Estafas en aislamiento: cuando los delincuentes aprovechan el coronavirus
Engaños telefónicos que se adaptan en los tiempos de miedo y ansiedad provocados por la pandemia mundial y que utilizan como excusa el cobro del Ingreso Familar de Emergencia o premios que por la cuarentena no se pueden entregar en persona. La Fiscalía de Delitos Económicos recomiendo no dar claves personales por teléfonos y ofrece una vía por mail para realizar las denuncias.
El viernes la imagen de la ciudad fue dolorosa: largas filas en los bancos de jubilados y pensionados que, que en el día de cobro, tuvieron que salir de sus casas y romper la cuarentena a pesar de ser muchos de ellos parte del principal grupo de riesgo por el coronavirus. La necesidad no conoce de aislamientos y recomendaciones y, en tiempos de ansiedad y miedo, hay miserables que aprovechan la situación para realizar estafas.
El “cuento del tío” es una de las modalidades de engaños que más preocupan a la Fiscalía de Delitos Económicos de Mar del Plata. La mecánica es un llamado telefónico a una casa y convencer mediante engaños a la víctima para que entregue dinero o claves personales. El engaño puede incluir hacerse pasar por un familiar, por el empleado de un banco, por un trabajador de Anses. Depende la época del año, depende el momento, depende la imaginación del delincuente.
En los últimos días, la inventiva de estafadores se adaptó a los tiempos de aislamiento: personas que se habían registrado para recibir ayuda del Estado con el Ingreso Familar de Emergencia recibieron llamados de falsos empleados de Anses para “ayudarlos” a realizar el trámite en un cajero automático. Esa “ayuda” terminó en cuentas vaciadas y en personas que ya se encontraban vulnerables, angustiadas y en penuria todavía más al borde de la desesperación en estos tiempos de pandemia.
El fiscal Javier Pizzo informó a LA CAPITAL que en los últimos días se consumaron dos estafas que utilizaban como excusa el aislamiento de diferente manera: una con la mecánica de un trabajador de Anses y otra como si quien llama es representante de una empresa que le quiere dar a la víctima un premio.
Además de estos dos casos, hubo otros tres en el que las víctimas no confiaron en su interlocutor y decidieron radicar la denuncia para advertir la situación.
“Evidentemente hay gente que se aprovecha de esta situación, engañan a personas en necesidad en este tiempo de aislamiento, de miedo y ansiedad por la pandemia del coronavirus”, lamentó el fiscal Pizzo y agregó: “Es importante que la gente no concurra a cajeras automáticos por pedido y que no dé la clave personal a nadie, ni siquiera en operaciones guiadas”.
Una preocupación recurrente
El fiscal remarcó que las investigaciones en estos casos son muy complejas y llevan tiempo, ya que en la mayoría de las estafas el llamado proviene de otra provincia y las cuentas que utilizan caen en desuso terminado el delito, lo que demuestra que se trata de bandas organizadas.
Pizzo reconoce que desde la Fiscalía de Delitos Económicos están “preocupados” por estos “cuento del tío” y más ahora, que en aislamiento por el coronavirus las víctimas están “más vulnerables”.
“Por lo que la responsabilidad de quienes operamos en el sistema penal es doble”, expresó Pizzo y destacó: “Por el gran gran perjuicio económico, no solamente afectan a las víctimas, sino a toda su familia”.
Ante la dificultad de hacer denuncias en personas, el titular de la Fiscalía de Delitos Económicos recomienda a las víctimas que manden un mail a [email protected], con los datos más precisos posibles de cómo fue la situación.
Dos estafas en aislamiento
El 1° de abril a las 9.30 una mujer recibió un llamado al teléfono fijo de su casa de un tal Facundo, que decía ser trabajador de Anses y que el motivo de la comunicación era explicarle cómo podía concretar el cobro del Ingreso Familiar de Emergencia de $10.000. La víctima, días atrás había presentado en la página de Anses la solicitud para ese beneficio, por lo que el llamado le pareció al menos lógico.
El supuesto trabajador de Anses le explicó que la web estaba colapsada y que justamente ese día era el último día de pago posible del Ingreso Familiar de Emergencia y que era necesaria una cuenta de sueldo o caja de ahorro en la cual depositar el monto de $10.000. Al no tener cuenta, la víctima ofreció la de su pareja, por lo que la comunicación siguió entre el estafador y esa persona.
El estafador les dijo a las víctimas que debían guardar los tickets de las operaciones para presentarlos luego en Anses y, además, les aclaró que terminado el trámite deberían aguardar 40 minutos para volver a consultar el saldo.
Las víctimas fueron hasta el cajero automático y el tal Facundo de Anses guió el trámite: les hizo generar un usuario de Banca Internet Provincia (BIP) y un “token” para concretar las operaciones. Las víctimas les pasó todos los códigos y claves que les pidió el estafador y, a los 40 minutos cuando revisaron si les habían depositado los $10000 del Ingreso Familiar de Emergencia, encontraron que ese dinero no estaba y que la cuenta había sido vaciada.
El jueves 2 de abril una mujer recibió un llamado a su celular desde un “número privado”, algo bastante novedoso en estas estafas telefónicas, y al atender un hombre le explicó que había sido sorteada por la empresa “Shell” y había ganado un premio de $75000.
La víctima celebró el premio y le pareció “creíble” ya que días atrás un amigo de ella había ganado un premio de otra empresa, pero significativamente menor.
El estafador le explicó que a raíz de la pandemia no le iban a poder entregar en su casa el cheque y que, como por protocolos de seguridad de la empresa no le iban a pedir información personal, le solicitaba que fuera a un cajera automático para hacer el trámite de cobro, para lo cual le derivará con un trabajador del área homebanking.
La mujer accedió a ir al cajero y el “trabajador de Shell” le dijo que al momento de estar en el cajera debería mandar un mensaje de texto a un celular con la palabra “consulta” y que ellos se comunicarían.
Así fue como la víctima fue al cajero, mandó el mensaje con la palabra “cajero” y la llamó la misma persona con la que había hablado, quien le pasó con otro hombre del área homebanking.
Con el engaño ya en marcha, el especialista en homebanking le pidió a la mujer que ingresara a “Claves BBVA” y colocara los códigos. Luego le explicó que para cobrar los $75000 del premio debería vaciar la totalidad de la cuenta, a lo que la víctima se negó a hacer por cuestiones de “seguridad”.
El estafador le dijo a la víctima que deberían hacer el trámite de “forma manual” y le solicitó que hiciera una serie de operaciones. Luego le explicó que tardaría unos 20 minutos en concretarse el pago y que, durante ese tiempo, no podría consultar su cuenta de homebanking.
La mujer volvió a su casa y, pasados los 20 minutos, intentó ingresar desde su computadora al homebanking de su cuenta, pero tenía bloqueada la clave de acceso, por lo que se fue hasta un cajera automático para cambiar la clave. Concretado esta operación, ingresó a ver el saldo de su cuenta y comprendió que había sido estafada, ya que habían vaciado todo el dinero que le quedaba.
Además, la víctima notó que le habían sacado un préstamo personal a su nombre por $89000, dinero que fue repartido en diferentes cuentas que son investigadas por la Fiscalía de Delitos Económicos.
Consejos para no caer en estafas
- La Anses no se comunica telefónicamente para solicitar datos personales.
- En caso de recibir un llamado telefónico de una persona que se identifique como “trabajador de o para la Anses” o como gestor o abogado que tramita beneficios en el mismo organismo, no proporcionar datos personales como el DNI, relaciones familiares, números y estado de cuentas bancarias, si se es o no titular de un crédito o una prestación de la seguridad social.
- Los agentes de la Anses no se presentan personalmente en el domicilio para brindar información acerca de beneficios.
- En caso de recibir una carta con el logo de la Anses en la que se brinde un número de teléfono para comunicarse, no establecer contacto.
- La Anses no cuenta con oficinas particulares en edificios privados para la atención al público.