Valentina y Camila Miranda*, dos argentinas varadas en Madrid, redactaron una carta que le enviaron al Consultado Argentino en la capital española, en la que dan cuenta de la situación que viven “esperando el milagro” que las lleve de vuelta a sus casas:

No sé si a esta altura de las circunstancias, tiene algún sentido enviar esta carta, que seguramente tendrá destino de olvido o en el mejor de los casos ocupará un rincón postergado, junto a las cientos de miles que seguramente recibirán a diario.

Tampoco creo tenga algún sentido contarles los motivos de mi viaje, el esfuerzo incansable para concretarlo, las necesidades que pasamos por falta de recursos, la patología que padezco -y por la que ya reclamé la medicación y aun no tuve ninguna respuesta satisfactoria-, porque seguramente es mucho menos importante que tantas otras situaciones y patologías medicas de especial atención.

Aun así, con toda la desesperanza que provoca la desinformación que los organismos oficiales se empeñan en proporcionarnos, aquí estamos, esperando el milagro que nos deposite en nuestras casas.

No hace falta decir que apoyamos y acompañamos la decisión de priorizar a embarazadas, personas mayores, y argentinos con enfermedades delicadas; pero sabemos porque formamos parte de diversos grupos y participamos de las redes sociales, que el listado de repatriados lo confecciona la Cancillería con absoluta discrecionalidad, sin ninguna publicidad de las personas que resultan “beneficiadas” .

Queremos decir con ello que sería de gran tranquilad para los que estamos condenados a sobrevivir en los lugares donde nos encontró la pandemia, que al menos, publicitaran la nómina de argentinos que ocupan los escasos vuelos que han dispuesto, porque ustedes saben tan bien como cada uno de nosotros que muchos de los que han sacado boleto de vuelta, no son embarazadas, ni enfermos oncológicos ni personas mayores de 65 años.

Sería sanador para nuestros espíritus y el de los familiares que nos esperan, que al menos nos den esa información para empezar a hacernos la idea que deberemos seguir subsistiendo en el lugar que estemos, tirados a la buena de Dios.

Si estas líneas, escritas con mucho dolor y con más frustración aun, son atendidas, ojalá merezcan alguna devolución que no sea “estamos trabajando para que regresen”, porque a estas alturas preferimos firmen nuestra condena de exilio, antes que ver impotentes el despegue de cada vuelo que nos deja a pie.

Espero sepan entendernos y podamos decir que nuestro Estado no nos dejó varados.

*Valentina Miranda y Camila Miranda

(varadas en Madrid)