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La Ciudad 19 de abril de 2020

La mira en los repatriados para tratar de acorralar al virus

Las últimas medidas anunciadas por el municipio apuntan a evitar que los marplatenses que vuelven de otros países propaguen la enfermedad. El exterior es el nexo epidemiológico de los contagiados. El intendente también procura que la flexibilización de la cuarentena no implique desmadre. Enojos opositores. 

Bernabei y Montenegro, cuando anunciaron testeos a 1900 marplatenses que volvieron del exterior.

Por Ramiro Melucci

El gobierno municipal recibió en las últimas dos semanas una lluvia de pedidos. La expectativa de que pudiera reabrirse alguna actividad, primero, y el anuncio del comienzo de la cuarentena administrada, después, volcaron a los más diversos sectores de la economía local a proclamar su trascendencia en tiempos de crisis.

Todos se consideran fundamentales. Desde los constructores, los gastronómicos y los textiles hasta los fabricantes de calefactores, los gimnasios y los peluqueros. Por mencionar solo un puñado. Lo cierto es que el aislamiento los está carcomiendo. Por eso las peticiones llevan, en todos los casos, un desesperado grito de socorro.

Guillermo Montenegro ha resuelto escucharlos a todos. El secretario de la Producción, Fernando Muro, presta los oídos. Pero ya hay una decisión de llevar la rienda corta. Lo reveló la titular de Salud, Viviana Bernabei, que contra su voluntad está asomando cada vez más en los medios: solo de ese modo el distrito podría frenar al virus.

El intendente acaba de transmitir sus sensaciones al presidente Alberto Fernández. Antes había elevado su nota a Axel Kicillof para que se flexibilice el delivery de ventas de comercio electrónico, la comercialización de calefactores, la fabricación de tejido de punto, la actividad de las ópticas y el desarme de los balnearios. En el municipio destacaron que cada propuesta incluyó un protocolo sanitario consensuado con trabajadores y empleadores. Es un mensaje para la larga fila de sectores que quedaron en la puerta tocando timbre: sin protocolo no hay solicitud de reapertura.

La postura también es rígida para aquellos que van a buscar un salvavidas económico del municipio. El audio de un empresario gastronómico que trascendió las barreras de su grupo de whatsapp lo resume todo: Montenegro entiende el escenario, pero no puede auxiliar a nadie cuando está necesitado de que lo auxilien a él. Las arcas municipales enflaquecen día a día. Y los escasos fondos que hay se precisan para destinar a la emergencia sanitaria.

El foco sigue siendo la salud. Mar del Plata confirmó un caso de coronavirus después de once días sin contagios. Como los anteriores, el nexo epidemiológico fue el exterior. Un día después,  Montenegro buscó soluciones con el ministro de Seguridad, Sergio Berni. Logró acordar un endurecimiento del aislamiento para los marplatenses repatriados del exterior. Aun para los que cumplieron la cuarentena obligatoria en otras ciudades del país. Deberán permanecer 14 días en un lugar dispuesto por el municipio.

“Ese es nuestro objetivo número uno: controlar a los que vienen de afuera”, dicen cerca de Montenegro. En la misma dirección también se tomó la decisión de testear a los 1900 repatriados desde el 25 de marzo.  

En medio de esas medidas, hay quienes sospecharon que el jefe comunal también podía imitar las restricciones de Horacio Rodríguez Larreta para los mayores de 70 años. No está en los planes. “Nuestro problema pasa por otro lado”, apuntan en el entorno del intendente.

Existen otras opciones en estudio para evitar que la cuarentena se siga resquebrajando. Las evalúa el intendente con el  exdiputado Manino Iriart, nexo de Berni con los jefes comunales de la zona. La intención es disuadir a los que salen a la calle sin ningún permiso. Una es hacer público el listado de infractores. Otra, demorarlos algunas horas para labrarles la multa o someterlos a controles sanitarios. Incluso se pensó en que hagan tareas comunitarias una vez finalizado el aislamiento. A los que van en colectivo se les podría dar de baja la tarjeta SUBE. Y a las empresas que los dejan subir, infraccionarlas y evaluar el secuestro del micro.

No debería pasar desapercibido que mientras el Ministerio de Seguridad analiza estas opciones y parte de la dirigencia política empieza a ventilar cuestionamientos a la Justicia, la procuraduría especializada en violencia institucional recordó las facultades y límites de las fuerzas de seguridad en el marco del control del aislamiento.

Antes, Montenegro volvió a mostrarse con Fernanda Raverta. Fue durante la visita de la titular del Pami, Luana Volnovich. La imagen ratifica para el afuera que la grieta permanece sellada. Pero hacia adentro el escenario no está exento de tensiones.

Los concejales del Frente de Todos le dijeron al intendente muchas cosas que no le hubiera gustado oír. Reclamaron que haya una información más clara sobre el destino de las donaciones que recibe el municipio. Creen que algunos funcionarios las acopian para usar en tiempos peores. También que el municipio las otorga a sus centros sanitarios pero no a los hospitales provinciales. Algunos testigos dicen que el jefe comunal llegó a levantar la voz para desmentir las acusaciones que se dejaban entrever.

Los ediles también hicieron foco sobre otro asunto. Sostuvieron que la primera línea de atención sanitaria, que son los centros de salud municipales, no está funcionando a pleno como debería. Y que eso terminará congestionando los hospitales. En cambio, los concejales marcaron el trabajo coordinado que empezaron a distinguir en materia de asistencia social.

Todo esto que ocurre a puertas cerradas en otro momento hubiera fluido a los medios en formato de críticas o pedidos de informes. Pero la hora demanda reducir la conflictividad. Por eso los planteos fueron cara a cara. Algunos de los integrantes de la bancada que conduce Marcos Gutiérrez, sin embargo, quedaron disgustados con las respuestas del intendente, que prometió volver a convocarlos esta semana. Habrá que ver si el vínculo mejora o suma nuevos desacuerdos.

Por lo pronto, conviene añadir un dato del final de la semana. No había, en lo que va de la gestión de Montenegro, antecedentes de una visita de un funcionario nacional o provincial sin Raverta o algún representante del Frente de Todos en primera fila. Sucedió el viernes con la de Berni. Los concejales todavía están esperando la invitación.

También a Acción Marplatense la cuarentena le está dejando un sabor amargo. Cuando propuso que los barbijos fueran obligatorios, el resto del Concejo, con un guiño del Ejecutivo, optó por una recomendación. Ahora que Kicillof estableció la medida nadie discute que fue la mejor decisión.

El bloque que encabeza Horacio Taccone le sacó provecho desde el inicio de la pandemia al hecho de tener entre sus filas al infectólogo Alejandro Ferro. Eso le ha permitido colocarse un paso adelante de las decisiones oficiales. El intendente también tuvo en las primeras semanas el objetivo de anticiparse a la Provincia y la Nación. Pero el reclamo del gobernador para que haya coordinación en las medidas menguó la intención original.

Montenegro tuvo alivio en otro frente. El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, desestimó la opción de que el ciclo lectivo continúe en verano. Era una preocupación del gobierno local desde que la Universidad de Buenos Aires dispuso que su calendario académico termine en marzo del año que viene. “Nos arruina la temporada”, alertaban en la mesa chica del intendente.

Ahora el municipio puede transmitirle al sector turístico la promesa de un futuro menos oscuro. Los hoteles y restaurantes que cerraron y claman ayuda del Estado otearían el horizonte con otra perspectiva. La esperanza, dicen, es lo último que se pierde.



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