CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
La Ciudad 22 de abril de 2020

La crisis gestó una red de autoayuda en los barrios más pobres de la ciudad

En cuestión de días, las barriadas más pobres de Mar del Plata comenzaron a dar por sí mismas respuestas rápidas y efectivas a los innumerables y graves problemas que en ellas ha creado la cuarentena obligatoria. Surgieron de tal modo los Comités Barriales de Emergencia.

Una red solidaria con el protagonismo de las mismas familias en dificultades ha tomado forma en los barrios más pobres de Mar del Plata.

 

 

La dramática combinación de pandemia y cuarentena ha gestado una espontánea reacción solidaria en los ámbitos de menores recursos de la ciudad, que ya ha cobrado la forma organizativa de los llamados Comités Barriales de Emergencia, en los cuales grupos de vecinos se complementan con organizaciones sociales ya existentes, entre éstas Cáritas e iglesias evangélicas, para asistir a las familias más afectadas por la inédita crisis sanitaria y económica. También se han integrado movimientos populares, instituciones escolares, sanitarias, sociales y deportivas.

De este modo, en muchos casos están acercando su ayuda antes de que lo puedan hacer los organismos del Estado.

La docena de Comités Barriales de Emergencia que se han formado hasta el momento a lo largo de la franja periférica de la ciudad actúan coordinadamente, privilegiando la comunicación por whatsapp o a través de las redes sociales en atención al “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, y sólo están realizando una vez a la semana un encuentro presencial de sus representantes, al aire libre y observando en todo momento entre ellos la mínima distancia preventiva.

Por un lado reciben –y cada vez más a medida que se conoce su misión– donaciones desde los más diversos orígenes: empresas, negocios, iglesias, particulares y aún de familias de escasos recursos que logran apartar alimentos con destino a los más sumergidos en situaciones de extrema necesidad.

Luego llegan los momentos de distribución de esas donaciones, pero la acción de los CBE no se limita a la asistencia alimenticia. También se extiende a una amplísima variedad de problemas e imprevistos, relacionados con la seguridad, la violencia de género, la imposibilidad de obtener remedios, traslados urgentes e imprescindibles, también apoyo en emergencias de salud, más allá de los posibles casos de coranavirus que accionan los protocolos de la salud pública.

El nuevo párroco de Santa Rosa de Lima, padre Oscar Maipah, vio surgir y acompañó desde su formación al comité de emergencia que abarca tres barrios, los de 9 de Julio, San Cayetano y López de Gomara.

“En este momento parece que el Estado no tienen la capacidad suficiente para responder exclusivamente a todas las situaciones creadas por la crisis sanitaria y económica”, señaló el sacerdote a LA CAPITAL y destacó a los flamantes comités barriales como “un medio muy confiable,  efectivo y transparente para hacer llegar las donaciones a las familias”.

Luego hizo una descripción de la realidad en los barrios más alejados del centro, diferenciando tres categorías de acuerdo a las realidades que están afrontando sus pobladores:

  • “Está la gente encerrada, aislada, que se mantiene distante de la acción comunitaria, porque puede mantenerse con sus ingresos y realiza la cuarentena estrictamente, de manera aislada”.
  • “Después hay un círculo muy grande de hogares que ya están muy justos con su economía, al borde de sufrir una gran necesidad, y en los que los adultos se están preguntando si van a seguir encerrados en la casa o van a salir para conseguir como sea un mínimo recurso para los suyos”.
  • “Y existe un tercer grupo, no menos importante, en situaciones de extrema vulnerabilidad. En este caso se trata de familias muy numerosas, con chicos discapacitados, también con ancianos que necesitan ayuda de manera urgente y el Estado está sobrepasado y no siempre llega a ellos, pero sí lo hacen estos comités de emergencia, que se organizaron muy rápidamente y ya tienen presencia en los barrios más complejos y periféricos de Mar del Plata”.

El párroco también aclaró  que la referidas acciones solidarias se están desarrollando agregándose a la actividad previa de comedores comunitarios que ahora funcionan, en su totalidad, preparando viandas que son entregadas diariamente a centenares de hogares en estado de indigencia..

La relación con la Municipalidad

En los primeros encuentros semanales, los representantes de los CBE fueron realizando un relevamiento de las necesidades alimentarias para luego informar de sus resultados a las autoridades de la Municipalidad, que se comprometieron a mantener un contacto formal cada 48 horas para tomar decisiones sobre distribución y coordinación. Los informes son ajustados en la medida en que se conforman nuevos comités y según cambian los datos de los que dan cuentas las grupos integrados con anterioridad.

A la vez comienza a ser fluída la comunicación entre los comités y la Universidad Nacional de Mar del Plata que puede aportar la orientación de especialistas de varias profesiones, destacándose entre éstos los nutricionistas. Además la misma Universidad ha canalizado a través de los comités aportes de alimentos secos y elementos de limpieza. Está sucediendo de manera similar en la relación con el sector empresario, mientras que varios grupos suelen actuar de manera conjunta para recibir las más grandes de donaciones de alimentos como las que obtiene de los mercados centrales de frutas y verduras.

Diversidad de acciones

En la página de Facebook de los Comités Barriales de Emergencia se lee:

“Mientras tanto los CBE van canalizando y organizando otros dispositivos que son fundamentales para enfrentar las distintas caras que presenta la crisis que estamos viviendo. La planificación de las “Ferias a Cielo Abierto”, la vacunación de los que trabajan en tareas comunitarias, la organización de dispositivos para que llegue la garrafa social, la puesta en marcha de nodos de comercialización de verdura de la agricultura familiar, la conformación de protocolos para abordar la violencia institucional y la violencia de género, la formulación de respuestas prácticas a dificultades para acceder a farmacias y cajeros, etc.

“Creemos que la organización comunitaria da muestras de su potencialidad en cada paso. Nos emociona ver como los comedores se articulan, estirando los pocos recursos que tienen, para que nadie se quede sin su plato de comida. Fluyen en los WhatsApp de los CBE ofrecimientos de alimentos, de ayuda y de solidaridad”.

“Estamos ante la posibilidad de que esta articulación haga la diferencia y permita sobrellevar con menos dolor esta pandemia. De todos y de todas depende, y en particular del Estado, de que estos esfuerzos y esas enormes voluntades no caigan en saco roto”.

Por su parte, el padre Maipah concluyó destacando: “Hay personas que solidariamente trabajan todo el día, es heroíco lo que están haciendo, están cansadísimos pero siguen adelante”.