un bolsón de arena que derivó en el crimen del barrio Las Heras
La declaración de Jorge Esquiave, el hombre que mató a su vecino tras varios años de discusiones y enfrentamientos familiares, es analizada por el fiscal Leandro Arévalo. La reconstrucción del hecho exhibe una problemática de convivencia que se repite constantemente en la periferia marplatense.
Los escasos periodistas que cubren noticias policiales en la ciudad lo saben. Hasta los lectores que siguen esta sección de los medios, sobre todo gráficos, conocen la problemática: los enfrentamientos vecinales en los barrios periféricos de Mar del Plata son moneda corriente. No es necesario ser instructor judicial ni policía. Con sólo estar medianamente informado acerca de la realidad local se puede inferir que muchos de los crímenes ocurridos en los últimos años se derivaron de la mala relación de los habitantes de una misma zona.
El caso ocurrido el último domingo en el barrio Las Heras no escapó a la situación mencionada. Además, el propio autor del homicidio lo reconoció en su declaración ante el fiscal Leandro Arévalo. Si bien explicó que su reacción había obedecido al impulso de defender a su familia de un ataque más de parte de su vecino y sus hijos, la Justicia y la policía continúan su investigación para determinar los pormenores del asunto.
Hasta el momento, la reconstrucción del hecho indica que la pelea entre la víctima, Miguel Ángel Miele, y el detenido por su homicidio, Jorge Esquiave, había comenzado hace tres o cuatro años. Los inconvenientes generales entre ambos no están claros, pero sí se supo que el último se originó en la presencia, sobre el garaje del primero, de un bolsón de arena que había pertenecido al segundo.
Por su puesto que el final sangriento tiene de por sí otras implicancias. Pero su análisis le corresponderá, en todo caso, a un sociólogo. Para la Justicia lo que resulta importante es determinar si el acusado actuó en defensa propia y de su familia, o si se excedió en su accionar.
Es que a cinco días de ocurrido el enfrentamiento que acabó con Miele muerto y su hijo internado por haber recibido un balazo en el glúteo, el enfrentamiento vecinal está más que probado. Los miembros de la comisaría decimosexta -que tiene jurisdicción en el lugar del hecho- y el propio fiscal Arévalo constataron que existió una pelea concreta el domingo al mediodía en Heguilor al 2500, donde se ubican las casas de ambas familias.
“Me tenía amenazado siempre que le tenía que dar plata. No sé qué me pasó, yo no soy agresivo”, manifestó Esquiave en Tribunales, el último miércoles. Un día antes se había entregado en el mismo lugar junto a su abogado, César Sivo, tras haberse ido de su vivienda momentos después de matar a Miele.
Según la declaración completa del imputado, a la que accedió LA CAPITAL, él y sus dos hijos son trabajadores que jamás han tenido problemas con nadie. En cambio, Esquiave sostiene que su vecino y su hijo Facundo -que está alojado en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) y en calidad de detenido bajo custodia policial-, habitualmente protagonizaban incidentes en el barrio.
“La cosa entre los demás vecinos está dividida: algunos dicen que lo que dice Esquiave es cierto, pero otros no”, cuentan fuentes extraoficiales del caso. “Lo que sí sabemos es que la última pelea que terminó con el crimen fue por un bolsón de arena”, agrega.
El motivo
Lo ocurrido con el bolsón de arena también fue abordado por Esquiave en su declaración. Según reconoció el imputado, el sábado por la noche el mayor de los Miele empezó a gritarle desde la puerta de su casa que le prestara 200 pesos. “Recién vinieron a comprar pescado”, le espetó, en referencia a su trabajo de estibador. “No puedo, esa plata la necesito”, le habría contestado el imputado, siempre según su versión.
El entredicho finalizó a los pocos minutos pero se reanudó en la mañana del domingo siguiente. “Ahora te pusiste la gorra, me vas a tener que sacar el bolsón este de acá, si no vas a ver lo que te va a pasar…”, volvió a decirle la Miele a Esquiave, de acuerdo a su declaración, mientras le señalaba un bolsón de arena suyo que se ubicaba sobre la vereda que compartían ambos, y que, decía, ocupaba parte de su garaje.
“¿Qué me va a pasar? Si mañana viene el albañil y te saca el bolsón. ¿No podés esperar?”, habría contestado Esquiave, conforme le confesó al fiscal Arévalo. “Me dijo nuevamente que lo sacara, que él ya había conseguido la plata y que había estado toda la noche de caravana”, agregó en su declaración, y señaló que los materiales estaban del lado suyo por su propio pedido, ya que incluso se los había prestado para hacer una refacción en su vivienda.
Acto seguido, interfirieron los hijos de ambos. Los datos recolectados por la policía determinaron que hubo un momento en que Miele y su hijo Facundo agredieron al hijo de Esquiave, que vive en la planta superior de la misma casa junto a sus dos pequeñas hijas. Al parecer, el joven sacaba su automóvil Volkswagen Fox del garaje cuando comenzó a recibir piedrazos y hasta lo golpearon con una especie de lanza confeccionada con un palo de escoba que tenía atado un cuchillo en una de las puntas. Esos daños fueron corroborados por la Policía Científica que analizó más tarde las pruebas y hasta secuestró una piedra del interior del vehículo.
El automóvil de los Esquiave fue peritado por la Policía Científica.
Lo cierto es que Esquiave, que se encontraba en el interior de su casa para entonces, escuchó los ruidos que provenían del exterior y salió a la calle, ya bajo la sospecha de que se trataba de otro incidente con sus vecinos. Fue entonces cuando los hombres se trenzaron en lucha y hasta se hirieron mutuamente con armas blancas: el cadáver de Miele que analizaron los médicos forenses tenía dos puñaladas y el propio Esquiave, al declarar el miércoles, mostró que había sufrido un corte en un brazo por parte de su vecino.
En cuestión de segundos, el hombre que ahora está detenido entró a su casa, tomó un revólver calibre 32 que guardaba en su interior “con cinco o seis balas”, y salió nuevamente a la vereda. Entonces, disparó al menos cuatro veces sobre sus vecinos, causándole la muerte a Miele padre y una herida en los glúteos al hijo. Luego, su propio hijo lo llevó en el mismo automóvil apedreado hacia la ruta 88, a la altura del supermercado Hergo, donde lo dejó para evitar represalias, y regresó a su casa para cuidar de sus pequeñas hijas que se habían quedado con su hermano.
En simultáneo, arribó al lugar la policía y Miele hijo, aunque estaba herido, empezó a amenazar a los uniformados. A uno de ellos además lo golpeó, por lo que una vez internado en el HIGA se ordenó su detención, imputado en una causa por el delito de “resistencia a la autoridad” y en otra por “daños y amenazas” de acuerdo al testimonio de los Esquiave que indica que había apredreado su automóvil.
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