Las 8 preguntas para Patricio Eleisegui
Patricio Eleisegui (Sierra de la Ventana, 10 de abril de 1978) es periodista y escritor. Fue finalista dos veces consecutivas del Premio Clarín de Novela (2011 y 2012). Publicó los libros de relatos Nubes de Polvo Sopladas a Cañonazos (2013) y Ninguno es Feliz (2015). Ideó y compiló la antología Paganos (2014) sobre santos populares de la Argentina, donde también participó con un relato acerca del mito de la Difunta Correa. Participó de las antologías Cuento Raro (2012), Doce Rounds (2012) y Charco Negro (2013). Ya como periodista publicó las investigaciones Envenenados (2013) y Fruto de la Desgracia (2014) sobre las consecuencias sanitarias del uso de agroquímicos en la producción agrícola de la Argentina. Integra el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA). Es editor en un diario económico online de Buenos Aires.
1) ¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario? ¿Cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer?
-Por lo general, cuando ubico lugares comunes o frases hechas. Esos momentos en los que te das cuenta de que el autor estaba un tanto cansado, aburrido o falto de ideas, y decidió recaer en expresiones o giros conocidos para sacarse de encima la situación. “El fuego de la pasión…”, “la negrura de la noche…”, “el frío le calaba los huesos…”, por poner algunos ejemplos. Por fortuna, en el último libro que leí -Voces de Chernobil, de Svetlana Aleksievich- no ubiqué ninguno.
2) ¿Qué situación de su vida cotidiana encontró reflejada con sorpresiva exactitud en un libro, una película, una canción o cualquier otra obra de arte?
-Conviví durante años con un amigo que contaba con una particularidad: tenía el don -o tortura- de poder hacer viajes astrales. Para mí, escéptico totalmente respecto de ese tipo de cuestiones, fue duro al principio poder entender qué es lo que ocurría en el departamento que compartíamos. Me encontré leyendo mucho sobre el tema para poder sobrellevar la convivencia. Años después, varios, vi una película que luego se volvió saga: Insidious. Aunque claramente comercial, refleja buena parte de lo que ocurría con mi amigo casi a diario. Espíritus incluidos.
3) ¿De qué lugar, personaje común o circunstancia en general que ofrece Mar del Plata se apropiaría para incorporarlo como pasaje central de alguna de sus obras?
-Cada vez que voy Mar del Plata me hago un rato para visitar la base de submarinos o sus alrededores. Fuera de mis lecturas de literatura soy adepto a los libros de historia. Lo ocurrido en esa ciudad con los sumergibles nazis que arribaron al final de la Segunda Guerra siempre me pareció por demás de atractivo.
4) ¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entre dos personajes de ficción?
-Recuerdo una frase: “¡Señor mío, es usted igual a mí! Concédame el honor de compartir conmigo mi bolsa. Y acuérdese, si es filántropo de veras, que a todos sus colegas, cuando la pidan limosna, hay que aplicarles la teoría que he tenido el dolor de ensayar en sus espaldas”.
Está en “Aporreemos a los pobres”, un texto breve de Charles Baudelaire. La pronuncia el protagonista tras intentar darle una paliza a un mendigo que le pide dinero. Ocurre lo inverso: el harapiento termina propinándole una terrible golpiza al acaudalado.
5) Si le permitieran ingresar en una ficción y ayudar a un personaje, ¿cuál sería y qué haría?
-Me gustaría viajar por el desierto de Sonora con Arturo Belano y Ulises Lima, de Los Detectives Salvajes (Roberto Bolaño), y ayudarlos a ubicar a Cesárea Tinajero, la poeta mexicana de vanguardia.
6) ¿Recuerda haber robado un libro alguna vez? ¿Cuál o cuáles?
-El primer libro que robé fue un obras completas de Adolfo Bioy Casares. De la biblioteca de mi pueblo, Sierra de la Ventana. De grande me sentí bastante culpable porque tampoco es que el lugar tenía tantos libros. Pero no hace mucho organicé una colecta de libros en Buenos Aires y conseguí infinidad de material nuevo. Todo fue a parar a esa misma biblioteca de la que me llevé el libro de Bioy.
7) Un extraño hongo se esparce por su biblioteca y consume de manera irrefrenable los libros. Sólo dispone de unos segundos para actuar y salvar a tres de ellos. Lo que usted hace para ganar tiempo es arrojar a la voracidad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles serían los sacrificados y cuáles los salvados?
-Trataría de no sacrificar ninguno, dado que mi biblioteca está integrada sólo por los autores que me gusta leer. Pero podría prescindir de más de un libro de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar o Ernesto Sábato. Sin dudas intentaría salvaguardar ejemplares de Osvaldo Lamborghini, Antonin Artaud o “Los cantos de Maldoror” de Isidore Ducasse, más conocido como el Conde de Lautrémont. Sobre todo, porque son obras que cuesta conseguir. El resto se puede reponer.
8) Se le concede la extraordinaria excepción de hacerle una única pregunta a uno de sus tantos escritores predilectos. ¿Qué le preguntaría?
-Simple: la literatura ¿sirve?
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