Desde su participación en una producción independiente cuando tenía 18 años, Micaela Vázquez no había vuelto a pasar un verano entero en Mar del Plata. La oportunidad le llegó con su incorporación a la obra “Mentiras Inteligentes“, en la que compartió elenco con “dos monstruos del teatro”, como ella misma califica a Arnaldo André y a Nora Cárpena y con Federico Bal. A horas de haber terminado la temporada con esta obra, debido a problemas de salud de su compañero y amigo, Mica trazó un balance de estos tres meses y de las posibilidades que le dio el personaje de Juana.

La experiencia le resultó “maravillosa” desde todo punto de vista. Desde lo laboral, porque “me encantó el personaje, el trabajo con la directora, Valeria Ambrosio”, porque “con Fede aprendimos en todas las funciones cosas nuevas de Arnaldo y Nora, que la tienen clarísima”, porque “el público es super cálido, todo es agradecimiento”. Y, además, porque aprovechó todo el día, sea corriendo por la costa, aprendiendo surf -“era una asignatura pendiente”-, disfrutando la playa y las salidas a comer luego de las funciones.

“Nos toca terminar la obra por un problema de salud de Fede, una persona que, al margen que lo conozco hace muchos años, viví 3 meses increíbles, compartimos muchas cosas y al que estoy agradecida de todo lo que me enseñó y me acompañó en este tiempo. Hoy está atravesando esto, va a estar bien, estoy segura de eso, porque es más fuerte que cualquiera”, expresó la actriz.

Sobre el escenario, Mica dio vida a Juana, una mamá “recién parida”, sobrepasada por la situación que la ha llevado a descuidase a sí misma, a su pareja y a su trabajo. “Todo lo relacionado con la maternidad está idealizado, asegura la actriz sobre lo que le pasa a su personaje. Un silenciado históricamente.

“Fui muy feliz con este personaje, con el elenco, con la obra. Es una comedia muy divertida pero no solo te reís sino que hay momentos muy emotivos, hay muchas cosas que te dejan pensando y la gente empatizó mucho con cada personaje”, definió.

– Tu personaje es bastante disruptivo en la historia, aportó mucho a los cambios de climas…

– Si es un personaje que sube y baja todo el tiempo. Está con las hormonas a flor de piel, es una madre con una bebé de tres meses, está dando la teta, ocupándose del marido como puede, en la casa de los suegros, desbordada en algún punto, trata de bajar cuando puede y reencontrarse con su marido y se da cuenta de lo lejos que está cuando él le vuelve a dar un beso. En ese momento redescubre que su mujer está ahí medio escondida, mientras está totalmente dedicada y abocada a su hija, a ser madre.

– En el caso de la maternidad, hubo un cambio del abordaje tradicional en el texto porque solía idealizarse, no se hablaba tanto de los miedos, de los sentimientos de la madre, la sensación de no poder…

– Sí, todo lo relacionado con la maternidad está idealizado. Tengo amigas que acaban de ser madres que me dicen: nadie me dijo a mí que iba a ser así. Todo se muestra como lindo y hay un montón de cosas que no lo son. Mi personaje, Juana, muestra eso, que es hermosa su beba, la ama, es la luz de sus ojos y su vida, pero está desbordada, descuida un montón de cosas, a ella misma, su pareja, su trabajo. También el mensaje del equilibrio, no todo es horrible, pero no todo es perfecto en la maternidad.

– Hay una cuestión de la falta de atención, de ella por su desborde y de Willy como padre.

– Sí. Creo que es un dilema para todos en la vida, estar atentos. Uno a veces descuida ciertas cosas y relaciones por no estar atento. Y el estar pendiente hace que las cosas, quizás no lleguen al punto que llegan en la obra y haya que intentar recomponerlas, sino ir cuidándolas desde antes.

– En la obra es uno de los disparadores de las mentiras…

– Todos los personajes tenemos nuestras mentiras y van saliendo a lo largo de toda la historia. No es que hay una sola mentira que la gente descubre en un punto. Se pauta desde una mentira y a partir de ahí va surgiendo lo que cada personaje tiene guardado, o de qué manera mintió para ocultar algo o para hacer feliz a otra persona.Y con qué intención, que es lo que queda un poco a criterio del espectador.

– De todas maneras es un texto que pone a la familia por encima de todo.

– La idea es preservar la familia. Mostrar que a todos nos pasan muchas cosas en una pareja, en una familia con hijos, pero se puede preservar y cuidar. Y cuando los padres de Federico se dan cuenta que está equivocado, yéndose para un lado que no le conviene lo traen. Hay un mensaje de ese lugar.

– Ese es otro valor de la comedia, que no sólo divierte, sino el mensaje, la reflexión…

– Y que identifica, también. Tenemos muchas personas del público que nos dicen, a mí me pasó cuando recién parí, o me pasó que mi marido no me daba bolilla o, viví algo así con mi hijo. La gente se siente muy identificada con los cuatro personajes.